Memoria 70 años con la salud del país

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[su_spoiler title=»Prólogo: 70 años con la salud del país » open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

Prólogo

70 años con la salud del país

La historia de nuestra profesión y sus variadas formas de asociarse es bifronte como la medicina misma: inquietud por el enfermo y la patología; prácticas humanistas y acciones en ciencia; saberes organizados y desarrollos institucionales; incertezas, caminos azarosos y senderos erráticos.

El trabajo médico es un constante esfuerzo asociativo, una vocación política, pública y solidaria, mucho más allá de los individualismos y la soberbia con la que a veces se nos juzga. El trabajo del Colegio ha sido un ejemplo de lo que una profesión puede hacer no sólo por sus asociados, sino por la salud colectiva, las instituciones y, por supuesto, el horizonte político del país y del mundo.

En los extremos de la polarización, los años 70 y 80 traccionaron a nuestra organización casi hasta los vértices mismos de esas oposiciones. Equivocados, puede ser, nunca indiferentes. Confrontados en el mismo Colegio perseguidos y perseguidores, heroicos y cómplices. ¿Por qué no? Todo Chile fue así. Sólo que pocas organizaciones y profesiones lo vivieron con tal intensidad.

No hemos sido indiferentes ni hemos dicho cínicamente “eso no nos corresponde”. Al contrario, nuestros miembros y dirigentes han asumido las responsabilidades de una voz pública; incluyendo las más graves implicancias para sus vidas.

También, hemos sido actores plenos en momentos guiados por el consenso y la reforma: articuladores del nacimiento de la medicina social y de la construcción de un Sistema Nacional de Salud. En ambos tiempos, el Colegio Médico expresó esa confluencia, la organizó y fue parte de la génesis de un nuevo rumbo.

La condición actual es el ocaso del triunfo mundial de la economía que gobernó los destinos del siglo XX y estas primeras décadas. Las raíces biológicas en que se ancla nuestra profesión conjugadas con la experiencia dialógica en el cuidado humano, pueden ser de especial valor en las incertezas del porvenir, mientras los saberes en que se anclan las nuevas formas de convivencia aún no se expresan con nitidez.

Los cuidados del medio ambiente y las personas requieren nuestra experiencia organizada, la medicina contemporánea necesita a la multiplicidad de profesiones para enfrentar la complejidad de los problemas de salud, articuladas en un diálogo y trabajo conjunto, dentro y fuera del ámbito clínico-sanitario.

Estos nuevos desafíos, que son nuestros, requieren más proximidad del Colegio y sus miembros con la sociedad civil y sus organizaciones, con el mundo científico y las universidades. Hacernos parte de las cuestiones éticas, en los espacios próximos e inmediatos al enfermo, sus familias y la población, en el tiempo real en que aparecen, nos convocan a debatir estas con todos ellos y quienes puedan aportar desde su visión.

Finalmente, la institucionalidad en que ejercemos nuestra profesión se debate en cómo en el siglo XXI tiene sentido nuestro trabajo y nuestro Colegio, sustentados en los valores de la solidaridad, equidad y justicia, que dieron origen a lo que hoy somos y representamos.

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[su_spoiler title=»Fechas Históricas» open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

1942

Tras el fallecimiento de un médico del antiguo Hospital San Vicente de Paul, sus colegas deciden crear una ayuda económica para la viuda y sus hijos, dando origen al Fondo de Solidaridad Gremial (FSG).


1948

El 10 de diciembre se publica la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.


1949

El 1 de agosto se lleva a cabo el Primer Consejo General del Colegio Médico de Chile y se elije al Dr. René García Valenzuela como su primer Presidente.


1951

Se promulga la Ley 10.223 que establece el “Estatuto Médico Funcionario”, que regula las condiciones de trabajo, remuneraciones y perfeccionamiento de los médicos.


1958

Se inaugura la “Casa del Médico, ubicada en Calle Esmeralda 678, Santiago.


1962

Se promulga la Ley 15.076 crea el “Estatuto de los Profesionales Funcionarios”. Si bien ha sido objeto de modificaciones, sigue regulando el trabajo de los médicos hasta hoy.


1981

Se promulga el D.L. 3.621, que transforma a los Colegios Profesionales en Asociaciones Gremiales, con lo que el Colegio Médico pierde su carácter de persona jurídica de derecho público y la tuición ética sobre sus asociados.


1986

Se forma la Asamblea de la Civilidad, encabezada por el entonces Pdte. del Colegio Médico, Dr. Juan Luis González, que movilizó fuerzas para poner fin a la dictadura.


1992

Movilización de los médicos de servicios de Urgencia que termina con la salida del ministro de Salud de la época e inicia mejoras laborales y en remuneraciones para los médicos de ésta área.


1993

Se producen las primeras elecciones directas, siendo electo Pdte. el Dr. Ricardo Vacarezza. Además, se promulga la Ley 19.230 que regula, entre otras materias, el beneficio de liberación de guardias nocturnas.


1994

Se crea la Fundación de Asistencia Legal del Colegio Médico (Falmed) para entregar asistencia y prevención efectiva ante el aumento de la judicialización de la medicina.


1995

Se promulga la Ley 19.378 que crea el Estatuto de APS Municipal, que norma la relación laboral, carrera funcionaria, deberes y derechos del personal de este sector.


2000

Se promulga la Ley 19.664 que mejora las remuneraciones de los médicos que se desempeñan en cargos con turnos de 11, 22, 33 y 44 horas semanales en servicios de salud.


2004

Se crean los Tribunales de Ética, independientes de los órganos directivos, para dar mayores garantías y transparencia a los procesos. También, se crea el Régimen de Garantías en Salud, conocido como “AUGE”.


2007

Movilización Médica Nacional en demanda mejoras laborales para los médicos del sector público que culmina con un acuerdo con el Ministerio de Salud que establece mejoras para el gremio.


2008

Se promulga la Ley 20.261 que crea el EUNACOM, mejora las remuneraciones de los médicos regidos por la Ley 19.664, otorga un bono adicional a quienes trabajan en urgencias y establece un incentivo al retiro. Y se publica el primer reglamento de Certificación de Especialidades Médicas (sustituido en 2011).


2012

Se promulga la Ley 20.584 que regula los derechos y deberes que tienen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención en salud.


2013

Se promulga la Ley N° 20.707 que traspasó a los jefes de servicios clínicos a la planta de horas de la Ley 19.673, estableció nuevas asignaciones para profesionales con cargos de 28 horas e incentivo al retorno para médicos de los servicios de salud.


2016

Se promulga la Ley 20.982 que modifica la Ley 19.664 e introduce nuevas asignaciones para los médicos regidos por esta norma.


2017

Se promulga la Ley 20.985 que establece normas sobre certificación de especialidades médicas obtenidas en el extranjero. También, se promulga la Ley 20.986 que otorga una bonificación por retiro voluntario.

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[su_spoiler title=»Capítulo I – 1948 -1970″ open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

Capítulo I

1948 a 1970

“Medicina Social e instauración de una institucionalidad médica a través de la creación del Colegio Médico de Chile”

La profesión médica organizada surge en un contexto nacional complejo. La primera mitad del siglo XX chileno fue el reflejo de una sociedad que recién comenzaba a armarse de herramientas para consolidar la solución de problemas sociales severos. Así, el siglo se abre con un conjunto de problemáticas sociales, donde la pobreza, la carestía, la falta de viviendas y de higiene y la incipiente urbanización de las ciudades conforman un cuerpo social que requiere mejoras.

Bajo el contexto de la llamada “cuestión social” chilena, el país se vio enfrentado a una fuerte crisis institucional, que derivó en una lenta, pero a la vez importante transformación: el paso de la beneficencia a la seguridad social. Al respecto la historiadora María Angélica Illanes señala que entre la primera y la segunda década del siglo XX “se comenzó a hablar de la responsabilidad y deber del Estado. Esta transformación del concepto se expresó en el nombre: a la Beneficencia se le comenzó a llamar Asistencia Social. Este concepto dejaba fuera la idea caritativa del beneficio y miraba más allá del indigente: visualizaba a la sociedad en general”[1].

Fue a partir de la crisis económica de 1930 cuando el Estado comenzó a hacerse cargo de manera más efectiva de los problemas sociales que aquejaban, ya no solo a los pobres de la ciudad, sino también a las clases medias. Como antecedentes previos al estallido de la Gran Depresión, es importante mencionar la acción médico estatal que comenzaba a surgir en la década de 1920 bajo el mandato del presidente Arturo Alessandri Palma. En 1924 se dictó la Ley 4.054 de Seguro Obligatorio para los Trabajadores por Enfermedad, Invalidez, Vejez y Muerte. Esta ley no sólo fue importante para el gremio médico en cuanto afiliados, sino también sentó un precedente para la constitución de un sistema de previsión social. La Ley de Seguro Obligatorio es representativa si se quiere hablar de la acción médica en la primera mitad del siglo XX. Y es que la participación del gremio en asuntos estatales fue vasta. Ya desde antes del proceso mencionado por Illanes, los médicos habían propiciado instancias para hacerse cargo de problemas sociales graves.

Así por ejemplo, la creación del Patronato Nacional de la Infancia, las Gotas de Leche, y los comedores infantiles, sólo por mencionar algunos, pueden ser entendidos como instrumentos bajo los cuales los médicos de inicios de siglo propiciaron soluciones parciales para problemas globales, como los fueron la desnutrición infantil, los cuidados de las madres y sus hijos, la lucha contra el alcoholismo en los sectores obreros o la mejora en las formas de vida de los sectores más desprotegidos. Desde una perspectiva más amplia, Rafael Huertas señala que desde mediados del siglo XIX en América Latina, la intervención tanto de los reformadores como de los médicos sociales tenía dos objetivos: “por una parte, proponer y defender medidas que atenuasen las duras condiciones de vida y de trabajo del proletariado, cuyo correlato debía ser la disminución de la mortalidad. Por otra, llevar a cabo estrategias de tutela y vigilancia de los sectores populares…” [2].

Fue precisamente este contexto de inestabilidad social –referente a las carencias y problemas de las ciudades– y fortalecimiento institucional, el que terminó derivando, gracias a la influencia de corrientes extranjeras, en la denominada medicina social. La situación material y sanitaria del país, además, sugería la urgencia de una medicina más activa y comprometida con los problemas que afectaban a la población. El escenario al cual se enfrentaban los médicos era complejo y requería una urgente intervención:

En 1933, la mortalidad infantil alcanzaba a 232 por mil nacidos vivos, hijos casi todos de padres enfermos, alcohólicos y malnutridos. La ciudad de Concepción tenía el triste privilegio de ser la ciudad con la más alta mortalidad infantil conocida en el mundo occidental, 238 por mil nacidos vivos. La tuberculosis mataba anualmente, según estadísticas del Seguro Obrero, a 18 mil personas, alcanzando una tasa anual de más de 308 por mil muertos. El consumo medio anual de vino por habitante era de sesenta y un litros y catorce litros de cerveza. En 1928, carabineros había apresado a 109.114 ebrios en las calles de las ciudades del país, cometiéndose ese año 83.833 delitos en estado de ebriedad. De un censo realizado en Santiago por médicos inspectores y enfermeras sociales sanitarias, se deducía que de los 1531 conventillos visitados, el 65% estaba en pésimas condiciones sanitarias por escasez de luz, agua y alcantarillado. En cada pieza de esos conventillos vivía un término medio de cinco personas en estado de promiscuidad, aire viciado y desaseo. De un censo realizado en 106 poblaciones (en ciudades y aldeas), se encontró que en 321.318 viviendas (ranchos con piso de tierra y techados sin cielo raso) habitaban 1.719.000 personas, sin alcantarillado ni agua potable. Datos consignados por la Dirección General de Sanidad constataban en el país sólo 1.200.000 habitantes con servicios de agua potable, de manera que 2.700.000 no lo tenían. Únicamente 908.000 en todo el país gozaban de alcantarillado… Después de haber sido erradicado de casi todo el planeta, el piojo exantemático se instaló nuevamente con pleno desparpajo en Chile [3].

Fue precisamente este panorama el que impulsó a un grupo importante de médicos a canalizar los esfuerzos hacia una preocupación netamente social, donde el individuo, y puntualmente el pueblo, fueran el elemento primordial donde debía estar enfocado todo el trabajo y la atención. Esta nueva praxis, definida bajo el nombre de medicina social, fue la que le dio forma a lo que posteriormente se transformaría en la lucha médica en Chile por mejorar, por un lado las condiciones materiales y físicas del pueblo, y por otro, organizarse como gremio, no sólo para tener un respaldo institucional sino también ético, cuestión que, a su vez, garantizaría el buen actuar de los médicos y la buena atención de los pacientes. Sobre este respecto, Carlos Molina señala que:

A diferencia de un puro tecnocratismo, la nueva generación de médicos que buscaba, a todo nivel, salvar la vida del hombre como individuo y como especie, habló de medicina social. En este concepto, que comienza a vulgarizarse después de la crisis, se incorporan de lleno el medio social y las condiciones de vida del pueblo a los problemas de salud. La medicina no era enteramente una ciencia biológica, sino también una ciencia social [4].

Es necesario tener en cuenta que la primera fase del Colegio Médico, que para efectos de este libro se sitúa entre los años 1948 y 1970, estuvo fuertemente marcada por la concepción de la llamada medicina social. Fue esa también la preocupación que tuvieron los médicos que conformaron la Orden en una primera instancia, cuestión que sugiere que la creación del Colegio Médico de Chile no tuvo una razón sencillamente organizacional, sino también se quiso, a través de esta institución, poner en valor la importancia de la medicina social y manifestar la labor que los propios médicos se proponían: salvar al pueblo a través de una medicina que previniera y curara el cuerpo del hombre trabajador, preocupándose además del espacio que en el que éste habitaba.


1.1 Asociación Médica de Chile: La antesala para la creación del Colegio Médico

La clase médica chilena se ha alzado en un solo haz compacto de ideales para campear por la defensa de la dignidad humana. Nuestra función de médicos, que nos permite y nos obliga a ver de cerca el fenómeno humano en todas sus flaquezas y realidades, nos brindaba el triste espectáculo de un pueblo hambriento, enfermo y expoliado por todas las cargas y miseria derivadas de una desastrosa política económica. La Asociación Médica de Chile oyó el grito de alerta lanzado por la juventud desde los balcones de la vieja casa universitaria y sintió sobre sus hombros la responsabilidad de la hora histórica [5].

La Asociación Médica de Chile (AMECH) fue una organización creada en 1931 que perduró hasta 1948, año en que se crea el Colegio Médico de Chile. Según afirma Carlos Molina Bustos la “influencia [de la AMECH] en el desarrollo de las instituciones sanitarias del siglo XX puede entenderse como la expresión de la profesión médica erigida en protagonista” [6]. A esto, el autor agrega que:

La evolución y las luchas de la AMECH constituyen un capítulo principal de la trayectoria del corporativismo médico, profundamente relacionado con el periodo de la historia nacional que se inicia con la recuperación de la estabilidad política a fines de 1932, con la formación de los Frentes Populares y con la historia de la institucionalidad sanitaria nacional del siglo XX.

[…]

Se trató de una trasmutación de los médicos que de abnegados sacerdotes, se erigieron en un estamento técnico que aspiró al monopolio del saber y de la práctica médica, asumido plenamente, sin dejar de establecer una clara equidistancia entre la asociación y los partidos políticos. […] sus miembros poseían un profundo sentido de responsabilidad ciudadana, abandonaron sus laboratorios de trabajo y asumieron un compromiso con el diseño del porvenir nacional [7].

Dicho compromiso se vio reflejado, en una primera instancia, en la oposición que manifestaron los médicos contra Carlos Ibáñez del Campo el año 1931, materializada a través del cese de actividades, tanto en las cátedras universitarias como en las consultas médicas. Pero más allá de dicha coyuntura, es posible adjudicarle dos importantes logros a la AMECH. El primero de ellos fue el impulso que le dieron a la promulgación de una ley que lograse concretar la creación del Colegio Médico y, en segundo lugar, la lucha que se dio desde inicios de la década de 1930 para que se creara el Servicio Nacional de Salud, cuestión que vio sus frutos recién el año 1952. De este modo, la AMECH no sólo debe ser entendida como el organismo que precedió al Colegio Médico, sino también como el espacio donde los facultativos  pensaron y concretaron su labor social e institucional.

En otras palabras, la AMECH propició que el Colegio Médico se erigiera como una institución con bases ya establecidas previamente. Así, esta institución debe ser entendida como una entidad completamente diferenciada de la Orden, pero no deben estudiarse ni analizarse en contraposición. Ambas se ligaron en cierto punto, y fue precisamente la Asociación Médica de Chile la que dio paso a la creación del Colegio Médico a fines de la década de 1940.


1.2 Nace el Colegio Médico de Chile

El Senado de la República aprobó el 30 de agosto de 1948 el Informe de su Comisión de Higiene, Salubridad y Asistencia Pública, favorable a la creación del Colegio Médico de Chile, según texto de 39 artículos permanentes y dos transitorios. Los médicos senadores Eduardo Cruz-Coke, Salvador Allende, Gustavo Jirón y Florencio Durán apoyaron esta iniciativa desde el parlamento [8].

En el mes de diciembre de 1948, bajo la Ley 9.263, nace oficialmente el Colegio Médico de Chile. Según expresan algunos médicos, la importancia de esta normativa y de la misión de este gremio era tal “que se le entregó al Colegio la fiscalización del ejercicio profesional. Sólo podían trabajar quienes estuvieran inscritos en sus registros; se le encomendó supervigilar y regular esto mediante la dictación de normas éticas y de arancel de honorarios médicos, con potestad disciplinaria para sancionar a quienes infringían sus normas, llegando hasta la cancelación del ejercicio profesional” [9].

La función regulatoria de la institución, fue, entonces, uno de los aspectos más relevantes de esta ley. El doctor Óscar Román Alemany revive su experiencia personal y cuenta que:

En 1954, apenas rendido el examen de título, mi compañero de curso y amigo Dr. Waldo Pincheira me dijo: “¡Ahora a inscribirnos al Colegio Médico!”

¡¿Qué?! Exclamé, ¿por qué?

