Conflictos ambientales: Una amenaza invisible

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Desde Arica a Punta Arenas y de la cordillera al mar. Prácticamente a lo largo y ancho del país existen problemas que generan un grave riesgo para la población. Casos emblemáticos como Quintero – Puchuncaví, Antofagasta y Coyhaique, por ejemplo, dan cuenta de un peligro latente que nace desde las más diversas fuentes: Contaminación del aire, paso de metales pesados por el centro de capitales regionales, zonas de sacrificio y explotación de minerales. Focos silenciosos que afectan la salud, a corto, mediano y largo plazo y que provocan serios inconvenientes para nuestro sistema sanitario.

Cientos de personas atendidas de emergencia en Quintero por intoxicación. Altas cifras de cáncer en Antofagasta, muy por sobre la media nacional. Coyhaique destacada como la ciudad más contaminada de América. Cada cierto tiempo, diversos hechos o estudios dan cuenta de graves situaciones que se repiten en distintos puntos de nuestro territorio producto de conflictos medioambientales complejos y de raíces muy diferentes.

La instalación de industrias en zonas cercanas a la comunidad, el uso indiscriminado de ciertos productos y elementos para la calefacción, los residuos plásticos y orgánicos del mar, el trabajo con pesticidas, además de la producción de materias primas o el paso de metales por capitales regionales, son sólo parte de una larga lista de riesgos que corre la salud de nuestra población y cuyo impacto, en algunos casos y hasta la fecha, no puede ser calculado completamente.

Según el Estudio Global de Enfermedad (GBD), 9 millones de muertes prematuras que ocurrieron en el mundo durante 2015 se relacionan con la contaminación, lo que equivale a un 16% del total. En términos económicos, las afecciones causadas por estos temas, reducen el Producto Interno Bruto (PIB) en hasta 2% anual en países con ingresos bajos o medianos y representa un 7% del gasto anual en salud de naciones de ese mismo perfil económico.

En Chile, el Instituto Nacional de Derechos Humanos cuenta desde hace 6 años con un mapa de todas las problemáticas medioambientales, herramienta que es actualizada cada dos años, plazo que pronto se reducirá a solo seis meses.

En el catastro, que se puede revisar completamente en el sitio mapaconflicto.indh.cl, aparecen más de 120 problemas diferentes desde el Parque Nacional Lauca en el extremo norte, hasta Isla Riesco en el sur. El Jefe de Estudios de esa entidad, el antropólogo Osvaldo Torres, dice que “hoy hay una mayor conciencia pública de los ciudadanos de sus entornos naturales y la protección de la calidad de vida de entidades que pueden no tener el respeto al ecosistema. Antes existían muchas emisiones que impactaban la naturaleza, pero era vista como “el precio del desarrollo”. Hoy las personas entienden que ese precio es pagado desigualmente y que no necesariamente, ese desarrollo debe tener un costo. Hay un cambio cultural en ese sentido”.

El doctor Mauricio Ilabaca, Secretario Técnico del Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico, argumenta que el esquema productivo ha permitido que este tipo de problemas se expanda y vaya trascendiendo en el tiempo. “Nuestro país está impulsado para resolver los problemas sociales de su población en base al desarrollo económico por actividades extractivas que tienen impacto en las personas y en los espacios físicos, en el medio ambiente y todos los organismos vivos. Debe existir un equilibrio entre los derechos y el rol de fiscalizar lo cumple el Estado para proteger la salud y el ecosistema. Se pueden generar normativas, pero si no existen recursos, ni los instrumentos para hacer cumplir las leyes, no pueden realizar su labor”, señala.

El también director del Magíster en Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, critica la lentitud para actualizar legislaciones, plazo que muchas veces supera los 10 años. En los países OCDE, en tanto, ocurren cada 5. “El decreto 148 de manejo sanitario de residuos peligrosos se publicó en junio de 2003 y 16 años después no se ha actualizado”, ejemplifica.

Ezio Costa, Director Ejecutivo de FIMA, profundiza en esa área. El abogado asegura que “para nuestro nivel de desarrollo estamos fuera de norma, deberíamos tener una mejor regulación ambiental y una mayor protección. Estudios indican que Chile es uno de los países con mayor cantidad de conflictos siendo que somos un país pequeño. Hace 60 años cuando se construyeron muchas de estas industrias o inversiones eran vistas como progreso, pero desde hace 20 años se empieza a entender que terminan siendo dañinas”.

El Colegio Médico y cada uno de sus regionales han sido parte del apoyo y análisis de los casos que afectan a las diversas comunidades, a través de sus directivas locales y del Departamento de Medio Ambiente liderado por el Doctor Andrei Tchernitchin. Se ha trabajado en la realización de informes e investigaciones, además de un constante apoyo a la ciudadanía a través de presentaciones en tribunales, mesas de trabajo, declaraciones públicas, asesorías a entidades locales y hasta la coordinación con el gobierno para realizar mediciones, prevenir y hacer llegar la mejor y oportuna atención médica en casos de emergencia.