“Porque para ejercer tenemos que estar inscritos en él, pues es la Institución que rige y controla el profesionalismo médico, o sea, la conducta científica, ética y gremial de la profesión”.

Me costó entender esa importancia, pero luego comprendí que legalmente el Colegio era la institución en la que el Estado delegaba esas características profesionales médicas para su control por los pares. Así, políticamente nuestro Colegio y los demás Colegios universitarios, jugaban y debían jugar un rol muy importante en un estado democrático [10].

El Estatuto del Colegio Médico, documento anexado en la Ley 9.263, establecía en sus primeros 3 artículos lo siguiente:

  1. Se crea una Institución con personalidad Jurídica denominada Colegio Médico de Chile, con sede en la ciudad de Santiago.
  2. El Colegio Médico de Chile tiene por objeto el perfeccionamiento, la protección económica y social y la supervigilancia de la profesión de médico-cirujano.
  3. El Colegio Médico será regido por un Consejo General, residente en Santiago, y por Consejos Regionales, que funcionarán en las ciudades de Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Santiago, Talca, Concepción, Temuco, Valdivia y Punta Arenas, con los límites de jurisdicción que determine el Reglamento [11].

El Consejo General, a cargo del Colegio Médico, decidió instaurar un canal que sirviera para mantener informados a sus colegiados. Así, en septiembre de 1949 aparece el primer número de la revista “Colegio Médico”, nombre que cambiaría dos años después, cuando se pasó a llamar “Vida Médica”. En la primera publicación se dio a conocer la conformación del primer Consejo General, que se constituyó por primera vez el 1 de agosto de 1949, en la sala de sesiones de la Facultad de Biología y Ciencias Médicas. Los integrantes que abrieron la primera sesión eran los siguientes:

En Santiago de Chile, a 1º de Agosto de 1949, con asistencia de los miembros del Comité Organizador del Colegio Médico de Chile: Profesor Armando Larraguibel, Presidente; Dr. Óscar Avendaño Montt; Dr. Gustavo Jirón L. y Dr. Abraham Drobny, secretario; se constituye el Consejo General del Colegio Médico de Chile, formado por los Dres:

Antofagasta: Dr. René García Valenzuela.

La Serena: Dr. Honorio Aguirre Armijo.

Valparaíso: Dres: Luis Gajardo Guerrero, Carlos Morales Cañas y Juan Espic Rodríguez.

Santiago: Dres: Florencio Garín Romero, Jorge Acharán Henríquez, Onofre Avendaño Portius, Alejandro Olivares Concha, Arturo Droguett del Fierro y Julio Schwarzenberg Lobeck.

Talca: Dr. Alfredo Vera Kreisel.

Concepción: Dres: Eduardo Benavides y Eduardo Ríoseco González.

Temuco: Dr. Guillermo Chandía Morales.

Valdivia: Dr. Roberto Vargas Salazar.

Punta Arenas: Dr. Salvador Allende Gossens

Para constancia firman los asistentes [12].

La elección de la Mesa Directiva se realiza mediante votación de 15 de los miembros –siendo reglamentario ocho-, para los cuatro cargos en una sola cédula, resultando electos para presidente, el Dr. René García Valenzuela, con 12 votos; para Vicepresidente, el Dr. Alejandro Olivares, con 10 votos; para Secretario, el Dr. Florencio Garín, con 13 votos; y para Tesorero, el Dr. Honorio Aguirre, con 13 votos [13].

Al asumir el cargo, en la primera sesión del Consejo General del Colegio Médico de Chile, el Dr. René García señala:

“Rindo un cálido homenaje de gratitud de la Asociación Médica  de Chile que tanto se ha afanado por obtener para nuestro gremio la dignificación de su trabajo y la ubicación que le corresponde en el seno de nuestra sociedad; y a la Comisión Organizadora del Colegio Médico de Chile, por sus desvelos en constituirnos legalmente.

Lleguen hasta mis colegas del Consejo Tarapacá y Antofagasta, que me han conferido su representación en este organismo que hoy inicia sus labores, mi saludo y mi afecto más fraternal; y a vosotros, distinguidos Miembros del Consejo General mi inquebrantable devoción.

[…]

Es deber del agradecido resumir sumariamente en algunos conceptos orientadores, las características principales del mandato moral que se entrega a su perseverante custodia.

No se puede reconciliar al individuo con el ambiente en que se debate, sin el intento previo de une brevísima mirada espectral:

¡Un pueblo esclavizado por le Enfermedad!

¡Una colectividad empobrecida en Capital-salud!

¡Una opinión pública indiferente a su responsabilidad solidaria!

¡Un gremio profesional subestimado por haberse adelantado a dar antes que estirar la mano para no pedir!

¡Una formación profesional correcta en el aspecto clínico, pero en defecto en cuanto se refiere a su inquietud médico-social!

A menos que e1 pueblo pueda y quiera seguir nuestros consejos y cooperar desinteresadamente a ellos, todos nuestros esfuerzos fracasarán. Nuestra educación debe impartir un sentido corrector de la salud, la ascepción de la responsabilidad individual hacia la sociedad y la victoria sobre arraigados prejuicios y preocupaciones.

La opinión pública y los Poderes que democráticamente nos hemos dado, necesitan comprender que le pobreza sigue siendo la principal causa de la enfermedad y que la riqueza nacional no se mide tanto en los bienes que detentan los privilegiados, sino que en la riqueza y fortuna que debe ser de todos: la Salud.

Necesitamos luchar por un gremio sólidamente constituido al que se le dé amplio acceso a todos los estudios que se refieren a los complicados problemas que le competen, y a la obtención en el seno de la colectividad de la posición económica, social y científica a que tiene legítimo derecho.

[…]

Ilustremos al pueblo a ganar su liberación por medio de la SALUD.

Enseñemos a la colectividad a enriquecerse asegurando el rédito adecuado al capital humano.

Inquietemos a la opinión pública y a los Poderes del Estado en defender su más sagrado patrimonio con un mejor sentido de solidaridad social y humanitaria.

Conquistemos para el profesional una sólida posición económica, social y científica.

Obtengamos para el médico la formación sociológica que necesita, adecuada al ambiente en que trabaja.

Mientras no hayamos desbrozado de zarzales cada uno de estos senderos, nos parecen prematuros los intentos de fusión o confusión de esfuerzos institucionales y doctrinas.

En cambio si prosperamos en tales objetivos inmediatos, creando a la ley el apoyo de la costumbre, no dudemos que los esfuerzos de integración de nuestra Salubridad se producirán automáticamente de abajo arriba y de arriba abajo como hoy se pretende.

En vosotros distinguidos colegas y legítimos personeros del gremio, yo saludo al Cuerpo Médico de Chile” [14].

Los doctores Óscar Román Alemany y Carlos Carvajal, del Departamento de Formación y Acreditación, han trabajado en la reconstrucción de la historia del Gremio y de acuerdo a los antecedentes recabados, señalan con respecto a la primera directiva que esta “se abocó no solo a establecer un organigrama estructural del Colegio sino también, además del Estatuto General, a iniciar el proceso de reorganización del Sistema Público de Salud, un anhelo apreciado desde hacía varios años”.

Es que la creación del Colegio Médico permite que el gremio afirme su posición pública frente a determinados problemas. Por ejemplo, en 1950, el Presidente de la Orden de la época, Dr. René García Valenzuela, acudió a La Moneda para abordar la situación económica y laboral de sus colegas, con largas y extenuantes jornadas y bajos salarios [15].

Asimismo, los médicos reafirman su lucha de años por la instauración de un Servicio Nacional de Salud, cuestión que se concretaría recién el año 1952. En palabras de Carlos Molina, la demora en la promulgación de una ley que creara un nuevo servicio de salud se debió principalmente a tres motivos. El primero de ellos “se refiere al tiempo de retención excesivamente largo en el Congreso Nacional del proyecto de ley, desde 1941 hasta 1952. […] La segunda se refiere a la naturaleza del proyecto de ley, aprobado finalmente en el Congreso Nacional que, en términos de cobertura, aunque incorporó al grupo familiar del asegurado, mantuvo las mismas exclusiones sociales que la ley del Seguro Social de 1924, a pesar de que la propuesta tuviese un sentido universalizante y claros contenidos de medicina social. […] La tercera cuestión se refiere a las leyes colaterales aprobadas en el camino de las discusiones sobre la reforma de salud, también relacionadas con el viraje a la derecha de González Videla” [16]. Pese a estos problemas y demoras, el mismo autor señala que se lograron aprobar leyes que beneficiaron a la corporación médica: “ello comprueba que las transformaciones en salud fueron el momento adecuado para incluir también las demandas de la corporación médica, largamente pendientes, que pueden entenderse como concesiones facilitadoras de la reforma social [17]”.

Sin duda, la creación del Servicio Nacional de Salud fue el hito más importante en los primeros años de conformación del Colegio Médico. Así lo daban a entender sus colegiados en una publicación realizada durante los primeros meses del año 1952, donde la institución señalaba a través de la revista Vida Médica lo siguiente:

El comienzo de las actividades gremiales del presente año es momento oportuno para destacar las responsabilidades que incumben al cuerpo médico chileno frente a los múltiples problemas de salud pública y de organización de la asistencia médico-social.

La promulgación de la Ley 10.223, llamada del Estatuto Orgánico del Médico Funcionario y de su reglamento –que esperamos entrará en vigencia en el curso del mes de marzo– ha proporcionado al Estado y a las grandes instituciones un instrumento poderoso para la regulación y para la racionalización del trabajo médico. La reforma de la Ley 4.054 y la creación del Servicio Nacional de Salud Pública vienen a coronar los esfuerzos, las iniciativas y los planteamientos de tres lustros de lucha gremial, iniciada por la Asociación Médica de Chile y por el Colegio Médico en su corta pero fructifica vida. Tras múltiples planteamientos a través de sus convenciones y continuidad de políticas sanitarias que han visto la luz pública en los últimos años, tendientes unas a la fusión de Servicios, otras a la simple coordinación; después de diversos ensayos, felices o desgraciados según las circunstancias y según los medios disponibles en cada caso, el Poder Legislativo está a punto de prestar su aprobación final a un proyecto de ley que, en el hecho, es revolucionario.

La extensión de la asistencia médica de la Caja de Seguro Obrero constituye una antigua aspiración y responde a una verdadera necesidad, como lo prueban los halagadores resultados de la atención materno-infantil, de la lucha antituberculosa y de la campaña antivenérea.

[…]

Nadie puede negar, desconocer o ignorar el papel que le ha correspondido al cuerpo médico en Chile en la evolución de la administración sanitaria. Señalamos la acción individual de hombres como Alejandro del Río, Luis Calvo Mackenna, Ángel Custodio Sanhueza, Exequiel González Cortés y otros. Destaquemos la constante preocupación de la Asociación Médica de Chile que durante casi 20 años agrupó a los médicos del país en una activa cooperación con los poderes públicos en este orden de cosas. Anotemos, finalmente, la enorme responsabilidad presente del cuerpo médico frente a esta profunda reforma de la organización sanitaria de Chile y la absoluta necesidad de que el gremio permanezca férreamente unido en el Colegio Médico, colaborando activamente con sus autoridades y asumiendo serenamente esa responsabilidad histórica” [18].

Otro hito importante en estos primeros años de instauración del Colegio Médico fue la aprobación del Estatuto del Médico Funcionario, a través de la promulgación de la Ley 10.223. Con esto, lo que se lograba era que los médicos obtuvieran una contratación formal como funcionarios públicos, asegurando así una mejor calidad laboral y salarial. Esta medida venía siendo perseguida desde la AMECH, y fue el doctor Jorge Mardones Restat, en su labor de Ministro de Salubridad, el que más apoyo les dio a los médicos. En la revista Vida Médica se comentaba al respecto que “el Cuerpo Médico de Chile celebra en estos momentos la promulgación de la ley del Estatuto del Médico Funcionario. Con el mismo tesón y empuje que lucharon los médicos defendiendo la dictación de esta ley, que es la culminación de sus aspiraciones, el Ministro lo hizo en esferas gubernativas y en importantes sectores, donde su posición clara y exposición precisa, permitieron vencer obstáculos que diario surgieron” [19].

Además de la obtención de contrataciones formales para los médicos que ejercían en los servicios públicos de salud, la Ley del Estatuto Médico Funcionario delimitaba las horas de trabajo, es decir, garantizaba una jornada con tiempos limitados, cuestión que tuvo mucha importancia, principalmente para aquellos médicos que eran parte de los servicios de urgencia. De este modo, tanto la Ley del Estatuto Médico Funcionario como la Creación del Servicio Nacional de Salud pueden ser comprendidas como los dos grandes logros obtenidos por el Colegio Médico durante sus primeros años. Principalmente con la Ley del Médico Funcionario se marcan las bases del gremialismo y la profesión organizada de los médicos, cuestión trascendental para el funcionamiento y desarrollo futuro de la profesión en el siglo XX. Así, es posible entender esta ley en base a 3 puntos centrales: reglamentación de la profesión (tanto del ejercicio médico como del docente); regulación del trabajo y de las jornadas laborales; y seguridad laboral en base a contrataciones bajo honorarios preestablecidos para los funcionarios público [20].


RENUNCIA DEL PRESIDENTE DEL COLEGIO MÉDICO

Salvador Allende asume la presidencia del Colegio Médico el año 1950 y renuncia dos años después, debido a que se presenta como candidato por primera vez para Presidente de la República. Pese a dejar el cargo, Allende siempre estuvo presente en los debates médico-sociales, tanto como integrante del Colegio como desde sus diversas labores políticas [21].

Se da cuenta de la renuncia presentada por el Presidente del Consejo General del Colegio Médico, Dr. Salvador Allende, que, de acuerdo con el Reglamento, debe ser tratada en esta sesión ordinaria.

AVENDAÑO (Secretario).- Da lectura a la renuncia del Dr. Allende a la presidencia del Consejo, que viene redactada en carácter de indeclinable. El texto de la renuncia figura como anexo del acta de esta sesión.

OPAZO (Vicepresidente).- No podría substraerse al deseo de referirse a la labor desarrollada por el Dr. Allende mientras desempeñó la Presidencia del Consejo General. Le correspondió -dice – llevar adelante la lucha que se produjo dentro del Parlamento, especialmente dentro de la Cámara de Diputados, en torno del Proyecto de Estatuto del Médico Funcionario. Agrega que los que trabajaron con el Dr. Allende, pudieron apreciar muy de cerca la labor que desarrolló, que fue muy bien dirigida e inteligentemente llevada. De ahí que deba ser muy sentida la ausencia de este colega, sobre todo por el hecho de que todavía penden de la consideración del Parlamento, algunas iniciativas legales que tienen relación con la sanidad general del País, y a las cuales el Sr. Allende prometió defender.

Termina expresando sus agradecimientos, en nombre del Colegio Médico por la actuación que le cupo al Dr. Allende desde la presidencia del Consejo General.

BARAHONA.- Dice que el Consejo debe aceptar la renuncia del Dr. Allende, por los términos en que viene concebida y porque tal aceptación es favorable, tanto para el renunciante, como para la labor en que está empeñado el Colegio.

Destaca que el Dr. Allende fue un Presidente extraordinariamente hábil y eficiente y un modelo de la actividad gremial, que ha comprometido para siempre la gratitud de todos los médicos del País. Agrega que convendría recalcar este hecho en la respuesta que se dé a la renuncia.

DR OPAZO (Vicepresidente).- Propone que, además de la respuesta por escrito, se le rinda un homenaje en la próxima Asamblea General y se le entregue algún objeto conmemorativo.

JIRÓN.- Sugiere se le entregue un diploma o pergamino, firmado por todos los miembros del Consejo, en que deje constancia de sus méritos.

RIOSECO.- Propone que se le haga entrega de una medalla, que materialice la gratitud del Consejo y del cuerpo médico.

CASTELLON.- Estima que deben dársele las dos cosas.

ASÍ QUEDA ACORDADO

Se encarga al Tesorero la confección de la medalla y del pergamino, y a la Mesa Directiva la redacción de éste.

SANTIAGO, 12 de Marzo de 1952.

Señor Vicepresidente del Consejo General del Colegio Médico de Chile

Dr. LUIS OPAZO PARDO

Presente

 

Estimado colega y amigo:

Con fecha 9 de Octubre de 1951 envié, por su digno intermedio, mi renuncia a la Presidencia del Colegio Médico de Chile, honroso cargo son el que los señores miembros del H. Consejo General, y los colegas que se agrupan en nuestra institución tuvieron a bien distinguirme.

En esa oportunidad, al plantear el fundamento principal de mi renuncia, manifesté textualmente: “ Mi definida posición política, que ha desatado y desatará enconados ataques, me mueve a pensar que es conveniente evitar que alguien pueda suponer que pretendo utilizar con determinados fines políticos la situación que ocupo en e1 Colegio Médico,  comprometiendo con ello la independencia de nuestro gremio”.

Pues bien, en la actualidad, mi candidatura, por su base programática y la actitud de lucha que ella encierra, es motivo de enconados y múltiples ataques, e inclusive no se trepida en usar métodos y procedimientos que están totalmente reñidos con lo que ha sido nuestra tradición en las luchas cívicas. Estos hechos, que no me arredran en lo personal ni en lo político, me preocupan por el cargo que ocupo en nuestra Institución.

Siempre ha sido mi deseo, y con ello interpreto sentir del Cuerpo Médico, que nuestra actividad gremial esté completamente al margen de toda sospecha de intención política, para así conservar, tanto la unidad de nuestros asociados, como para evitar que con mala intención se pretenda ensombrecer el absoluto carácter gremial y profesional de nuestra entidad.

Es para mí una obligación velar porque el prestigio del Colegio Médico, tan limpiamente ganado en memorables jornadas, no se vea disminuido por las críticas que pudieran hacerle a su Presidente, y por ello estimo necesario presentar por su intermedio y ante el H. Consejo General, mi renuncia, en el carácter indeclinable, al cargo de Presidente.

Agradezco a los HH. Consejeros y a todos mis colegas la cooperación, el apoyo y la reiterada confianza que me otorgaron, y guardaré siempre un emocionado recuerdo de la actitud que el Cuerpo Médico Chile tuvo para mí.

Reciba un cordial saludo de su colega y amigo, Fdo.) Dr. Salvador Allende G.

Bastaron 10 años para que el Colegio Médico de Chile lograra consolidarse como una de las instituciones gremiales más sólidas a nivel nacional. El 25 de abril de 1958 los esfuerzos se materializaron a través de la inauguración de la “Casa del Médico”, un edificio ubicado en la calle Esmeralda, lugar que alberga hasta hoy la Sede del Consejo General. El 17 de noviembre de 1953, se aprobó la creación de una Sociedad Inmobiliaria para construir el edificio. En sesión del 22 de diciembre del mismo año, fue designada la Comisión del Edificio del Médico, cuyas funciones serían las de intervenir en todo lo relacionado con dicha edificación. Este grupo recomendó para la ejecución de la obra a la Empresa Constructora Neut Latour y Cía. Ltda., con quien se firmó el contrato en agosto de 1954. El presupuesto que se calculó inicialmente alcanzaba los $35.000.000, para lo cual, en enero de 1954, el Consejo General aprobó una Cuota Extraordinaria de $15.000 por colegiado. La obra gruesa quedó terminada en enero de 1955. No obstante, debido a la inflación, el presupuesto inicial tuvo un alza considerable, llegando a los $96.576.359 a fines de 1955, por lo que la obra se debió paralizar para obtener los fondos necesarios. Finalmente, después de mucho esfuerzo, se retomó la construcción en 1957.El edificio, que es el que se mantiene hasta la actualidad, tiene una superficie de 1.950 m2, un subterráneo y seis pisos. En sus inicios, los dos primeros pisos fueron destinados a locales de renta, el primero con cuatro locales comerciales y el segundo con ocho consultorios médicos; el tercero para las oficinas del Consejo Regional Santiago – O’Higgins; el quinto para las del Consejo General; el cuarto para oficinas que eran comunes a ambos; y el sexto para la administración o comedores.

En 1960 el Consejo Regional de Valparaíso también abriría la Casa del Médico en esa ciudad.

La última década que abarca este capítulo está referida a problemas de otra índole y ya no tan estructurales como los que hubo que afrontar en la década de 1950.

Durante los años 60’s, los médicos se dedicaron a sacar a la luz los problemas técnicos que les impedían llevar a cabo de manera correcta sus labores. Así, por ejemplo, en junio de 1960 se publicaba a través de la revista oficial que “en Chile el déficit de médicos alcanza un nivel crítico: sólo para diez mil habitantes”. Junto con esto, y a partir de un hito trágico, se impulsó la mejora de los hospitales, generando medidas para la seguridad de los funcionarios y los pacientes.

Según se menciona en la revista Vida Médica, el 6 de mayo de 1963, a eso de las 9 de la mañana, hubo un accidente en el hospital de niños Manuel Arriarán. Los hechos fueron contados de la siguiente manera por la editorial de la revista gremial:

“Eran casi las 9 horas cuando ocurrió el terrible accidente […] y en circunstancias en que los dos pequeños pacientes se hallaban listos para ser sometidos a operación. Julia Pavez en la mesa de operación, iba a ser intervenida de una secuala poliomielítica por el Doctor Olimpo Medina, asistido por el Doctor Jaime Palomino. El equipo de anestesia era atendido por la Doctora Ana María Juricic de Hevia. En la otra mesa operaba el Doctor Enrique Zabalaga, asistido por el Dr. Alfredo Raiman Neumann, estando a cargo del equipo de anestesia el Doctor Mario Torres.

En esos momentos ocurrió la terrible explosión que habría de vestir de luto la blanca sala de operaciones del Arriarán. Moribundos yacían la Doctora Juricic y los dos pequeños pacientes.

Los tres fueron las primeras víctimas mortales de la tragedia.

Gravemente heridos quedaban los Doctores Jaime Palomino, Enrique Zabalaga y Mario Torres; las auxiliares Silvia Aguirre Morales, Inés Castro Morales y Cristina Ramírez González, Marta María Stuven Letelier, Gloria Rodríguez Navarro y Adriana Riveros Blanco.

[…]

Origen del accidente: la explosión de los balones de los equipos de anestesia, uno de los cuales contenía metanobutil-propano, altamente explosivo.

Pese a esta tragedia y a ciertos déficit y problemas que el gremio médico tuvo que afrontar, la década de 1960 fue un periodo de consolidación, de fortalecimiento y de exigencias que el gremio, ya con más de diez años de trayectoria se sentía capaz de llevar adelante. Siguió, al igual que en la década anterior, existiendo una consciencia altamente social, relativa a la solución de problemas sanitarios y científicos que los médicos se atribuyeron con vocación. La década siguiente significaría un quiebre y una herida insanable para el Colegio Médico de Chile.

  1. María Angélica Illanes, En el nombre del pueblo, del Estado y de la ciencia, Santiago, Colectivo de Atención Primaria, 1993, pp. 126.
  2. Rafael Huertas, “Medicina social, control social y políticas del cuerpo. La subjetivación de la norma” en Marisa Miranda y Álvaro Girón (coord.), Cuerpo, Biopolítica y control social. América Latina y Europa en los siglos XIX y XX, Buenos Aires, Siglo XXI Editora Iberoamericana, 2009, 00, 32-33.
  3. Juventud Obrera, periódico de la Federación Juvenil Comunista, n° 5, Santiago, diciembre 1933, en Illanes, op. cit., pp. 259.
  4. Carlos Molina Bustos, Institucionalidad sanitaria chilena 1889-1989, Santiago, LOM, 2010, pp. 89.
  5. El Mercurio de Santiago, 27 de julio de 1931, Manifiesto de la Amech.
  6. Carlos Molina Bustos, Institucionalidad sanitaria chilena 1889-1989, Santiago, LOM, 2010, pp. 76.
  7. Ibid, pp. 77.
  8. Miguel Laborde, Medicina Chilena en el Siglo XX (Reseña histórica), Santiago, Corporación Farmacéutica Recalcine, 2002, pp. 101
  9. Colaboración Dr. Óscar Román Alemany y Dr. Carlos Carvajal.
  10. Colaboración del Dr. Oscar Román Alemany.
  11. Ley 9.263: Reglamento Orgánico del Colegio Médico de Chile, Santiago, Imprenta del Pacífico, 1951.
  12. “Constitución del Consejo General”, en Colegio Médico (órgano oficial del colegio médico de Chile), editado por el Consejo General, n°1, Santiago, septiembre de 1949, pp. 1.
  13. Actas N° 1 y 2, Colegio Médico de Chile. Notaría de Ernesto Almarza Gundián. 24 de Septiembre de 1949.
  14. Acta N° 1 Consejo General Colegio Médico de Chile, Agosto 1949.
  15. Miguel Laborde, op,cit.,pp. 101
  16. Molina, op, cit., pp. 99.
  17. Ídem.
  18. Vida Médica, año IV, N° 1 y 2, Santiago, enero-febrero de 1952, pp. 1.
  19. “El Estatuto del Médico Funcionario”, en Vida Médica, Año I, n° 2, Santiago, diciembre de 1951, pp. 3.
  20. Actas Nº 17 a la 22. Consejo General, diciembre de 1951.
  21. Acta N°32, sesión ordinaria del día 3 de abril de 1952 del Consejo General del Colegio Médico de Chile.

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Capítulo II

1970 a 1989

“El Colegio Médico y su tránsito desde la Unidad Popular a la Dictadura Militar”

El año 1970 abre una nueva época en la historia del siglo XX chileno y del Colegio Médico. La llegada de Salvador Allende a la presidencia fue la culminación de un proyecto que se venía construyendo desde la década de 1960, período en el cual diversas organizaciones civiles, sindicales, gremiales, universitarias, y una magnitud importante de agentes sociales, comenzaron a organizarse de una manera nunca antes vista en la historia nacional.

En otras palabras, los movimientos sociales que se lograron posicionar en el desarrollo de la vía chilena al socialismo fueron grupos ya establecidos y organizados previamente. En palabras del historiador estadounidense Peter Winn:

La mayoría de los grandes cambios sociales y políticos que tenían lugar en Chile hacia 1970 favorecían la candidatura de Allende. Durante las décadas anteriores de sustitución de importaciones e industrialización [proceso que comienza en la década de 1930, tanto en Chile como en gran parte del Cono Sur], se había formado en Chile una poderosa clase trabajadora, cuya experiencia de bajos salarios en empresas autoritarias la hacían receptiva a los mensajes del marxismo. Muchos trabajadores estaban afiliados a los sindicatos izquierdistas que integraban la CUT, por entonces dominada por socialistas y comunistas, que tenía más de medio millón de afiliados en 1970. A pesar de esta fuerza organizada, los sindicatos izquierdistas eran relativamente débiles en el complejo sistema chileno de reguladas relaciones laborales y dependían del apoyo de los partidos de izquierda para balancear el poder económico y la influencia política de las élites que dominaban los negocios y las finanzas, por lo cual movilizaban a sus miembros para votar por los partidos de izquierda [1].

Aún más enfático es Carlos Molina Bustos, al señalar que fue precisamente en la década de 1960, y como respuesta al gobierno de Jorge Alessandri, que se comenzó a forjar lentamente una revolución desde abajo, encabezada por actores sociales ajenos a la institucionalidad. Así, este autor proyecta la coyuntura de 1970 como una cuestión que se venía construyendo desde el gobierno de Eduardo Frei Montalva, presidente que llevó adelante el proyecto de la Democracia Cristiana bajo la consigna de “Revolución en Libertad” – propuesta mucho menos riesgosa que la revolución sin armas planteada por la Unidad Popular–, instancia que propició una subterránea pero poderosa organización de diversos grupos sociales, que hasta la época no habían sido tomados en consideración con la fuerza necesaria por los gobiernos de turno. Al respecto, Molina sugiere que:

Durante la década de los años sesenta pareció vivirse un fenómeno social de emergencia histórica del conjunto del pueblo, de los campesinos, los pobladores, los empleados y los estudiantes que se agregaron a la presencia histórica del movimiento obrero en la generación de un proceso constante y creciente de movilización, en el que la revolución de las expectativas sociales parecía no contenerse en los cauces tradicionales de los mejoramientos económicos, destinados a satisfacer necesidades concretas o la implementación de políticas sociales orientadas a los problemas de vivienda, educación o salud. A fines de la década, el pueblo presionaba por obtener el Poder, así con mayúscula [2].

Ese mismo proceso social, que puede ser entendido de manera global en el contexto nacional de fines de los años sesenta, es el que llevaron adelante los médicos que formaron parte del Colegio Médico de Chile, quienes siempre estuvieron muy presentes en el ámbito político, haciéndose parte activa de los problemas sociales relacionados con la salud y luchando por las propias mejoras del gremio, a través de la búsqueda de legislaciones que mejorasen la labor profesional.

Durante la década de 1960, y principalmente bajo el mandato de Frei Montalva, los médicos se movilizaron a través de distintas vías y organizaciones y, al igual que en la década anterior, fijaron su lucha hacia la construcción de un Servicio Nacional de Salud que fuese eficaz tanto para los trabajadores como para los afiliados.

Junto con ello, en los últimos meses del gobierno de la Democracia Cristiana, los médicos encabezaron un largo debate en torno a la promulgación de la Ley de Medicina Curativa, la cual, en palabras de Carlos Molina, pareció generar una fuerte frustración en el gremio, cuestión que no tuvo solución antes de terminado el período de Frei. Sobre este punto, Carlos Molina relata que:

El Colegio Médico presionó al gobierno de Frei hasta el final de su gestión, no sólo para modificar la recién despachada Ley, sino para forzarlo a ceder a sus demandas económicas, haciendo uso del expediente de obligar a sus miembros a adherir a sus decisiones, anunciando la eliminación de sus registros de libre elección a los colegiados que no acataran los acuerdos del Consejo General.

Esta actitud del Colegio Médico creció en la medida que recrudecía la inflación y las restricciones fiscales impedían los reajustes esperados, de modo tal que el Presidente de Colegio, ante el fracaso de las negociaciones, anunciaba la ‘paralización total e indefinida de todas las actividades médicas y la formación del Comando de Huelga que representa a la única autoridad responsable que podrá poner término al conflicto [3].

Todo esto da cuenta del clima que se respiraba incluso antes de la llegada de Allende al poder, cuestión que resalta una de las características más visibles del Colegio Médico: la lucha incesante por los derechos de sus afiliados y por la mejora en las condiciones de salud a nivel nacional, sin importar el gobierno de turno. Es importante, entonces, considerar que así como hubo fuertes discrepancias en el gobierno de la Unidad Popular, también las hubo con los gobiernos que precedieron los años 70’s.


2.1 El Colegio Médico en tiempos de la Unidad Popular

Bajo el contexto anteriormente descrito es que Salvador Allende llega al poder, con un gremio médico activo y dividido por posturas políticas discrepantes entre sí.

Dos eran los principales problemas a los cuales se enfrentaban los médicos en la época. El primero de ellos, y como ya se mencionó, hacía relación con la inflación y con el reajuste que los médicos consideraban necesario. El contexto económico dificultó cada vez más esta operación, lo que a su vez trajo consigo un rechazo no menor por parte del gremio hacia el gobierno.

Por otro lado, la propuesta de gobierno que establecía el fin del Servicio Nacional de Salud y la creación del Servicio Único de Salud también generó ciertos resquemores y cuestionamiento por parte de los médicos asociados, quienes llevaban ya casi dos décadas trabajando en refinar la labor del SNS. Al respecto, el marco doctrinario propuesto por la Unidad Popular era el siguiente:

El pueblo expresa sus necesidades y problemas de salud vinculados a sus condiciones de vida, a través de la participación y que la salud es un proceso dialéctico, biológico y social, producto de la interacción del individuo y del medio ambiente, influido por las relaciones de producción de la sociedad, que se expresa en niveles de bienestar y de eficiencia física, mental y social. Es, antes que nada, una cuestión de estructura económica y social, de niveles de vida y de cultura. Es una obligación ineludible del Estado y sólo una sociedad socialista podrá solucionar integralmente… y su camino estratégico es el Servicio Único de Salud, capaz de otorgar asistencia médica eficiente, oportuna, igualitaria, continua, suficiente y gratuita [4].

Lo que se buscaba con la creación del Servicio Único se Salud era ampliar la cobertura hacia todos los segmentos de la población, pues se tenía la idea de que en un Estado moderno, la salud era un derecho de cada ciudadano y era el Estado quien debía garantizarlo. En concordancia con esto, entre 1971 y 1972 se movilizaron diferentes trabajadores de la salud y de la población civil para llevar adelante diferentes acciones sanitarias donde se priorizó la prevención y se optimizó la curación y rehabilitación. Así, el intento fue pasar de una medicina curativa a una medicina “puertas afuera”, principalmente comunitaria y preventiva.

En este período hubo importantes campañas sanitarias, dentro de las que destacan la de prevención de diarreas infantiles y bronconeumonías; campañas de vacunaciones y el Programa Nacional de Medio Litro de Leche, con el cual se logró bajar el índice de desnutrición y mortalidad infantil a los números más bajos logrados en el siglo XX.

Como se dijo al principio, el mismo movimiento y polarización que se veía a nivel social era posible verlo dentro del gremio médico. La coyuntura propició una fragmentación ideológica que mantuvo dividido al Colegio, pero que, sin embargo, no logró separarlo y se mantuvo firme en su actuar durante todo este período.

La editorial de la Revista Vida Médica de febrero de 1971 evidencia la tensión que generaba la puesta en marcha de un Servicio Único de Salud entre el gobierno y el gremio de médicos:

Parece que al señor Ministro se le ha olvidado que todo el avance social médico en nuestro país ha sido promovido y apoyado por los médicos.

Hacer aparecer a los médicos como privilegiados que ‘siempre han tenido casa y comida y que sus hijos no se mueren tan fácilmente como los de los obreros, que han nacido en cuna de paja mientras nosotros hemos nacido en cuna de oro’. Se puede apreciar fácilmente que esta es una metáfora poco feliz del señor Ministro.

[…]

Al señor Ministro le consta que el Colegio Médico tiene efectuados estudios serios sobre reformas en la actual estructura del Servicio Nacional de Salud y frente a la posibilidad de implantación de un Servicio Único de Salud. Fuimos los primeros en hablar de participación, que ahora se ha dado en llamar democratización. Hemos solicitado que esto se efectúe simultáneamente con una efectiva y real descentralización y son los actuales técnicos dirigentes del Ministerio y del Servicio Nacional de Salud los que se oponen a que esto se haga simultáneamente. Por consiguiente, el señor Ministro ha estado poco feliz en sus declaraciones y ha sido poco leal con su Colegio Profesional, en cuyo seno ha trabajado y cuyas ideas, estudios y planteamientos conoce.

[…] Parece pensarse que minimizando el rol y la participación del médico en el equipo de Salud, van a mejorarse las condiciones socio-económicas, culturales y de atención médica de nuestra población.

Estamos convencidos que en la medida que cada cual cumpla el rol técnico y funcionario que le corresponda y entregue mayor rendimiento a todos los niveles, haremos mejorar esas condiciones en el medio en que nos toca actuar [5].

Pero así como había médicos muy críticos con respecto a las políticas socialistas que se querían implantar, también existía un grupo de profesionales que no sólo eran simpatizantes del gobierno, sino que además participaron activamente de la causa.

En el mes de mayo de 1971 se llevó a cabo la Convención Nacional de Médicos de Izquierda, siendo precisamente Allende el encargado de la ceremonia. En esa ocasión los médicos se comprometieron a:

  1. Lograr un rendimiento profesional cuali y cuantitativo y estar dispuestos a aceptar trabajo extraordinario cuándo y dónde sea necesario, según las necesidades de la población.
  2. Cumplir sus funciones ahí donde sean más necesarias de acuerdo con los programas de atención médica.
  3. Dar prioridad a la atención externa, de acuerdo a las características de su especialidad.
  4. No aceptar pagos por honorarios de las horas contratadas en calidad funcionaria por el Servicio Nacional de Salud u otra Institución del sector público.
  5. Establecer que dentro del Servicio Nacional de Salud los únicos privilegiados son los hombres, mujeres y niños que acuden a requerir atención. El médico debe darles un trato del más alto nivel humano.
  6. Procurar por todos los medios corregir cualquier conducta que se desvíe de la ética profesional, tanto en sí mismo como en los demás.
  7. Promover el trabajo en equipo y la formación de consejos colegiados de dirección en los niveles en que le corresponde actuar.
  8. Observar en su trabajo profesional todos los demás postulados de la atención médica integral.