Pero ¿cuáles son los principales problemas que existen actualmente en materia medioambiental?, ¿qué efectos tienen en la salud?, ¿dónde están los principales focos de preocupación?
Los expertos responden.

Contaminación del Aire

Ciudades disímiles, con climas y entornos geográficos muy diversos enfrentan un grave problema para sus comunidades. San Felipe, Santiago, Rancagua, Talca, Chillán, Los Ángeles, Temuco, Osorno, Coyhaique, entre otras, viven altos índices de contaminación del aire por distintas fuentes, ya sean por las producidas por vehículos, industrias y hasta de consumo de elementos para calefacción.

El doctor Ilabaca explica que “nuestro país presenta condiciones de mala ventilación y de inversión térmica en la llamada depresión intermedia, que es el espacio físico entre las cordilleras de los Andes y de la Costa, por lo que se produce una mayor cantidad de problemas porque se acumulan los contaminantes”.

La mayor toxicidad y concentración provoca riesgo de ocurrencia de episodios respiratorios, alteraciones en patologías crónicas para pacientes con asma, bronquitis obstructiva y cardiopatías. Entre los efectos se encuentra que provoca la obstaculización de mecanismos de defensa, generando enfermedades como neumonía y complejos cuadros, principalmente en grupos como niños pequeños, embarazadas y adultos mayores.

El doctor Claudio Vallejos es el presidente del Colegio Médico Coyhaique y en esa zona existe un complejo escenario: Sólo en el invierno de 2018 se produjeron 98 episodios críticos. “La contaminación ambiental es un problema de salud pública y en nuestra región ocurre porque en una década se pasó de 30 mil habitantes a cerca de 63 mil y el medio energético más económico es la leña y se ocupa la que está al alcance de los bolsillos, es decir, la de peor calidad. El Estado debe hacer un esfuerzo en apoyar a la ciudadanía porque es una paradoja que esto ocurra en una zona que busca destacarse por su atractivo natural”, asegura.

Zonas de Sacrificio

Si bien, el Instituto Nacional de Derechos Humanos no tiene una definición oficial sobre el concepto de “Zona de sacrificio”, sí existe una serie de características uniformes para este tipo de territorios en base a las informaciones de las agrupaciones locales. Osvaldo Torres, jefe de estudios de la institución, comenta que “son lugares que reciben el impacto negativo de una alta concentración de empresas contaminantes, con elevados niveles de pobreza y con una debilidad del Estado en regular y fiscalizar”.

El organismo, en base a las misiones de observación que ha enviado a Copiapó, Quintero-Puchuncaví y Til Til, ha definido que los principales derechos afectados son a la salud, a la educación y a vivir en un ambiente libre de contaminación. “En estas zonas se afecta a las personas no sólo en episodios críticos, sino que es una constante, en especial la de los niños que se desarrollan ahí. Los servicios de atención primaria no están preparados y no tienen sistemas de monitoreo”, explica. Incluso, los efectos estarían asociados a los bajos rendimientos en instrumentos de medición educativa como son el Simce y la PSU.

En el caso de Quintero- Puchuncaví, la histórica demanda se inició luego de décadas de operación de termoeléctricas y fundiciones. Las primeras se instalaron entre 1958 y 1964, recibiendo más y nuevas industrias durante cerca de cuatro decenios.

La doctora Diana Pey es miembro del Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico Valparaíso y del Nacional, ha sido parte de las mesas de trabajo con la comunidad y conoce la realidad y su alto grado de complejidad. “Lo más grave es que en el último peak se atendió a más de mil 500 personas y casi un año después todavía no se conoce la sustancia química que produjo las intoxicaciones. Sin saber eso no se puede prever para que no se repita y eso es bastante complejo. No existe la regulación, ni las mediciones para controlar las emisiones de las empresas”, precisa.
Según denuncias de la población, en los últimos meses se han sobrepasado varias veces los límites, sin que se declare emergencia. Durante los episodios, se producen dolores de cabeza y gastrointestinales, entre otros síntomas. Según Pey, el efecto a largo plazo se conocerá en los próximos meses luego de un estudio epidemiológico acabado que se está llevando a cabo, pero pese a eso, indica que la mortalidad por infarto es mayor en ese lugar.

Otros territorios que viven una situación similar, con varias termoeléctricas e industrias, son Tocopilla, Mejillones, Huasco y Hualpén-Coronel.

Minería

La minería genera impactos de variadas maneras. A lo largo de Chile se pueden encontrar una diversa gama de conflictos por el trabajo para obtener recursos naturales como cobre o carbón, por ejemplo. Ezio Costa, precisa que “en cada una de las distintas etapas del proceso minero hay afectación a la salud. En la extracción se interviene el agua o al polvo en suspensión de las faenas; en el caso de los relaves, también por contaminación en el agua o los pasivos ambientales que quedan y las fundiciones han enfrentado conflictos en varios lugares”.

Otro tema asociado es el efecto del acopio y paso de polimetales. En Arica, la situación proviene de la llegada de este tipo de elementos entre 1984 y 1986, por parte de una empresa sueca que envió barros metálicos a Chile para su tratamiento. La empresa que estaba a cargo nunca lo realizó y abandonó a la intemperie los productos.