Los médicos de la Unidad Popular se obligan a cumplir ejemplarmente este compromiso y a promover la adhesión a él de todos los médicos de Chile así como del resto de los trabajadores de salud [6].

A pesar del apoyo de este grupo de profesionales de izquierda, como colectivo, el Colegio se mostró, sino contrario, bastante crítico a las políticas del Salvador Allende. En el número de marzo de 1971 de la revista Vida Médica, se reitera la postura de la Orden con respecto a las transformaciones que se querían hacer en el Servicio Nacional de Salud y se exponen las iniciativas  impulsadas por el Gremio en esta dirección, las cuales, acusan, no son consideradas:

El Colegio Médico de Chile viene insistiendo desde hace dos años en la conveniencia de efectuar reformas en el Servicio Nacional de Salud, que permitan mejorar su estructura y elevar el rendimiento de sus prestaciones, con el objeto de otorgar una atención eficiente, oportuna y adecuada a todos sus beneficiarios.

[…]

Han pasado dos años y esta loable iniciativa del Colegio no ha concitado un real interés de parte de las autoridades de Gobierno y del Servicio, tanto en el régimen pasado como en el actual, para darle forma ejecutiva en un plazo breve, con mayor razón en estos momentos en que se desea llegar a un Servicio único de Salud. Nuestra Orden Colegiada ha señalado, a través de acuerdos recientes tomados en Convención de las Directivas Nacionales y Regionales, que la base para organizar un Servicio Estatal de Salud es poderle mostrar a la población un Servicio Nacional de Salud eficiente.

Hemos querido insistir una vez más en estos planteamientos porque en el último tiempo se ha desencadenado una campaña en lo que se ha dado llamar la democratización del Servicio y se da a entender que éste será un paso trascendental para lograr una mayor eficacia […].

Nosotros deseamos manifestar –porque parece que hubiera sido olvidado– que fuimos los primeros en señalar la conveniencia de la participación, tanto de los que dan las prestaciones como de los que la reciben, y los que trabajan en las tareas de administración [7].

Más allá de las discrepancias y fragmentaciones ideológicas que se establecieron dentro del Colegio Médico durante el gobierno de la Unidad Popular, lo cierto es que tanto las autoridades del gobierno como las del gremio eran conscientes de la mala relación que se había generado mutuamente. En una entrevista otorgada al diario El Clarín el año 2009, el médico Arturo Jirón, quien fuera Ministro de Salud entre 1972 y 1973, y que además fue uno de los grandes amigos de Allende, recordaba:

El clima político que se vivía en 1972 era muy difícil. La oposición se había fortalecido y el sector salud era de los más agresivos. Tuve que enfrentar una huelga médica que paralizó parcialmente varios hospitales del país. La primera indicación fue que solucionara la huelga, cosa que logré en pocos días. Otra indicación fue que mantuviera buenas relaciones con el Colegio Médico, del cual fui uno de los fundadores. Esta indicación del Presidente no la pude cumplir. El resto era seguir con el programa de la Unidad Popular y así lo hice, con nuestro equipo de gran fidelidad y competencia [8].

Este fue un año tenso en las relaciones entre el Gremio y el gobierno, llegando, incluso, a solicitar públicamente la renuncia al Presidente de la República “por la grave situación general y del sector salud que vive el país” [9].

En este contexto, el Colegio Médico se incorpora al “paro gremial de octubre”, luego que no se cumplieran los acuerdos considerados en un Acta que firmaron los Colegios Profesionales –incluida la Orden-, con el entonces Ministro Salud Pública Dr. Juan Carlos Concha.

Para 1973, el Consejo Regional Valparaíso-Aconcagua es uno de los principales representantes de la oposición al gobierno de Allende dentro del gremio. En el mes de agosto, declara un paro indefinido en apoyo a las peticiones económicas de la FENATS, por las miserables remuneraciones que dichos trabajadores reciben y también por razones propias, tanto gremiales como ciudadanas. Este mismo mes, se suman a esta protesta –o la declaran en apoyo a otros gremios-, los Consejos Regionales de Santiago, Rancagua, Valdivia y Temuco y el Comité Provincial de Osorno del Consejo Regional Puerto Montt. Hubo, además, acciones de protesta en el Comité Departamental Arica, dependiente del Consejo Regional Tarapacá.

El 6 de septiembre, se firma un acta entre el Ministro de Salud de la época, Mario Lagos, y cuatro Colegios Profesionales de la Salud, incluido el de los Médicos, y la Federación de Profesionales y Técnicos (FEPROTEC) con lo que se suspende el paro. Sin embargo, este acuerdo fue suscrito en contra de la voluntad de siete de los doce Consejos Regionales de la Orden y dos días después, durante una Convención de Consejos Regionales, hubo pronunciamiento unánime de que el documento era insuficiente y carecía de garantías. Ante esto, los integrantes de la mesa directiva del Consejo General presentan su renuncia, la que son aceptadas, y se elige una nueva -que se autodenominó “Mesa Hierro”- constituida por el Dr. Ernesto Mundt, como Presidente; Dr. Mario Herrera Moore, como Vicepresidente; Dr. Osvaldo Artaza Rouxel, como Secretario; y Dr. Darwin Arriagada Loyola, como tesorero. Con los nuevos dirigentes, se reanuda la convención y se acuerda:

a) Continuar en paro indefinido hasta obtener la rectificación política y administrativa que el país reclama;

b) Declarar que el acuerdo con el ministro Lagos es insuficiente y carente de garantías;

c) Aprobar voto presentado con el Regional de Concepción, facultando a la Mesa para completar y afinar su redacción;

d) Participar en el movimiento multigremial de todos gremios que están exigiendo una rectificación en la conducción del país [10].

Años más tarde, el Dr. Ernesto Mundt relataría a Vida Médica cómo se dieron los hechos y los motivos que tuvo para asumir la representación de la Orden Médica en ese período de nuestro país:

La mesa directiva había caído. Los 20 consejeros generales estaban presentes y presidentes de los Consejos Regionales declararon que no se retirarían hasta que no vieran aparecer humo blanco en la elección de una nueva Mesa del Consejo General. Cuando se votó mi nombre para presidente obtuve 12 votos contra 8. En ese momento se levantó de su asiento el Dr. Osvaldo Artaza, se paró detrás de mí, se apoyó sobre mis hombros y me dijo: ¡Acepta gringo!

Para dar una respuesta comprensible debemos retroceder en el tiempo y a las circunstancias de aquel entonces. Ante el desastre económico, político y social a que nos había llevado la Unidad Popular, el país entero reaccionó y se había declarado un paro nacional que ya duraba varias semanas. Más de 50.000 camiones paralizados, el comercio con sus puertas cerradas, los mineros de El Teniente marchando sobre Santiago y el Gremio Médico en paro, atendiendo sólo las urgencias, daban una viva imagen del estado de ánimo en que se vivía.

Ante esa situación, el Ministro de Salud de entonces le ofreció a los profesionales de la Salud un aumento salarial. El Consejo General del Colegio Médico lo acepto por una mayoría de 12 votos contra 8 votos por la negativa, contrariándose con eso la voluntad mayoritaria de los Consejos Regionales. Estos reaccionaron violentamente, exigiendo una urgente Convención de Mesas Directivas. Ésta se realizó el día 8 de septiembre de 1973, a raíz de la cual la Mesa Directiva del Consejo General tuvo que renunciar, procediéndose de inmediato a elegir su reemplazo. Hubo varias votaciones y ninguno de los elegidos quiso aceptar. Finalmente, alguien me propuso a mí como representante del Consejo Regional de Valparaíso-Aconcagua, donde se había iniciado la resistencia de los médicos. Obtuve una mayoría de 12 votos contra 8 y acepté.

Para mí fue un gran sacrificio, porque tuve que abandonar familia y profesión: tuve que vivir momentos de gran tensión y hacer un gran esfuerzo para reponerme, posteriormente, del impacto económico que sufrí. Lo hice con gusto por razón patriótica y para restaurar imagen del Colegio Médico, que aparecía traicionando a los demás gremios en paro al descolgarse de ellos por unas cuantas monedas que nos ofrecía el Ministro de Salud [11].


2.2 Golpe al socialismo: Los militares se toman el poder

Los 17 años que sucedieron al gobierno de Salvador Allende son una mancha oscura en la historia nacional. Junto con una ruptura institucional y la toma ilegítima del poder, los daños humanos y sociales han sido irreparables. En el ámbito sanitario, la dictadura militar de Augusto Pinochet logró desligarse completamente de la idea de medicina social que se venía construyendo desde fines de la década de 1930. De este modo, se pasó de pensar en una medicina socializada y una garantía estatal para el cuidado del pueblo, a una privatizada y dependiente del individuo.

Según Carlos Molina, es posible interpretar el pensamiento ideológico de los que llevaron adelante las políticas de salud en los primeros años de dictadura como “el resurgimiento de antiguos planteamientos que veían técnica y financieramente inviable el sistema estatal y aspiraban a liberar, a la iniciativa privada en las prestaciones de salud, de la asfixia demagógica a que el estatismo las había sometido y que ya se habían pronunciado a favor del mercado como regulador y asignador de los recursos para la salud, en la lógica del capital financiero y en la definición de la salud como un bien esencialmente de responsabilidad individual” [12].

El mismo 11 de Septiembre de 1973, tras la constitución de la Junta de Gobierno de Fuerzas Armadas y Carabineros, la mesa directiva resuelve el término del paro y la reanudación de la atención médica, “de acuerdo con las nuevas autoridades de gobierno”, en una muestra de apoyo a la medida, y declara que “el Gremio Médico se vio obligado a dar una lucha frontal contra el gobierno marxista, que quebrantó gravemente el orden institucional y legal del país e introdujo en nuestros sitios de trabajo el sectarismo, el odio y la violencia, con grave para la salud de la población” [13].

Asimismo, en la publicación correspondiente a septiembre de 1973 de la revista del Colegio Médico, la editorial hace presente el sentir del Gremio ante los hechos ocurridos a lo largo de ese mes, y se posiciona de la siguiente manera:

A través de las páginas de este número de su Revista, los colegios tendrán una visión del papel protagónico y de las acciones que desarrolló el gremio en los históricos días que precedieron y siguieron al cabo de Gobierno.

El Colegio Médico había definido una línea muy clara con respecto al régimen marxista, a través de las cartas públicas dirigidas al colega que manejaba los destinos del país. Primero se le presentó la petición de rectificación profunda de su línea política; y, en atención a que no hubo ningún intento de llevarlo a cabo, tres semanas después se le pedía, respetuosa, pero firmemente, la renuncia a su alta investidura.

Simultáneamente con esa definición, los colegiados se movilizaban tras objetivos gremiales, todos los cuales traducían los nefastos resultados de los conceptos administrativos erróneos puestos en acción por ese Gobierno en los planos social, moral, económico y político. Esta movilización llevó a un paro nacional que fue nuevamente acatado por la inmensa mayoría de los médicos del país, en forma disciplinada y activa.

Entretanto, la protesta nacional se extendía a otros gremios de la salud y a empleados obreros, campesinos, profesionales, marítimos, comerciantes, etc., constituyendo un poderoso movimiento multigremial que puso en jaque al régimen marxista […].

En este contexto, surgieron dos corrientes en las directivas de nuestro gremio. Esto pudo, en algún momento, poner en riesgo la unidad, lo que, además de su grave trascendencia gremial interna y del deterioro de nuestra imagen ante la opinión pública, podría haber significado un desconcierto en las filas del movimiento multigremial, con serio daño para la consecución de sus propósitos de solución política nacional.

Ambas tendencias representaban criterios o posiciones de los Consejeros, basados en distintas apreciaciones del momento histórico y fueron defendidas con ardor, en largas y agotadoras sesiones, en el seno del Consejo General de la Orden. Una de ellas estaba constituida por los personeros que, con diversos grados de claridad y fuerza, apuntaban a un cambio definitivo del Gobierno o de su política, como único camino de salida a nuestros graves problemas gremiales. La otra, también en un plano de oposición al régimen imperante, buscaba en ese momento, posibles soluciones a través de conversaciones con el Gobierno.

[…]

Mientras esto se gestaba, felizmente brotaba con vigor en las bases médicas de Santiago y de otros regionales una sensación de frustración frente a esta posición y una firme determinación de continuar el movimiento, hasta conseguir la rectificación política definitiva.

[…]

Con esto, las bases médicas se pronunciaron, tajantemente, en favor de la corriente minoritaria del Consejo General, lo que se ratificó en la Convención del 8 de septiembre, modelo de madurez gremial que superó el riesgo de quiebre de la unidad. Ese mismo día se procedió al cambio de Mesa Directiva en sesión del Consejo General.

[…] Esta nueva Mesa se presentó a las bases como una “Mesa de Guerra” que se comprometía a llevar la lucha hasta la solución definitiva y a dar cuenta final de sus acciones en una nueva Convención Extraordinaria.

Y con la intervención dolorosa, pero necesaria, de las Fuerzas Armadas y Carabineros, Chile ganó la batalla contra el marxismo ya preparado para un autogolpe, que nos había bañado de sangre.

Se abre así una nueva etapa en la que todos, con generosidad y patriotismo, deberemos hacer nuestro aporte a la reconstrucción del país y al restablecimiento de su unidad, tan gravemente quebrantada por el odio que el pasado régimen sembró a destajo [14].

Pero este apoyo inicial se irá diluyendo lentamente con el pasar de los años, cuando los propios médicos comienzan a ser testigos de la violencia brutal con que avanzaba el régimen. Más doloroso aún fue que entre las filas del Colegio, varios de sus integrantes fueran perseguidos, torturados o asesinados a manos de militares y civiles.

En total, fueron 21 los médicos detenidos desaparecidos o ejecutados políticos a lo largo de 17 años, todos ellos profesionales que pusieron su vocación al servicio de una convicción y de un bien social mayor.

No obstante, en un principio el Gremio hizo vista gorda a estos hechos y en enero de 1974, la directiva responde una carta de la Asociación Médica Mundial, donde se le consulta por los supuestos maltratos, condenas y fusilamientos de colegas chilenos, señalando que: “no existe en la actualidad persecución contra los médicos, la justicia militar ha ordenado la detención de algunos médicos que de una u otra manera pudieran estar vinculados en actividades clandestinas extremistas. En cada caso el Colegio Médico ha solicitado la información correspondiente, el lugar de confinamiento y el estado de salud de detenidos, a pesar de los reiterados ataques e injurias de estos médicos a las órdenes de su Colegio Profesional en su pugna contra el gobierno anterior [15].

Pero una década más tarde, el Colegio Médico toma un rol activo en la defensa de los colegas que han sufrido la violencia del régimen militar y crea una Comisión para ir en ayuda de médicos víctimas de la represión e inicia una campaña destinada a facilitar retorno de aquellos médicos exiliados.

Igualmente, comienza a llevar causas contra colegas involucrados en casos de torturas, luego que María de los Ángeles Sanhueza, quien fue torturada en un centro de detención de la CNI, declarara que en ese recinto fue atendida por un médico, el Dr. Carlos Hernán Pérez Castro, Mayor de Ejército, el primer profesional en ser sometido a un proceso ético por este tipo de casos.


2.3 Las nuevas banderas de lucha en los ’70

Durante los años de dictadura el Colegio Médico siguió exigiendo mejoras gremiales y sociales en el plano de la salud. Puede decirse que la persistencia del gremio fue una constante, pese al contexto histórico que se vivía. En los años 70’s la lucha estuvo enfocada en la Ley de Medicina Curativa, cuestión que generó un debate constante y la presencia y opinión de los médicos en el plano legal.

Del mismo modo, las discrepancias con las políticas llevadas a cabo por el régimen se hicieron notorias, ya que los médicos siempre procuraron tener un espacio para formar parte del debate.

Así fue como el Gremio empezó a llevar a cabo acciones para exigir soluciones frente al deterioro de salud pública, sosteniendo reuniones con diversas autoridades del régimen militar -incluido el General Augusto Pinochet-,  y realizando declaraciones públicas, donde deja de manifiesto su descontento con las políticas imperantes.

En la Editorial de Vida Médica de Septiembre de 1977, se expresa que: “en los últimos tiempos, los médicos advierten que no ha existido una progresión similar en el área de la medicina y de la salud.

Los servicios tradicionalmente centralizados o con suficiente disponibilidad de recursos están siendo orientados a un sistema de descentralización y de racionalización. Por otra parte, las fuentes de ingreso de los profesionales permanecen en niveles depreciados, situación que no ha logrado ser resuelta. El gobierno, a través de sus máximos ejecutivos, ha expresado su intención de corregir las situaciones anómalas existentes. Lamentablemente, los plazos se han prolongado excesivamente” [16].

El Colegio Médico intentó seguir teniendo un funcionamiento lo más normal posible, creando instancias de diálogo y aprendizaje entre los propios afiliados. En otras palabras, la coyuntura no menguó las labores de esta institución.

Sin embargo, éste es un período de cambios para el Gremio, no sólo por la coyuntura social y política, si no debido a algunas normas que se dictan durante estos años. En Febrero de 1979 se publicó en el Diario Oficial el D.L. 2.516 del Ministerio de Hacienda, que suprime el tope mínimo del arancel y elimina la necesidad de colegiatura obligatoria para los profesionales que ingresen la Administración Pública. El Colegio Médico manifiesta su más absoluto rechazo, pues “lesiona gravemente la participación que, por mandato legal, le cabe en la supervigilancia del ejercicio ético- profesional de sus colegiados” [17].

Más tarde, el 8 de Noviembre de 1981, se publica en Diario Oficial el Decreto de Ley 3.621 que transforma a todos Colegios Profesionales en Asociaciones Gremiales, sobre la base de la completa libertad de afiliación y desafiliación, que deroga todas las disposiciones legales que faculten a los Colegios Profesionales para conocer y resolver los conflictos que se promueven entre profesionales o entre éstos y sus clientes, como consecuencia del ejercicio profesión, como asimismo aquellos que les permite conocer y sancionar las infracciones a la ética profesional [18].


2.4 Hacia el fin de la dictadura: El rol del Colegio Médico en la recuperación de la democracia

A medida que se fue acercando el fin de la dictadura los médicos fueron enfatizando tanto sus demandas como el tono en que las realizaban y se fue generando un distanciamiento con las autoridades de la época, ya que no acogían las solicitudes del Gremio ni respetaban los espacios de participación que le correspondían por Estatutos, tales como las instancias de programación e implementación de políticas públicas de salud.

Es así que para 1983, el Colegio hace suya la inquietud nacional en lo que respecta a la profunda crisis moral, social y económica del país y plantea a las autoridades del sector de salud una larga lista de problemas acumulados durante los 10 años de dictadura, solicitando:

a) Recuperación de las deterioradas estructuras de la Medicina Social chilena;

b) Dignificación de la profesión médica través de remuneraciones dignas;

c) Carrera funcionaria y concurso de antecedentes de mérito;

d) Fin la cesantía médica;

e) Recuperación de las condiciones de trabajo en los hospitales públicos, tanto en sus aspectos técnicos como humanos;

f) Recepción y aceptación de las proposiciones del Colegio Médico en materia de Aranceles.

En cuanto a la educación médica, se insiste en el término de la intervención en las universidades por el gobierno, debiendo éstas retomar su misión formadora de post-grado y recuperar la carrera académica de los profesionales médicos [19].

El Colegio adhiere a la movilización nacional y la protesta pacífica que comienza a generarse, pues se sentía interpretado por las razones que las distintas organizaciones convocantes esgrimían:

“Los médicos somos ciudadanos y nos vemos afectados igual que el resto de nuestros compatriotas por la falta de libertad justicia y democracia” [20], argumentan.

Como hito cúlmine de este capítulo mencionaremos la huelga de médicos llevada a cabo el año 1986. Ya a principios de ese año los profesionales  habían salido a manifestarse para pedir mejoras en los servicios asistenciales y el 25 de marzo, con el patrocinio de la Federación de Colegios Profesionales, nace a la luz pública la Asamblea de la Civilidad [21], que convocó a diversas entidades sociales, sin distinción alguna, con el fin de terminar con la dictadura y recuperar la democracia en el país. La agrupación suscribe la “Demanda de Chile”, en cuyo párrafo final explica:

Estamos convencidos que para resolver la crisis nacional, evitando un enfrentamiento fratricida, necesitamos un gobierno dotado de amplio apoyo popular y sólida representatividad democrática. El Gobierno actual carece de respaldo civil y su legitimidad es cuestionada por la ciudadanía. No hay otro camino, por lo tanto, que recurrir a la voluntad del pueblo para que decidamos el futuro de la nación. Esta es nuestra demanda. Estas son nuestras demandas, ellas expresan le esperanza de Chile. Constituyen la decisión orgánica de la civilidad chilena, expresada con la misma determinación de los patriotas del histórico Cabildo de 1810 [22].

Sin embargo, las jornadas de manifestación más importantes de ese año fueron las llevadas a cabo los días 2 y 3 de julio (posteriormente hubo un paro nacional el 4 de septiembre de 1986), las cuales estuvieron convocadas y encabezadas por la Asamblea de la Civilidad, que además lograron la adhesión de diversos gremios, estudiantes, organizaciones sociales, etc. Fue precisamente en este contexto donde el Colegio Médico mostró su postura firme contra la dictadura militar, cuestión que trascendería y le daría un sello político a la gestión que comenzaría en los años de transición.

Referencias:

  1. Peter Winn, Revolución chilena, Santiago, LOM, 2013, pp. 39.
  2. Molina Bustos, op. cit., pp. 161.
  3. Ibid., pp. 158.
  4. Presidencia de la República. Mensaje del Presidente Salvador Allende al Congreso Nacional. 21 de Mayo de 1971. Archivo Nacional. Dibam.
  5. Declaraciones poco felices”, en Vida Médica, Vol. XXIII, n°2, Santiago, febrero de 1971, pp. 3.
  6. «Se realizó primera convención nacional de médicos de izquierda”, en Vida Médica, Vol. XXIII, n°5, Santiago, mayo de 1971, pp. 22-23.
  7. “Reformas en el Servicio Nacional de Salud”, en Vida Médica, Vol. XXIII, n°3, Santiago, marzo de 1971, pp.
  8. Mario Casasús “Los importantes logros en Salud Pública en el gobierno de Allende”, [online], 2009, [citado 2018-10-17], s/p. Disponible en http://salvadorallende.blog.lemonde.fr/2009/03/06/los-importantes-logros-en-salud-publica-en-el-gobierno-de-allende/
  9. “A S.E.: Solicitamos que renuncie”, en Revista Vida Médica, Vol. NN, N° X, agosto de 1972.
  10. “El Colegio Médico durante el Gobierno Militar (1973-1980) (1981-1989)”, en Vida Médica, Vol. 41, n°6, noviembre – diciembre 1989, pp. 345 a la 353.
  11. Entrevista al Dr. Ernesto Mundt, primer presidente Del Colegio Médico después del 11 de Septiembre de 1973, en Vida Médica, Vol. 41, n°6, noviembre – diciembre 1989, pp. 351.
  12. Molina, op. cit., pp. 173-174.
  13. “El Colegio Médico durante el Gobierno Militar (1973-1980) (1981-1989)”, en Vida Médica, Vol. 41, n°6, noviembre – diciembre 1989, pp. 345.
  14. “Editorial”, en Vida Médica, Vol. XXV, n°9, Santiago, septiembre de 1973, pp. 5.
  15. El Colegio Médico durante el Gobierno Militar (1973-1980) (1981-1989)”, en Vida Médica, Vol. 41, n°6, noviembre – diciembre 1989, pp. 345.
  16. “El Colegio Médico durante el Gobierno Militar (1973-1980) (1981-1989)”, en Vida Médica, Vol. 41, n°6, noviembre – diciembre 1989, pp. 347.
  17.  El Colegio Médico durante el Gobierno Militar (1973-1980) (1981-1989)”, en Vida Médica, Vol. 41, n°6, noviembre – diciembre 1989, pp. 348.
  18. Ídem
  19. “El Colegio Médico durante el Gobierno Militar (1973-1980) (1981-1989)”, en Vida Médica, Vol. 41, n°6, noviembre – diciembre 1989, pp. 349.
  20. Ibid, pp 350
  21. “La Asamblea de la Civilidad aborda el periodo en que se produjeron las más grandes jornadas nacionales de protesta y al mismo tiempo, la desarticulación del amplio movimiento social que las promovió y que se planteaba, no sólo terminar con la dictadura, sino también con el modelo neoliberal, tal como la “Demanda de Chile” lo manifestaba claramente”. Ver en “Asamblea de la Civilidad: la movilización social contra la dictadura en la década de los 80”, [online], 2014, [citado 2018-10-19], s/p. Disponible http://www.londres38.cl/1934/w3-article-97495.html
  22. “El Colegio Médico durante el Gobierno Militar (1973-1980) (1981-1989)”, en Vida Médica, Vol. 41, n°6, noviembre – diciembre 1989, pp. 352.

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Capítulo III

1989 a 2018

“El retorno a la democracia y la dignidad como bandera de lucha: El Colegio Médico desde los ‘90 hasta nuestros días”

3.1 Organización y acción médica en los primeros años de democracia.

Los 17 años de dictadura en Chile le dieron un significado distinto a la década de 1990. Como ya se mencionó anteriormente, los médicos fueron protagonistas del proceso que abrió camino hacia la democracia en el país, liderando la ya mencionada Asamblea de la Civilidad, instancia bajo la cual terminarían organizándose distintos colegios profesionales, pero donde el Colegio Médico tuvo un papel central.

Recordemos que a la cabeza de esta organización multigremial estuvo el médico Juan Luis González, quien había sido elegido presidente del Colegio Médico el año 1982 y, nuevamente, en 1984 y 1986. En abril de este último año fue cuando asumió la responsabilidad, bajo el amparo del partido democratacristiano, de conducir la Asamblea de la Civilidad.

La gran movilización social forzó a las autoridades del Régimen Militar a llamar a un plebiscito para el 5 de octubre de 1988, donde la opción “Sí” significaba la continuidad del General Augusto Pinochet y la alternativa “No” representaba establecer plazos concretos para el fin de la dictadura. Con 3.959.495 votos, equivalentes al 54,7% de los más de 7 millones de chilenos inscritos para votar, se impuso esta última opción, con lo que comenzó el esperado retorno de la democracia y se convocaron a elecciones presidenciales y parlamentarias, para, finalmente, entregar el mando del país el 11 de marzo de 1990 a Patricio Aylwin Azócar [1].

Es importante recalcar y explicar este contexto, puesto que el final de la dictadura viene a potenciar la importancia que los gremios, como instancias de organización y acción, tuvieron a nivel político en tiempos donde la censura y la represión eran elementos prevalentes y donde el gremialismo era observado con un fuerte recelo por parte de la institucionalidad. La Asamblea de la Civilidad vino, entonces, a darle un nuevo aire a las formas de organización dentro del Colegio Médico, cuestión que se haría evidente desde el primer año del gobierno del Presidente Patricio Aylwin.

La salud en Chile se vio fuertemente modificada en los años de dictadura. Uno de los cambios más sustanciales fue el traspaso de la seguridad social a manos de privados, con la creación y masificación de las Isapres. Junto con ello, también creció el número de personas que se atendía en los servicios públicos de salud, aunque la falta de personal, infraestructura y condiciones dignas para el trabajo de los médicos y la atención de los pacientes empeoraba cada vez más.

En palabras de Cecilia Montero y Carlos Vignolo, “al asumir el gobierno de Aylwin, se convino en un severo diagnóstico del estado en que el gobierno militar había dejado los servicios de salud: serias deficiencias en infraestructura, tiempos y calidad de atención sumamente deteriorados, bajas remuneraciones y malas condiciones de trabajo” [2].

En 1990, el presidente Aylwin designó como Ministro de Salud al médico Jorge Jiménez de la Jara, quien desde sus primeros días como líder de la cartera de salud tuvo que lidiar con las exigencias del Colegio Médico para las mejoras en las condiciones de trabajo de sus afiliados.

Como una prueba fehaciente de que las reivindicaciones gremiales están por sobre las simpatías políticas, el Colegio Médico manifestó su oposición con respecto a las políticas que estaba llevando a cabo el Gobierno, por considerarlas insuficientes para lograr mejoras sustanciales en los servicios de atención.

Así, ya desde 1990 la demanda del Colegio tuvo relación con los graves problemas existentes en los servicios de urgencia, principalmente los de la región Metropolitana. Los médicos, además, enfocaron sus peticiones en la mejora de sueldos, el establecimiento de la carrera funcionaria y la puesta en marcha de una ley de urgencia.

Luego de dos años y al no tener respuestas satisfactorias por parte de las autoridades de gobierno, en 1992 los trabajadores de los servicios de urgencias convocaron a un paro nacional de 24 horas, algo totalmente inédito, pues era la primera vez en la historia del gremio que los funcionarios de ésta área hacían un llamado a detener sus labores por completo. Montero y Vignolo describen el panorama vivido en ese entonces de la siguiente manera:

Al malestar crónico por la falta de recursos vino a sumarse la percepción de los médicos de que las autoridades de gobierno, a las que habían hecho llegar sus propuestas y demandas, no tenían la capacidad para entender que la Asistencia Pública no podía ser considerada como un hospital más. La chispa que encendió el fuego ocurrió en un almuerzo de los jefes de turno de la Posta: de acuerdo a los cálculos de los directivos, no habría suficiente personal para reemplazar a los médicos de turno durante las vacaciones. Ante la alarma que esto provocó quedaban dos alternativas: rechazar pacientes en la Posta o cerrar el servicio.

Reunidos 78 de los 110 médicos del servicio, deciden que lo más responsable es renunciar masivamente; acto seguido, se pliegan todos los servicios de urgencia del país. En esos días, Televisión Nacional presenta un cuadro dramático de las condiciones de atención de urgencia. Cunde el malestar en la opinión pública. 24 horas antes de hacerse efectiva la renuncia, el Subsecretario los llama a negociar. El Ministro, que había subestimado el poder de los médicos de urgencia, renuncia a su cargo [3].

Un relato valioso para recordar este hito es el del doctor Carlos Carvajal, quien hoy es el Presidente del Departamento de Formación y Acreditación del Colegio Médico y que en ese entonces era el Jefe de Urgencias del Hospital Salvador. Él recuerda así la noche en que se daría inicio a la huelga de funcionarios:

Al no haber soluciones a las malas condiciones de trabajo y bajas remuneraciones, se había llegado a que todo estuviera dispuesto para que el 1 de noviembre de 1992, todos los Servicios de Urgencias paralizaran, porque los médicos que trabajan allí habían presentado las renuncias en forma individual, algo inédito en la historia de la medicina chilena. El Colegio Médico hacía esfuerzos ante el Gobierno para que esto no sucediera, teniendo su directiva reuniones permanentes con las autoridades del Ministerio de Salud.

Recuerdo que muy tarde, el 31 de octubre de ese año, subí al comedor del servicio de urgencia del Hospital del Salvador para dialogar con los médicos de turno y ver cuál era el estado de ánimo de ellos.

Al entrar al comedor quedé sorprendido al ver que había una especie de fiesta de despedida dispuesta para las 00:00 horas, lo que daría inicio a la retirada de todos ellos.

Por fortuna, muy avanzada esa noche, el presidente Patricio Aylwin en cadena nacional aceptó en su totalidad las peticiones, dando curso a la Ley de Urgencia [4].

Este paro realizado por los funcionarios médicos significó uno de los mayores logros en la historia del Colegio Médico. La organización y presión realizada dio cuenta del gran poder que había adquirido el gremio durante los años previos. Respecto a este hito, Montero y Vignolo relatan que:

El único Ministro al cual el Presidente Aylwin debió remover de su cargo por presión gremial -en todo su período de 4 años- dejaba su cargo en octubre de 1992. Los médicos de urgencia del país, encabezados por el equipo de la Asistencia Pública de Santiago – más conocida como Posta Central- habían logrado quebrarle la mano a un Presidente de la República que contaba con alto apoyo ciudadano y que se había propuesto mantener intacto el gabinete durante todo su período. Aun así, Jorge Jiménez, Ministro de Salud, debió dejar su cargo después de haber resistido por muchos meses las presiones de aumento salarial del personal médico de los servicios públicos de salud. Acto seguido, las remuneraciones de los médicos de urgencia experimentaron un reajuste de cerca de 80%, uno de los más elevados mejoramientos salariales obtenido en mucho tiempo en Chile [5].

Otro médico que da cuenta del grave problema que aquejaba a los médicos que trabajaban en los servicios de urgencia es el doctor Ricardo Vacarezza, quien estuvo a la cabeza del Colegio Médico durante los años 1993 y 1996. Este ex presidente gremial hace una remembranza de su pasado a cargo del Colegio y señala lo siguiente:

El primer conflicto que nosotros encaramos, fue la situación de los servicios de urgencias que estaban en una gran crisis. Las condiciones de trabajo y las remuneraciones de los médicos de urgencia, eran de tan mala calidad que estaban renunciando todos y quedaban turnos de 2 ó 3 profesionales en vez de 5 médicos, y seguían renunciando. Nosotros se lo informamos al ministro de Salud de la época y él no lo consideró. Finalmente le costó el puesto, ya que cuando el Presidente Aylwin (con quien tuve muy buenas relaciones) tomó conocimiento de esto, no le quedó otra opción que cambiar al ministro, tras lo cual comenzó a mejorar la situación [6].

Por su parte, el Dr. Enrique Accorsi, quien lideraba el Consejo Regional de Santiago en esa época, señala que:

Hubo una gran participación de médicos en el movimiento gremial que hicimos en todo Chile para mejorar las condiciones de los profesionales que trabajaban en el sistema de urgencia, que estaba completamente desarmado desde la época del gobierno militar. Por ejemplo, no había suficientes médicos para cubrir las urgencias y los pocos que había, tenían que atender la UTI, intermedio, pasar visita y todo esto con sueldos precarios. Como manera de presionar al Gobierno de la época, tenía en mi escritorio las renuncias de todos los médicos de los servicios de urgencia del país, eran miles. Además, mientras el ministerio decía que todo estaba bien, nosotros denunciamos las falencias y la precariedad del sistema en un programa de televisión, ante lo cual el Presidente Patricio Aylwin solicitó la renuncia del ministro de salud Jiménez de la Jara [7].

En cuanto a las soluciones alcanzadas, Accorsi agrega que “las urgencias se poblaron desde Arica a Magallanes; se crearon nuevos cargos para la UTI e intermedios, y la urgencia pasó a ser la columna vertebral del sistema de salud. Fue toda una revolución. Además, se creó un sistema para los médicos que cumplían 20 años de ejercicio en la urgencia para que quedaran liberados de hacer noche, que fue el artículo 44 “Liberados de Guardia” [8].

No obstante, los problemas en la Asistencia Pública no se solucionaron luego de la histórica huelga realizada por los médicos. El problema persistió y las deficiencias del sistema se fueron haciendo cada vez más notorias y graves. El compromiso adquirido por la Concertación a lo largo de las décadas de 1990 y 2000 estuvo relacionado con las demandas realizadas durante el año 1992, pero no pudieron ser satisfechas en su gran medida. Así, los años posteriores al retorno de la democracia se vieron manchados por la justa oposición ejercida por el Colegio Médico, desde donde persistieron en la exigencia de mejoras en los servicios públicos, en la ampliación de cobertura y en la dignidad para los funcionarios y pacientes.