En Antofagasta, por otra parte, el arribo y almacenamiento de plomo desde Bolivia luego del Tratado de Paz, Amistad y Comercio de 1904 por la Guerra del Pacífico; el traslado de concentrados de cobre en camiones tolva y la ingesta de agua potable con altos niveles de arsénico entre los años 1950 y 1971 han generado una alta morbilidad de graves enfermedades. Según estudios, la tasa de incidencia de cáncer de piel, vejiga y pulmón en la Región de Antofagasta es entre cinco a siete veces más que la tasa de incidencia nacional.

El doctor Aliro Bolados, como presidente del Colegio Médico Antofagasta, ha solicitado declarar zona saturada a esa ciudad y ha sido parte de investigaciones epidemiológicas y acciones legales. “Toda la ciudad ha sufrido eventos que han perjudicado a la salud humana, que hacen que exista una predisposición al cáncer pulmonar que se refleja en las tasas más altas de prevalencia del país. Seguimos sufriendo la contaminación con las cargas y descargas de concentrados. Existe más conciencia en la población y esperamos que se vayan generando soluciones porque es un problema que tenemos en las ciudades puerto”, comenta.

Otra parte, otra de las preocupaciones tiene relación con la presencia de relaves mineros. El Doctor Ilabaca explica que son “depósitos de los residuos que quedan almacenados en algunas lagunas porque se utiliza el agua como elemento para extraer metales de interés comercial. Ahí quedan restos de arsénico, cadmio, plomo y otras sustancias”. El riesgo, asegura, es intoxicar las napas profundas o cultivos. “Esto, en especial por la falta de planes para relaves abandonados y muchos que no tienen protocolos de manejo”, indica. Esto ocurre en Copiapó, Santiago y en el Maule.
Finalmente, proyectos como la minera Dominga, cercano a la Reserva Nacional Pingüinos de Humboldt, en la Región de Coquimbo; Los Bronces en la Región Metropolitana y Mina Invierno en Isla Riesco en Magallanes, han levantado un gran debate sobre sus efectos ambientales.

Salmones, mar y celulosa

Además, de esos grandes grupos de conflictos, a juicio de los especialistas, existen otros problemas que son relevantes. El efecto de la salmonicultura en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes y también el efecto en todo el país de los plásticos y desechos orgánicos en el mar.

La producción de salmones en el sur del país, a juicio de Ezio Costa, conlleva alertas al ser consumidos. “Por el exceso de químicos y antibióticos que les ponen, existe la posibilidad de que se genere resistencia a los antibióticos humanos, a lo que se suma que la salmonicultura intensiva provoca la destrucción de ecosistemas marinos por la basura y los restos orgánicos que dejan”, relata.

El doctor Ilabaca, en tanto, advierte sobre los desechos en el mar “tenemos superficies marinas llenas de plásticos flotante de tamaños de países completos y eso una gran preocupación cómo esta afectando las cadenas alimenticias marinas y esa contaminación también ocurre en nuestro país tanto como con desechos orgánicos”.

Otros puntos que deben estar en el centro de las preocupaciones son los fenómenos atmosféricos como tornados o trombas marinas y otros eventos producto del cambio climático; la escasez hídrica que provoca que cerca de 80 comunas de todo el país se encuentren con sequía; el uso de plaguicidas en las zonas agrícolas y las forestales, tanto por las celulosas, como por la plantación de bosques con mayor consumo de agua y la contaminación del mar por plásticos y desechos orgánicos.

Sin duda, grandes desafíos que no sólo nos obligan a mirar al pasado y al presente, sino que también comenzar a evaluar efectos en los organismos de ondas magnéticas o elementos que se utilizan hoy en día en millones de máquinas que recién comienzan a ser parte de nuestras vidas.

  • Contaminación del aire

San Felipe, Santiago, Rancagua, Talca, Chillán, Los Ángeles, Temuco, Osorno, Coyhaique, entre otras, viven altos índices de contaminación del aire producidas por vehículos, industrias y elementos para calefacción.

  • Zonas de Sacrificio

Se les llama así a los lugares que reciben el impacto negativo de una alta concentración de empresas contaminantes. Afecta a Copiapó, Tocopilla, Mejillones, Huasco, Quintero-Puchuncaví, Til Til y Hualpén-Coronel.

  • Minería

Genera impactos de variadas maneras: por la explotación para la extracción cobre o carbón; intervención del agua; polvo en suspensión; relaves; acopio y paso de polimetales. Daña a Arica, Antofagasta, Copiapó, Coquimbo, Santiago, Maule y Magallanes.

  • Salmonicultura

El efecto de la salmonicultura intensiva provoca la destrucción de ecosistemas marinos por la basura que deja en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes.

  • Contaminación de los océanos

Afecta las costas de todo el país y el mundo con la contaminación por plásticos y desechos orgánicos en el mar. Afecta las cadenas alimenticias marinas.

  • Celulosa

Para su elaboración se requiere un gran consumo de agua y de energía que genera una notable cantidad de residuos líquidos y sólidos. Afecta a Maule, Biobío y La Araucanía.