El 13 de Octubre de 1999, una Asamblea en el Hospital Barros Luco marca el punto de partida de un nuevo conflicto entre el gremio y la autoridad de salud, que se extendió a nivel nacional, por la tramitación durante casi una década de sus demandas salariales y de mejora en las condiciones de atención del sector público. La carencia, cada día más creciente, de médicos generales y especialistas, como resultado de la ausencia de una política de Estado, y la reiterada falta de respuestas a estas solicitudes, originan un nuevo paro que involucra a los médicos de atención diurna y otros profesionales de la salud, el día 12 de Noviembre de ese año. Finalmente, se alcanza un acuerdo con el gobierno, el cual se firma el día 18 del mes en curso en el Palacio de La Moneda, en el cual los médicos obtienen un reajuste del 18% en sus salarios, mientras que otros gremios reciben cerca del 5%.

En 2007 volvieron tensarse las relaciones entre el Gremio y el Gobierno con una nueva Movilización Médica Nacional. Fue en la convención anual de La Serena, realizada a fines de Abril, donde los dirigentes nacionales y regionales dijeron “¡Basta de atropellos a la profesión!”, dando un plazo de 90 días para efectuar movilizaciones en caso de no obtener respuesta de la autoridad. Bajo el slogan “Más dignidad para médicos, pacientes y equipo de salud”, el Colegio exige más estabilidad laboral, carrera funcionaria, mejores remuneraciones y salud de calidad para todos los chilenos.

El tiempo pasa y la autoridad sigue sin entregar las respuestas esperadas. La campaña gremial se refuerza, denunciando a través de la prensa la precariedad del servicio público, con hospitalizaciones en camillas y sillas en los servicios de urgencia. En paralelo, se suman a esta movilización organizaciones como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y los colegios de Químicos Farmacéuticos y de Dentistas. Se anuncia un paro nacional de Médicos Generales de Zona para el 28 de Agosto ante el rechazo a las propuestas entregadas por el Ejecutivo, al cual adhieren cerca de 700 facultativos desde Arica a Magallanes.

El conflicto escala. El Presidente de la Mesa Directiva de aquel entonces, Dr. Juan Luis Castro, declara:

“No estamos dispuestos a seguir manteniendo el diálogo con una autoridad que ha sido cómplice, doble estándar, porque mientras en lo privado acoge nuestros planteamientos y valora el rol de los médicos, en lo público desprestigia y descalifica a los profesionales de la salud” [9]. Se suspenden las conversaciones con el Ministerio de Salud y se convoca a una nueva paralización de funciones en regiones para el 26 de Septiembre -a la cual se suma el 95% de los profesionales- y otro a nivel nacional en el mes de Octubre, además del llamado a presentar renuncias en forma masiva en todo Chile.

En ese marco, se retoman las negociaciones, las que en una semana llegan a buen puerto. El 5 de Octubre, con la aprobación unánime del Consejo General, se sella el acuerdo entre ambas partes, el cual contempla incremento en las remuneraciones de los profesionales afectos a la Ley 19.664; aumento de los cargos de planta; bono mensual para los funcionarios de la Ley 15.076; residencia para profesionales EDF; incentivo al retiro; becas de formación y mejoras salariales para APS; recuperación del bono de honorarios médicos, permitiendo un pago directo a los adscritos a la Modalidad de Libre Elección; la creación de la Unidad de Seguridad del Paciente; y avances en la Ley Médica Complementaria, que incluyen obligatoriedad de acreditación para los médicos a contrata en cargos diurnos; la Asignación de Experiencia Calificada y perfeccionamiento del Sistema de Alta Dirección Pública. Esta norma, se publicó en el Diario Oficial el 19 de Abril de 2008 [10].


3.2 Reformas a la Salud en Democracia

En Agosto de 2004 se promulga la Ley 19.966 denominada del “AUGE” o de Acceso Universal con Garantías Explícitas, la cual deriva rápidamente sólo a estos últimos dos conceptos, ya que beneficia a pacientes afectados por un grupo limitado de patologías.

Por ello, desde un principio, el Gremio se mostró crítico de esta propuesta y realizó distintas acciones de protesta, como paros, ayunos y marchas, al considerarla discriminatoria, por hacer la diferencia entre los pacientes AUGE y los que no son parte de este grupo; que no solucionaba los problemas reales de la salud pública, como falta de financiamiento, listas de espera, modernización hospitalaria, estabilidad laboral entre otras; y que se había elaborado sin considerar las opiniones de todos los sectores involucrados.

Respecto a este rechazo por parte de los médicos, el Dr. Juan Luis Castro explica que “el Auge, siendo una buena iniciativa, genera un grado de discriminación frente a las enfermedades que no son parte de esta canasta. Esta postergación continúa pesando en el sistema público, con las listas de espera No Auge que son las que no tienen plazos máximos y que están en un grado de abandono bastante importante hasta el día de hoy. Actualmente se estiman en casi 2 millones estas listas de espera. Por lo tanto, en esa batalla, que fue muy dura en esa época y que fue muy aguerrida por el Colegio Médico, el tiempo nos dio la razón, en el sentido que el Plan Auge debe ser corregido, mejorado e inclusivo de aquellas enfermedades que no aparecen incorporadas y que en la práctica están abandonadas de cualquier sistema de oportunidad de atención y financiamiento” [11].

El mismo año 2004, se promulga la Ley 19.937 que modifica el D.L. Nº 2.763 de 1979, con la finalidad de establecer una nueva concepción de la autoridad sanitaria, distintas modalidades de gestión y fortalecer la participación ciudadana.

Esta norma creó una nueva estructura, que incluyó una segunda Subsecretaría, la Superintendencia de Salud y el traspaso de la autoridad sanitaria regional al SEREMI de Salud. Además, determinó que los 56 Hospitales Públicos del país adquirían el carácter de “autónomos”, por lo que podían establecer convenios de compra y venta de servicios a privados, este punto generó especial rechazo entre los médicos. En palabras del Presidente del Consejo Regional Santiago de la época, Dr. Carlos Villarroel, “es el Estado el que pierde financieramente. Con esta Ley y los hospitales autosugestionados, se pierde la principal ventaja del sistema de salud que es la economía de escala. Si se va a tener que funcionar para hospitales de 300 camas, todo va a salir más caro y al final de cuentas, en Chile, quien paga la salud son los propios usuarios” [12].

Documento creado por el gremio para aportar a la discusión sobre la Reforma de la Salud de aquella época. Entre las principales medidas, sugería Programas de Atención Integral de Salud (PAIS), no excluyentes, explícitos y amplios; pago de prestaciones a costo real; aumento del aporte fiscal; un Fondo Universal Solidario; fortalecimiento de la APS; regulación del Sistema Isapre y recuperación de la tuición ética por parte de los Colegios Profesionales [13].


3.3. Más democracia para el Colegio Médico

Los ‘90 también trajeron cambios internos dentro de la Orden. Así fue como en 1992, en la Asamblea General Extraordinaria de Socios del 14 de Agosto, se crea la “Mesa Directiva Nacional”, con nuevas facultades y deberes propios, integrada por un Presidente, Vicepresidente, Secretario/a General, Prosecretario/a General y Tesorero/a. Además, se establece, por primera vez, que los tres primeros cargos deben ser elegidos en votación directa, de carácter nacional, y contar con al menos el patrocinio del 5% del total de asociados [14].

Sobre este hito, el Dr. Ricardo Vacarezza, quien lideraba una de las listas en competencia y la que, posteriormente, resultó electa, recuerda que “en el año ‘92 participaron todos los colegiados del Gremio. Nuestra lista fue transversal, ya que iba como candidato a presidente como demócrata cristiano; el secretario general era una persona de derecha; un vicepresidente comunista; y un tesorero socialista” [15].

Más tarde, en la Convención de Consejos Regionales realizada en Puerto Chacabuco en Abril de 2004, se realizaron nuevos cambios en el documento que rige al Colegio Médico, destacando entre ellos la modificación a la conformación del Consejo General, instancia que hasta ese momento estaba integrada por los representantes que designaba cada Consejo Regional y que residían mayoritariamente en Santiago, y que ahora estaría compuesta por los presidentes regionales; la incorporación con derecho a voz y voto, de manera inédita, de los profesionales jóvenes, representados por el presidente de la Agrupación de Médicos Generales de Zona; y la creación de los Tribunales de Ética, que actúan en forma separada de los órganos directivos, como una manera de dar mayores garantías y transparencia a los procesos [16].

Luego, en la Asamblea General realizada en Arica en 2016, se suma con derecho a voz y voto a la Agrupación “Residentes Chile”. No obstante, la incorporación de estas entidades no estuvo exenta de tensiones y cuestionamientos, por lo que quedó sujeta a la decisión de los miembros del H. Consejo General. En su sesión de Junio de 2017, no se alcanzó el quórum de dos tercios definido en el Título V Art. 8 de los Estatutos, que permite incorporar con derecho a voz y voto a los Presidentes de las Agrupaciones antes señaladas, por lo que se mantuvo solo su derecho a voz. Esto generó gran revuelo en las bases médicas, las que cuentan con un número cada vez mayor de médicos jóvenes partícipes de estas agrupaciones [17].

Por este motivo la Directiva Nacional conformó una “Comisión de Estatutos”, para proponer un modelo de organización del Colegio Médico que abordara desde su estructura el problema de representatividad. Así fue como en la última Asamblea General de Puerto Chacabuco, en Junio de 2018, se aprobó la incorporación de las agrupaciones al HCG y Asamblea General con derecho a voz y voto, cumplidos los requisitos previos y transcurridos a lo menos dos años de su conformación. Además, se establece la elección directa de todos los regionales, sin excepción, y la instauración de cuotas de género para la Mesa Directiva Nacional, Directiva de Agrupaciones Nacionales, Instituciones asociadas al Colegio Médico y en los candidatos a los Consejos Regionales, que deben contar con al menos 40% de representantes del género minoritario, mujer u hombre, en concordancia con los nuevos tiempos y los cambios introducidos por la reforma laboral [18].


3.4. La gran batalla: La recuperación de la Tuición Ética

Los ex presidentes del Colegio Médico coinciden en que uno de los principales temas pendientes es la restitución de la Tuición Ética por parte de los colegios profesionales, la cual, pese a los esfuerzos de distintas directivas y promesas y apoyos otorgados por distintos Gobiernos, aún es un tema pendiente.

El Decreto Ley 3.621, de 1981, transformó a los Colegios Profesionales en asociaciones gremiales, haciendo voluntaria la afiliación de los profesionales, privándolos, además, de sus facultades para sancionar las infracciones a las normas que regulan la ética profesional, entregando las potestades jurisdiccionales para velar por el cumplimiento de aquellas normas a los Tribunales de Justicia.

Sobre este cambio, el Dr. Enrique Accorsi es tajante al decir que “durante el gobierno militar. Pasamos de ser Corporación de Derecho Público, donde era obligatorio que nuestra opinión se tomara en cuenta para el diseño de políticas públicas, a Asociaciones Gremiales que no tienen ninguna trascendencia jurídica ni valor político. Para revertir esto, en los años ‘90 se presentó un proyecto de ley; sin embargo, desde esa época duerme en el Congreso. Los colegios profesionales fuimos un pilar fundamental en la recuperación de la democracia y es una vergüenza que durante todos estos años no se haya legislado en esta materia” [19].

El año 2005, el Congreso Nacional aprobó diversas modificaciones a la Constitución, una de las cuales reconoció a los Colegios Profesionales constituidos en conformidad a la Ley la facultad para reconocer las reclamaciones que se interpongan sobre la conducta ética de sus miembros, atribuyendo a tribunales especiales establecidos en la Ley, la facultad de juzgar a los profesionales que no se encuentren asociados, pero sin establecer la colegiatura obligatoria. No obstante, quedaba pendiente la normativa que hiciera aplicable esta reforma.

El Dr. Pablo Rodríguez, quien presidió la Orden entre los años 2008 y 2011, recuerda que “planteamos a la ex Presidenta Bachelet la importancia de enviar una iniciativa legislativa para la recuperación de la Tuición Ética y ella lo anunció en el mensaje del 21 de mayo de la época. Fuimos al Congreso a defender este proyecto y lideramos a los otros colegios” [20].

Esto se concretó en el año 2009, cuando se presentó el proyecto de Ley sobre Colegios Profesionales (Boletín 6.652-07), que se fundamenta en que para hacer aplicable la Reforma Constitucional de 2005, se requiere desarrollar la normativa que permita que los colegiados queden efectivamente sometidos a la vigilancia disciplinaria de sus asociaciones gremiales. Nuevamente, los médicos quedan a la espera de lo que ocurre en el Parlamento.

En julio de 2016 y tras siete años desde el envío del proyecto, la Cámara Baja retoma su discusión, tras el oficio enviado por la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, mediante el cual hace presente la urgencia “simple”, para el despacho de este proyecto.

El Dr. Enrique Paris puntualiza que “desgraciadamente, ha sido una promesa de los últimos gobiernos y que no se ha podido lograr, y es algo pendiente que me duele bastante, ya que habría sido un hito muy relevante. Sin embargo, firmamos con la Cámara de Innovación Farmacéutica, un Código de Ética para las relaciones entre los médicos y la industria farmacéutica. Es algo inédito y fue un trabajo de varios años del departamento de Ética y que quedará como un aporte significativo del Colegio Médico de Chile” [21].

Por su parte, la directiva actual del Colegio Médico también ha dedicado sus esfuerzos a que este antiguo anhelo se concrete. Para ello, trabaja junto a otros gremios reunidos en la Federación de Colegios Profesionales para sacar adelante esta normativa.

En Agosto de 2017 se reunieron en la sede de la Orden para pedir en conjunto la reactivación de la iniciativa legal que lleva ocho años en el Congreso. Tras este encuentro, la Dra. Izkia Siches, a cargo de la dirigencia nacional de los médicos, solicitaba a la Presidenta Michelle Bachelet “que instruya al ministro de la Segpres que pueda efectivamente concretarse un reimpulso a este proyecto dentro de los tiempos legislativos y avanzar hacia la universalización de la colegiatura, así como la tuición sobre todos los profesionales y no solamente los colegiados” [22].

Además, han solicitado audiencias con las autoridades del ministerio de Salud, de la Secretaría General de la Presidencia y el Jefe de Estado, para conseguir el apoyo para que el proyecto que duerme en el Congreso hace ya varios años se convierta en Ley.

En forma paralela a las acciones realizadas en el ámbito legislativo, las distintas directivas han trabajado por fortalecer y actualizar el Código de Ética del Colegio Médico, adecuándose a los cambios que ha debido enfrentar la profesión durante los años.


3.5. Recuerdos en transición: Memorias de Presidentes del Colegio Médico

Sin duda todos los miembros que han sido parte del Colegio Médico guardan recuerdos relevantes de la trayectoria de este gremio que ha sido agente activo de los cambios sociales del Chile contemporáneo. En diciembre de este año el Colegio cumple 70 años y se hace necesario abrir espacios para la memoria, pues el pasado pasa a ser parte de la constitución actual de uno de los colegios profesionales más influyentes a nivel nacional.

Como un ejercicio natural, las sociedades o grupos que forman parte de una misma historia tienden a mirar hacia atrás con nostalgia aquel pasado tan ajeno y a la vez tan familiar. Si se analiza la historia del Colegio Médico nos daremos cuenta que este organismo siempre tuvo una actitud activa ante las coyunturas que iban surgiendo. Es tal vez esa ausencia de pasividad uno de los rasgos más valorables de un gremio que muchas veces estuvo políticamente dividido, pero que sin embargo siempre tuvo como objetivo el avance en pos de un bien común. Durante los últimos 28 años ha habido diversos hitos y procesos que son necesarios destacar, pues todos representan un avance para las mejoras sociales en el ámbito de la salud y para las mejoras laborales de los funcionarios que conforman el gremio.

Ricardo Vacarezza, por ejemplo, presidente del Colegio entre los años 1993 y 1996, sugiere nuevos desafíos para el futuro del Colegio, de cara al ya pronto centenario. Afirma al respecto que las proyecciones del gremio deben estar concentradas siempre en las mejoras del sistema:

La salud en Chile está en una situación crítica, absolutamente crítica, lo que implica, por una parte, que la organización médica sea capaz de señalar cuáles son las situaciones más conflictivas y describirlas con mucha fuerza y con documentación, y además proponer soluciones adecuadas. Está muy bien la crítica, pero sin proposiciones no tiene mayor sentido. Aquí el Colegio tiene una misión fundamental que nadie más la puede realizar frente a las condiciones actuales de la salud en Chile [23].

El Dr. Enrique Accorsi, presidente del Colegio entre 1996 y 2002, pone a su vez en relevancia hitos que estuvieron presentes durante el periodo que él presidió y dan cuenta de que la participación gremial no siempre ha tenido los mismos rasgos. Al respecto señala que de su periodo como presidente que:

Un tema relevante, fue el cambio en la manera de elegir al Presidente del Colegio Médico, ya que antiguamente las regiones elegían sus representantes para conformar el Consejo General, el cual a su vez elegía a uno de sus miembros como Presidente Nacional. Nosotros cambiamos esto e implementamos el sistema de un médico, un voto, es decir, todos los colegiados votaban por un Presidente y los cargos de la Mesa Directiva. Con esto  logramos democratizar el Colegio y ampliar la participación en los procesos electorales [24].

El Dr. Juan Luis Castro, quien presidiera el Colegio entre los años 2002 y 2008 recuerda que:

En el plano interno, realizamos una gran reforma al estatuto del Colegio Médico que permitió, por una parte, que el Consejo General fuera representativo en forma directa de las regiones y sustituimos los consejeros designados que existían hasta esa época, por los presidentes regionales asumiendo la embestidura de consejero regional por el solo hecho de ser presidente regional. Por lo tanto, fue un cambio de democracia directa, mucho más representativo de lo que existía en las bases médicas hasta ese momento que era de forma indirecta y por designación. A la vez colocamos límite a la reelección a la presidencia de la Mesa Nacional en sólo una reelección. Asimismo se tomó la decisión que existiera un proceso de segunda vuelta, si ninguna de las listas en competencia a la mesa nacional tenía más del 50%. Ese sistema ha sido muy útil ya que la competencia es sana, pero también se requiere de mayorías amplias para gobernar y por eso el sistema de segunda vuelta, aunque no sido utilizado, puede ser convocado en cualquier momento, según el nivel de competitividad que hay en las elecciones [25].

El Dr. Pablo Rodríguez, quien lideró la Orden entre 2008 y 2011, destaca que:

Colocamos al Colegio en la agenda pública, pero con un discurso técnico, que iba respaldado por estudios. Por ejemplo, en esos años nos tocó plantear reiteradamente a las autoridades, la necesidad de cerrar la brecha del déficit de camas que tenemos hasta el día de hoy en la red pública. Existe una falencia de 2,1 camas por mil habitantes, y deberíamos tener el doble de aquello.

También, respecto a la formación de especialistas, insistimos en plantear a la autoridad, la necesidad de que se formaran especialistas con financiamiento del Estado para contar con los médicos que se requieren hoy día en los hospitales públicos. Acá hago el punto, ya que el Gremio plantea los temas, pero no es el Ejecutivo y una de las frustraciones que nos queda, es que el Colegio en todos los gobiernos, ha planteado la necesidad de fortalecer el sistema público de salud. Sin embrago, el avance es lento [26].

Asimismo, el Dr. Enrique Paris, quien presidió el Gremio por dos periodos, entre 2011 y 2017,  recuerda los avances realizados bajo su presidencia, señalando que:

Durante nuestro período se lograron consensuar dos proyectos de Ley de Incentivo al Retiro con gobiernos diferentes y que fueron en beneficio directo de los participantes de la ley médica. Trabajamos en conjunto con otros Colegios Profesionales y fue muy bien recibido por ellos.

Otro hito es el aumento de colegiados, que fue extraordinariamente alto, gracias a una campaña de fidelización para los médicos que no estaban colegiados.

También mantuvimos buenas relaciones con los Colegios profesionales y especialmente con los dentistas, químicos farmacéuticos y bioquímicos, y con las autoridades de salud de dos gobiernos diferentes y que dieron fruto a buenos proyectos de ley para los profesionales de la salud.

Además, participamos en múltiples proyectos de ley en el Congreso. Fuimos invitados permanentemente como expertos o como Gremio. Se realizaron una gran cantidad de seminarios, congresos y editamos algunos libros [27].

Finalmente, la Dra. Izkia Siches, actual Presidenta del Colegio Médico y primera mujer en ocupar este cargo en la historia del Gremio y quien estará en ejercicio hasta el año 2020, aborda los hitos de su período, lo que espera concretar y los desafíos a futuro para la Orden:

Llegamos a la dirigencia interesados en ampliar el rol de nuestro Colegio, no acotarlo solo a temas gremiales, sino que nuestra profesión participe en los problemas sociales en salud, teniendo una voz clara y potente, con rigurosidad técnica, de forma de ir recuperando el contrato social que teníamos antaño. También, en cuestionar nuestro propio gremio y desafiarlo a resolver problemas internos. Eso requiere todas las miradas, discutir de forma fraterna, entendiendo que somos muy diversos, pero que en la ética y en la evidencia podemos tener puntos de encuentro. Y, además, hemos ingresado de lleno en otros temas de interés nacional como medioambiente, genero, migraciones, infancia, entre otros.

[…]

Espero dejar entreabierta la puerta para que nuestro gremio viva un flujo continuo de nuevos dirigentes, que representen a estos mundos tan diversos de la medicina. Nosotros marcamos un quiebre por ser más jóvenes, tener un equipo y una mujer en la presidencia. Me gustaría que esto ya no fuera una novedad sino parte permanente de nuestro Colegio.

[…]

A futuro, el Gremio debe seguir fortaleciendo el trabajo técnico de los departamentos y el territorial de los regionales, donde los colegas no solo vean al Colegio por la prensa, sino directamente involucrado en los conflictos locales y fuertemente vinculados con sus comunidades [28].

A modo de conclusión, quisiéramos destacar algunos elementos. Primero que todo, que la conformación del Colegio Médico ha significado a lo largo de su trayectoria no sólo un espacio de organización para los médicos, sino una instancia que ha propiciado grandes mejoras en las condiciones de vida de la población chilena. Así, su creación vino a sellar una lucha permanente de los médicos, que se venía dando desde principios del siglo XX.

En segundo lugar, es necesario también relevar la labor política que el Colegio ha llevado adelante, a través de la participación activa en los debates nacionales. En el caso del período de dictadura, cabe destacar el actuar valiente de muchos de los afiliados al Colegio, cuestión que se manifestó no sólo en cuanto a la opinión y oposición de los médicos, sino a la labor ejercida durante todo ese período, sin nunca olvidar la función social, que es, a la vez, la labor primera. Igual de importante han sido los 28 años que han transcurrido desde la llegada de la democracia, período en el cual se han hecho grandes cambios en el sistema de salud.

Por último, quisiéramos resaltar la apertura que comienza a tener el Colegio ante la nueva coyuntura nacional. El siglo XXI se ha abierto ante nuevos debates, donde la valoración hacia la mujer, la igualdad y las garantías universales han estado posicionadas como las cuestiones más relevantes. En base a ello, el Colegio ha experimentado ciertas modernizaciones internas, cuestión que ha quedado manifiesta con la llegada de la primera mujer a la presidencia del gremio. Los debates de género, las aún enormes mejoras que necesita el sistema de salud y la siempre buscada dignidad para los funcionarios forman parte actual de la pauta que marca el futuro camino de este colegio profesional.


Referencias:

  1. Biblioteca del Congreso Nacional. Plebiscito de 1988 marca el fin del régimen militar. [Online] s.f [Citado 2018-10-29] Disponible en https://www.bcn.cl/historiapolitica/elecciones/detalle_eleccion?handle=10221.1/63764&periodo=1973-1990
  2. Cecilia Montero y Carlos Vignolo, Modernización de la gestión en un hospital público: el caso de la Asistencia Pública de Santiago, Santiago, Universidad de Chile: Facultad de Ciencias Físicas y Matemática, 1996, pp. 3.
  3. Montero y Vignolo, op., cit, pp. 5-6.
  4. Carlos Carvajal, colaboración para la Memoria de los 70 años del Colegio Médico de Chile, 2018.
  5. Montero y Vignolo, op., cit, pp. 3.
  6. Ricardo Vacarezza, entrevista inédita para el Colegio Médico de Chile, 11 de octubre de 2018.
  7. Enrique Accorsi, entrevista inédita para el Colegio Médico de Chile, 26 de septiembre de 2018.
  8. Ídem.
  9. “Colegio Médico – Minsal ¡Histórico acuerdo!”. En Revista Vida Médica, Vol. 59 nº 3, Agosto – Octubre 2007, pp. 5 a la 9.
  10. Ídem
  11. “Juan Luis Castro, entrevista inédita Colegio Médico de Chile, 3 de octubre de 2018.
  12. “Promulgación de la Ley de Autoridad Sanitaria, ¿Victoria del Gobierno?”. Revista Vida Médica, Vol. 56, nº 1, Enero – Abril de 2004, pp. 19 y 20.
  13. “Propuestas de Salud del Colegio, PAIS. Alternativa al AUGE”. Revista Vida Médica Vol. 54, nº 4, Diciembre 2002 – Febrero 2003, pp. 13.
  14. Asamblea General Extraordinaria. Reforma de Estatutos Sociales. Revista Vida Médica. Vol. 44, nº 2, Junio – Julio 1992, pp. 26.
  15. Ricardo Vacarezza, entrevista inédita para el Colegio Médico de Chile, 11 de ocyubre 2018.
  16. “Reforma de Estatutos. La modernización del Colegio Médico”. Revista Vida Médica, Vol. 56, nº 2, Mayo – Julio 2004, pp. 38 a la 41.
  17. Comisión de Estatutos (Marzo 2018).“Reforma de Estatutos COLMED. [Online], marzo 2018. [Citado 2018-11-01]. Disponible en http://www.colegiomedico.cl/wp-content/uploads/2018/04/PROPUESTA-REFORMA-ESTATUTOS.pdf el 1 de Noviembre de 2018.
  18. 18“Asamblea General aprobó reforma de Estatutos del Colegio Médico”. [Online], 16 de junio 2018. [Citado 2018-11-01]. Disponible en http://www.colegiomedico.cl/?p=13082 el 1 de noviembre de 2018.
  19. Enrique Accorsi, en entrevista inédita para el Colegio Médico, 26 de septiembre de 2018.
  20. Pablo Rodríguez, en entrevista inédita para el Colegio Médico, 8 de octubre de 2018.
  21. Enrique Paris, en entrevista inédita para el Colegio Médico, 5 de octubre de 2018.
  22. “Colegios Profesionales llaman a tramitar con Urgencia Ley de Tuición Ética” [Online], agosto de 2017. [Citado 2018-11-02]. Disponible en sitio web institucional del Colegio Médico, recuperado de http://www.colegiomedico.cl/?p=10574 el 2 de noviembre de 2018.
  23. Ricardo Vacarezza, en entrevista inédita para el Colegio Médico, 11 de octubre de 2018.
  24. Enrique Accorsi, entrevista inédita para el Colegio Médico de Chile, 26 de septiembre de 2018.
  25. Juan Luis Castro, entrevista inédita para el Colegio Médico de Chile, 3 de octubre de 2018.
  26. Pablo Rodríguez, en entrevista inédita para el Colegio Médico de Chile, 8 de octubre de 2018.
  27. Enrique Paris, entrevista inédita para el Colegio Médico de Chile, 5 de octubre de 2018.
  28. Izkia Siches, entrevista inédita para el Colegio Médico de Chile, 5 de noviembre de 2018.

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[su_spoiler title=»Biografías Presidentes Consejo General 1948 – 2018″ open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

Biografías

Presidentes del Consejo General 1948 – 2018

 

Dr. René García Valenzuela (1949 – 1950)

Nació en Santiago en 1903. Médico Cirujano de la Universidad de Chile y  experto en tisiología. Junto a los doctores Hugo Behm, Salvador Díaz, Enrique Pereda, Kurt Pollak y Sótero del Río Gundián, emprendió el desafío de darle vida al Sanatorio El Peral, hoy conocido como Complejo Asistencial Sótero del Río. Fue director de los hospitales San José, el Sanatorio El Peral y de la Oficina Sanitaria Panamericana, con sede en Washington. Perteneció a la masonería y fue elegido Gran Maestro en 1944, cargo que ocupó hasta 1947 y que volvió a ejercer entre 1969 y 1974. Fue el primer Presidente del Colegio Médico, elegido en el primer Consejo General, que se realizó el 1 de agosto de 1949. Falleció en marzo de 1993.


Dr. Salvador Allende Gossens 1950 – 1952

Nació en Valparaíso, el 26 de junio de 1908. Estudió Medicina en la U. de Chile, donde fue Presidente del Centro de Alumnos y Vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la U. de Chile (FECH). Fue Diputado entre 1937-1941. En 1939 publicó su libro “La realidad Médico Social”. Ese mismo año, asume en la cartera de Sanidad durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, cargo que ocupó hasta 1942. Durante su gestión promovió la unificación de las estructuras asistenciales, que se concretó en 1952 con la Ley del Servicio Nacional de Salud. También, suscitó y logró la promulgación de la Ley que creó el Colegio Médico de Chile. Senador por cuatro períodos, entre 1945 y 1970. Fue candidato a la Presidencia en las elecciones de 1952, 1958, 1964 y, finalmente, resultó electo en 1970, encabezando la Unidad Popular. Gobernó entre el 4 de noviembre de 1970 y el 11 de septiembre de 1973, cuando fallece en el Palacio de La Moneda, tras sufrir un Golpe de Estado.


Dr. Gustavo Jirón Latapiat (1952 – 1956)

Nació el 23 de mayo de 1896 y estudió Medicina en la U. de Chile, donde obtuvo el título de Médico Cirujano en 1919. Trabajó en el Hospital San Vicente de Paul y fue profesor de Anatomía y secretario de la Facultad de Medicina de la U. de Chile. Militó en el partido Radical hasta 1947. Fue senador por la Cuarta Agrupación Provincial “Santiago” entre 1941-1949 y durante su gestión integró la Comisión Permanente de Educación Pública; la de Higiene, Salubridad y Asistencia Pública y fue senador reemplazante en la Comisión Permanente de Relaciones Exteriores y Comercio. Entre las mociones presentadas con otros parlamentarios que se transformaron el ley se destacan la Ley Nº7.138 (1941), que reconoce el tiempo en servicio de profesores y funcionarios de la educación; la Nº9.292 (1949), que permite el voto a la mujer en las elecciones. Fue condecorado por el Colegio Médico de Chile en 1971 por su destacada labor como doctor. Además, fue presidente de la Sociedad Médica de Chile. Falleció el 29 de marzo de 1973.


Dr. Sótero del Río Gundián (1956 – 1957)

Nació en Cauquenes en 1900. Médico Cirujano en la U.de Chile. Estudió en Francia, Austria y Alemania y trabajó en Davos, Suiza, en un Sanatorio, donde adquirió experiencia como tisiólogo. A su regreso, se incorporó al Hospital San José para enfermos tuberculosos, donde se especializó en esta área. Junto a los doctores Hugo Behm, Salvador Díaz, Enrique Pereda, Kurt Pollak y René García, emprendió el desafío de darle vida al Sanatorio el Peral, convertido hoy en el Complejo Asistencial Sótero del Río. Fue Ministro de Bienestar en el gobierno de Juan Esteban Montero, en 1931; Director General de Beneficencia y Asistencia Social, durante el segundo mandato de Arturo Alessandri Palma, entre 1934 y 1938; Presidente de la Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios; Ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social entre 1943 y 1946 y en 1952; y Ministro del Interior de Jorge Alessandri Rodríguez (1958-1964). También, se desempeñó como Consejero Regional del Colegio Médico por Valparaíso y fue presidente de la Orden. Fue profesor de medicina social en la U. de Chile, presidente de la Sociedad de Asistencia Social, director de la Sociedad Médica de Chile y presidente de la Sociedad de Tisiología de Chile. Falleció en Santiago, en 1969.


Dr. Ruperto Vargas Molinare (1957 –  1963)

Nació el 3 de diciembre de 1901. Médico Cirujano de la Universidad de Chile. En la misma casa de estudios, comenzó como ayudante de Anatomía para luego desempeñarse como profesor extraordinario de Patología Quirúrgica y de la cátedra de Cirugía, desde 1937, donde realizó sin interrupción 10 cursos en el Hospital San Borja; y fue docente titular de Higiene, Primeros Auxilios y Accidentes Deportivos en el Instituto de Educación Física, de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Fue ayudante y médico de turno en la Asistencia Pública de Providencia, donde llegó a ser Director en 1936; e interno en el Hospital San Borja, lugar donde fue Jefe de Servicio de Cirugía en 1943 (cargo obtenido por concurso). Fue miembro de las Sociedades Médica de Chile, de Cirugía, de Cirujanos del Hospital. Además, Presidente del Colegio Médico en 1957 y en 1959 fue director de la Sociedad Chilena de Proctología. Publicó numerosos trabajos de investigación en la Revista Médica de Chile, en conferencias y para la Sociedad de Cirugía. Falleció en el año 1990.


Dr. Hernán Romero Cordero (1963 – 1965)

Nació en Santiago en 1907. Médico cirujano de la Universidad de Chile. Continuó sus estudios en la Universidad de Columbia y Harvard (fue becado por la Fundación Rockefeller). Fue profesor y director del Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Chile, Consultor y Experto en instituciones internacionales como Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo. Impulsor de la Escuela de Salubridad, hoy Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, que nació en 1943 tras un acuerdo entre la Universidad de Chile, la Fundación Rockefeller y el Instituto Bacteriológico de Chile; y fue su primer Director, cargo que ocupó entre 1944 y 1950. Presidente del Colegio Médico desde 1963 a 1965. También fue miembro de número de la Academia Chilena de Medicina, institución de la cual fue secretario entre 1970 y 1975. Entre sus publicaciones sobre temas médicos están “El Niño”, en colaboración con el Dr. Schwarzenberg, y “Tuberculosis”, con el Dr. Scroggie. Falleció en mayo de 1978.


 Dr. Emilio Villarroel González (1965-1967 / 1968-1973)

Nació el 20 de octubre de 1911. Cumplió una destacada labor profesional y gremial como Consejero del Regional Concepción; Secretario, Vicepresidente y Presidente del Colegio Médico. Este último cargo lo ejerció en dos períodos. Además, ocupó el cargo de presidente de la Sociedad de Cirujanos de Chile en el año 1957. También, fue voluntario de la 13° Compañía de Bomberos de Providencia. Falleció el 28 de febrero de 2003.


Dr. Luis Pino Escobar (1967 – 1968)

Nació el 4 de diciembre de 1915 y se graduó de Medicina de la Universidad de Chile en 1943. Trabajó en el Servicio de Urgencia del Hospital Barros Luco durante 25 años, donde llegó a ser Jefe de Turno y de la Posta. En este último cargo se dedicó a mejorar la unidad, consiguiendo positivos progresos. Además, promovió la creación de un Servicio Dental, de un Laboratorio de Urgencia y de la ampliación del Servicio de Urgencia. Igualmente, participó activamente en la docencia como encargado de curso de la cátedra del profesor Aguirre Mackay en la Universidad de Chile. Fue presidente de la Sociedad de Cirujanos de Chile en 1966  y socio fundador de la Sociedad Chilena de Angiología. Dentro del Colegio Médico de Chile, ocupó el cargo de Secretario General durante el mandato del Dr. Emilio Villarroel, entre 1965 y 1966, y fue elegido como su Presidente en Junio de 1967. Falleció el 2 de Noviembre de 1968.


Dr. Rubén Acuña Riquelme (1973)

Nació en Curacautín el 13 de septiembre de 1920. Estudió Medicina en la U. de Concepción y obtuvo el título de Médico Cirujano de la U. de Chile. Se especializó en cirugía infantil, área que desarrolló también como docente en el Hospital Luis Calvo Mackenna, recinto donde llegó a ser Jefe del Servicio de Urgencia. Dedicó al Colegio Médico más de 40 años, durante los cuales participó en la creación del Fondo de Solidaridad Gremial, el cual presidió tiempo más tarde entre 1971-1973 y 1981-1989; formó parte del Consejo General por cerca de 30 años, presidiendo la Mesa Directiva entre en 1973. Junto al Dr. Emilio Villarroel, concretó la compra del terreno del Club de Campo ubicado en La Dehesa, que es patrimonio importante de la Orden. Además, formó la Agrupación de Médicos Jubilados y también su preocupación derivó a las viudas de sus colegas. Falleció el 18 de mayo de 2010.


Dr. Hugo Salvestrini Ricci (1973 – 1975)

Nació en 1916. Se tituló como Médico cirujano de la Universidad de Chile en 1941. Tras una estadía de perfeccionamiento en Boston, Estados Unidos, fue un propulsor del desarrollo de la cirugía pulmonar y cardíaca en Chile, creando y dirigiendo el Servicio de Cirugía Torácica de la Universidad Católica por más de 20 años (1945-1965). Fue ayudante de la cátedra de Fisiología del profesor Héctor Croxatto R. y profesor titular de cirugía en la Escuela de Medicina de la Universidad Católica y llegó a ser Decano de la Facultad de Medicina de dicha casa de estudios entre 1971 y 1973. Antes de presidir el Colegio Médico a nivel nacional, fue miembro del Consejo General en representación del Consejo Regional Santiago. Con anterioridad lideró la Sociedad Chilena de Enfermedades del Tórax y Tuberculosis (1959-1961); la Sociedad de Cirujanos de Chile (1970-1971) y la Sociedad Chilena de Cardiología (1970-1971). Asimismo, fue  Miembro de Número de la Academia de Medicina del Instituto de Chile y condecorado pontificio con la Orden de San Silvestre. Falleció el 7 de mayo de 2010.


Dr. Ernesto Medina Lois (1975 – 1979)

Nació en Talca el 15 de junio de 1925. Estudió medicina en la Universidad de Chile, graduándose con distinción en 1950. Realizó estudios de postgrado en Salud Pública en la Universidad de Harvard (Boston), becado por la Fundación Rockefeller, donde obtuvo el grado de Master of Public Health. En 1964 fue nombrado profesor extraordinario en la Universidad de Chile y colaboró con el Servicio Nacional de Salud ejerciendo la jefatura del Consultorio Independencia y luego la del Servicio de Salud Metropolitano Norte. En 1972 accedió a la categoría de Profesor Titular y en 1974 asumió la dirección de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina, cargo que ocupó durante 25 años. En 1979 ingresó como Miembro de Número a la Academia Chilena de Medicina y fue Secretario de esta institución hasta 1985. En 1996, el Gobierno de Chile le confirió la Orden de la Cruz del Sur, en Grado de Gran Cruz, “por acciones distinguidas en el campo de la salud” y en 2006 la Universidad de Chile le confirió la calidad de Profesor Emérito “en reconocimiento a su destacada trayectoria académica y relevante vocación de servicio a la Universidad de Chile”. Falleció el 16 de julio de 2013.


Dr. Sergio Reyes Bustamante (1979 – 1981)

Nació el 10 de febrero de 1928. Se tituló como Médico Cirujano de la Universidad de Chile en 1952 y se especializó en traumatología. Realizó su beca de cirugía de mano en la Universidad de Henry Ford, Detroit, EEUU. Fue profesor de Traumatología en la Universidad Católica de Chile; docente del Hospital Sótero del Río; Director del Instituto Traumatológico, cargo en el que efectuó una completa modificación y reestructuración del establecimiento; de la Sociedad Chilena de la Medicina del Deporte en el período 1972-1973; y de la Sociedad Chilena de Ortopedia y Traumatolgía en 1975. Falleció en 1986.


Dr. Carlos Salomón Rex (1981 – 1982)

Nació el 20 de septiembre de 1917. Médico Cirujano de la Universidad de Chile. Presentó su tesis sobre “Organización y funcionamiento de una unidad sanitaria”. En 1953 fue nombrado primer jefe zonal de salud en la Provincia de Aconcagua; en 1957 ganó por concurso el cargo de Jefe del Centro de Salud N° 3, que integraban las comunas de San Miguel, La Cisterna y La Granja. Fue docente de la Universidad de Chile durante los años 1966-1980, director del Hospital San Juan de Dios y Jefe de la ex área Occidente de Salud. Además, fue presidente de la Asociación de Directores de Hospitales durante 13 años. Fue Consejero General, representando al Regional de Puerto Montt y Presidente de la Orden por un breve período entre diciembre de 1981 y marzo de 1982.


Dr. Juan Luis González Reyes (1982 – 1990)

Nació el 20 de marzo de 1930. Médico cirujano y académico de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica. Militante de la Democracia Cristiana. Durante su gestión, asumió un firme compromiso de defensa de los derechos humanos y de combatir la tortura, para lo que revisó y perfeccionó el Código de Ética, incorporando en su texto las declaraciones de las Naciones Unidas y la Asociación Médica Mundial sobre protección de las personas; la Declaración de Tokyo de 1975 contra la tortura; y normas éticas relativas a la atención médica de personas detenidas. Igualmente, por primera vez en la historia de Chile, en su período de mandato se acogieron denuncias de tortura contra médicos y se les aplicaron sanciones éticas. Asimismo, entregó evidencia documentada sobre casos de tortura al Presidente de la Corte Suprema de Justicia y solicitó su intervención en ello. Fue presidente de la Asamblea de la Civilidad, que conformaron más de 20 organizaciones gremiales y sociales para liderar la oposición contra el régimen militar y que convocó a la gran huelga nacional el 2 y 3 de julio. Fue embajador en Bélgica durante el gobierno de Patricio Aylwin. Falleció el 24 de mayo de 2002.


Dr. Víctor Maturana Leyton (1990 – 1993)

Nació el 15 de noviembre de 1921. Se tituló de Médico Cirujano en 1947 y obtuvo la especialidad de Medicina Interna. Fue dirigente gremial, académico y Director de la Escuela de Medicina de la PUC. Destacado en el ámbito de la salud ambiental y medicina preventiva. Fue uno de los médicos del equipo del ex Presidente Patricio Aylwin. Falleció en el año 1996.


Dr. Ricardo Vacarezza Yávar (1993 – 1996)

Nació el 31 de enero de 1936. Médico internista y hematólogo. Comenzó su vida como dirigente en la Universidad de Chile, donde fue delegado ante la Federación de Estudiantes de la Facultad de Medicina y presidente del Centro de Alumnos de la Escuela de Medicina. Fue Jefe del Servicio Médico de Hematología del Hospital Salvador. Ha destacado por su trabajo en el ámbito de la Bioética. Estuvo a cargo de la unidad de Bioética del Hospital del Salvador, presidió la Comisión de Bioética del Ministerio de Salud y el Departamento de Ética del Colegio Médico de Chile y fue en este cargo que fue nombrado como miembro de la Comisión Nacional de Trasplante de Órganos del Ministerio de Salud, en representación de la Orden, entre 1998 y 2002. Fue profesor de Fisiología de la sede Antofagasta de la Universidad de Chile; docente y Jefe Primero de la Clínica Médica del mismo plantel; y profesor adjunto de Medicina en la sede oriente de la Facultad de Medicina de la Casa de Bello. En el ámbito gremial, fue presidente de los Consejos Regionales de Antofagasta y de Santiago, para luego dirigir el Colegio Médico a nivel nacional entre 1993 y 1996. Actualmente, es asesor del Comité Ético Científico del Servicio de Salud Metropolitano Oriente y del Comité de Ética Clínica del Hospital del Salvador.


Dr. Enrique Accorsi Opazo (1996 – 2002)

Nació en Santiago el 17 de agosto de 1948. Estudió en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En 1981, obtuvo una beca de posgrado en cirugía neonatal en el Hospital Valle Hebrón de Barcelona, España. Es especialista en cirugía pediátrica y ortopédica. Trabajó en el Hospital de Puerto Montt en el área de cirugía pediátrica y ocupó las jefaturas del Servicio de Cirugía Infantil, de turno del Servicio de Urgencia, del Policlínico de Quemados y del Servicio de Pensionado. Además, fue coordinador del Consultorio de Especialidades del mismo recinto. En 1987, se integró al Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Sótero del Río donde trabajó como coordinador del Pabellón Quirúrgico y jefe del Equipo Digestivo Alto. También, se desempeñó como jefe de la Sección de Cirugía Pediátrica de la División de Cirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Santiago y como cirujano del Servicio de Cirugía Pediatría en el Hospital Luis Calvo Mackenna, donde fue jefe del Servicio de Urgencia Pediatría. Antes de presidir el Colegio Médico a nivel nacional, lideró el Consejo Regional de Puerto Montt y de Santiago. En 1998, formó parte del Consejo de la Asociación Médica Mundial y al año siguiente, presidió el Comité de Ética. En 2001, fue electo presidente de la Asociación Médica Mundial, convirtiéndose en el primer médico latinoamericano en liderar dicha entidad que agrupa a más de 108 países. Fue Diputado por tres períodos consecutivos, entre 2002 y 2014.


Dr. Juan Luis Castro González (2002 – 2008)

Nació en Cáhuil, el 18 de abril de 1960. Estudió Medicina en la Universidad de Chile, donde se tituló en 1985 con la especialidad de Medicina Interna. Posteriormente, se especializó en Hematología y obtuvo un Magíster en Administración Instituciones de Salud, en la Escuela de Economía de la Universidad de Chile. Se ha desempeñado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Barros Luco y en el Hospital del Profesor. Entre 1985 y 1987, presidió la Asociación de Médicos Jóvenes y entre 1990 y 1993 ocupó el cargo de secretario general del Consejo Regional Santiago del Colegio Médico, para luego presidir dicho Consejo hasta 1996, año en que ganó la vicepresidencia de la Orden a nivel nacional. Paralelamente, entre 1999 y 2000, ejerció como secretario de finanzas de la Confederación Médica Latinoamericana (Confemel); y entre 1996 y 2002, presidió la Comisión de Salud y Medio Ambiente del Colegio Médico de Chile. En mayo de 2002 fue electo presidente del Gremio y reelecto por un segundo periodo que concluyó en 2008. Entre 2007 y 2008, fue vicepresidente para Asuntos Profesionales de la Confemel. En 2008, presidió el Departamento de Estudios y Políticas de Salud del Colegio Médico. Fue Diputado por el Distrito Nº 32 , entre 2010 y 2018 y, actualmente, por el Distrito N° 15 , por el periodo 2018-2022. Preside la Comisión permanente de Salud de la Cámara.


Dr. Pablo Rodríguez Whipple (2008 – 2011)

Nació el 12 de octubre de 1953. Obtuvo el título de Médico Cirujano de la Universidad de Chile en 1979 y el de la especialidad en Ortopedia y Traumatología en la misma casa de estudios, en 1989. Además, cuenta con un Curso de Especialización de Gerencia en Salud, IAS Facultad de Ciencias  Económicas y Administrativas, Universidad de Chile, y de Comunicaciones Estratégicas para el Desarrollo (Komunica 2006). Ha trabajado en el Servicio de Traumatología de la Asistencia Pública, Dr. Alejandro del Río; en el Instituto Traumatológico de Santiago, Dr. Teodoro Gebauer, donde fue Jefe de Turno de Urgencia y del Equipo de Fracturas; director médico del Laboratorio Recalcine; médico del Equipo de Fútbol Colo Colo y consultor Independiente en temas farmacéuticos y políticas de medicamentos. En el ámbito gremial, fue Consejero Regional del Colegio Médico; Secretario Ejecutivo y vicepresidente de la Orden durante el mandato del Dr. Juan Luis Castro, entre 2002-2005 y 2005-2008, respectivamente; y Presidente de la Fundación de Asistencia Legal del Colegio Médico (FALMED), entre 2005 y 2008, año en que asumió la dirigencia a nivel nacional por un período de tres años. Asimismo, fue integrante de la Comisión Presidencial de Salud en 2010 y del Comité Técnico Asesor en Medicamentos en el Ministerio de Salud y ha asesorado a los municipios de Salamanca e Illapel.


Dr. Enrique Paris Mancilla (2011 – 2017)

Nació en el 3 de septiembre de 1948. Es Médico Cirujano de la Pontificia Universidad Católica. Ejerció como Médico General de Zona en Achao, Chiloé, para, posteriormente, iniciar su formación de postgrado a través de una beca de residencia en pediatría en el Hospital Luis Calvo Mackenna, otorgada por la Universidad de Chile. También, cursó una beca en cuidado intensivo pediátrico en Cliniques Bruselas, Universitaires St.Luc. y Católica de Lovaina, Bélgica, y estudió una Especialización en Toxicología del National Capital Poison Center de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos. A continuación, realizó la Especialización en Cuidado Intensivo Post Operatorio Cardíaco en la Unidad de Cuidados Intensivos Cardio-Quirúrgicos del Hospital Clínico de la Universidad de Michigan. Fue Fundador y Director Médico del Centro de Información Toxicológica y de Medicamentos (CITUC) de la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, cargo que mantuvo por 25 años, desde enero de 1992 hasta julio de 2017. Fue Presidente del Colegio Médico por dos períodos, entre enero de 2011 y junio 2017. En julio 2017 se convirtió en Director de Post título de la Escuela de Medicina de la Universidad Finis Terrae, cargo que mantuvo hasta abril de 2018 y en el mes de agosto asumió como Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad Mayor.


Dra. Izkia Siches Pastén (2017 – 2020)

Nació en Arica el 4 de marzo de 1986. Es Médica Cirujana de la U. de Chile, donde se inició en su rol como dirigente, partiendo como Concejera de la FECh; luego, fue Presidenta del Centro de Estudiantes de Medicina, Encargada de Campus Clínicos de ASEMECH (Asociación de Estudiantes de Medicina de Chile) y culminó como representante estudiantil del Senado Universitario de la Casa de Bello, su alma mater. Su formación de pregrado fue realizada principalmente en el Hospital San Juan de Dios, donde además realizó su especialidad de Medicina Interna, en el programa de Formación de Especialistas para la Atención Primaria (FOREAPS). Es en su llegada a este centro asistencial donde nace el interés en las políticas públicas en salud, pensando en cómo resolver las falencias evidentes. Junto al Dr. Roberto Estay y otros colegas participó en la creación de una revista de salud social llamada “Hipocampo” y posteriormente como residente colaboró en la conformación de la “Agrupación de Residentes de la U. de Chile” (ARUCH), que posteriormente se hizo extensivo a nivel nacional con la expansión de los programas financiados por el Estado y se convirtió en la Agrupación “Residentes Chile”. Trabajó en el CESFAM Dr. Carlos Avendaño de la comuna de Lo Prado y, actualmente, se desempeña en la Unidad de Infectología en el Hospital San Juan de Dios. Se incorporó a la organización Médicos Sin Marca, un espacio que describe como “diverso, punto de encuentro entre la salud pública, la evidencia y la ética”. Su primer cargo en el Colegio Médico de Chile fue como presidenta del Consejo Regional Santiago, entre 2014 y 2017, donde inició su trabajo con el Dr. Patricio Meza quien la acompañó en el desafío de asumir la dirigencia a nivel nacional, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar este cargo en la historia del Gremio.

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[su_spoiler title=»Consejos Regionales» open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

Consejos Regionales

ARICA

Presidente: Dr. Víctor Manuel Vera Muñoz

Vicepresidente: Dr. Hernán Sudy Pinto

Tesorero: Dr. Víctor Criollo Llona

Secretaria: Dra. Lorena Urzúa Jorquera

Encargada Club de Campo: Dra. Radha Gómez Ramos

Fecha de creación: En octubre de 1982 se desprende del Regional Iquique como un consejo independiente, por acuerdo del HCG.


IQUIQUE

Presidenta: Dra. Lía Muñoz Lillo

Vicepresidente: Dr. Carlos Garcés Garcés

Tesorera: Dra. Andrea Silva Jeria

Secretario: Dr. Roberto Galvez Moya

Consejero Regional: Dr. Joaquín Farías Valdés

Fecha de creación: En Junio de 1981, el Consejo General acuerda nuevos límites jurisdiccionales para los Consejos Regionales, estableciendo el Consejo Regional Iquique, que contempla también la Provincia de Arica. Previamente, formaba parte del Consejo Regional Tarapacá, creado en Junio 1967, mediante la modificación a la Ley 9.263.


ANTOFAGASTA

Presidente: Dr. Aliro Bolados Castillo

Vicepresidente: Dr. Ricardo Sepúlveda Bagú

Secretario: Dr. Hugo Benítez Cáceres

Tesorero: Dr. José Noroña Cevallos

Consejera Regional: Dra. María Delgado León

Fecha de creación: Diciembre de 1948, con la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.


CALAMA

Presidente: Dr. Sergio Silva Oporto

Tesorero: Dr. Rodrigo Meza Inostroza

Secretaria: Dra. Catherine Vergara Carvallo

Consejera: Dra. Natalia Esquivel Puebla

Consejero Regional: Dr. Hernán Delso Páez

Fecha de creación: Abril de 2004, se acuerda su creación en la Asamblea General Extraordinaria celebrada en Puerto Chacabuco.


ATACAMA     

Presidente: Dr. Jaime Cepeda Moya

Vicepresidente: Dr. Guillermo de la Paz Gajardo

Tesorero: Dr. Mario Sotomayor Carrillo

Secretario: Dr. Edgardo Castelli Vilches

Consejero Regional: Dr. Fernando Rubio Nieto

Fecha de creación: Octubre 1982, por acuerdo del HCG.


LA SERENA

Presidente: Dr. Rubén Quezada Gaete

Vicepresidente: Dr. Fernando Carvajal Encina

Secretario: Dr. Nelson Mellado Eloaiza

Tesorero: Dr. Jaime Bastidas Anabalón

Consejero Regional: Dr. Patricio Vargas Reyes

Fecha de creación: Diciembre de 1948, con la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.


ACONCAGUA

Presidente: Dr. Patricio Cruz Alarcón

Secretario: Dr. Nelson Gustavo Espinosa Vergara

Tesorero: Dr. Álvaro Retamal

Fecha de creación: Junio de 2014, se acuerda su creación en la Asamblea General Extraordinaria realizada en Santa Cruz.


VALPARAÍSO

Presidente: Dr. Juan Eurolo Montecino

Vicepresidente: Dr. Kurt Cárcamo Clunes

Secretario: Dr. Luis de la Torre Chamy

Tesorero:  Dr. Guillermo Witto Arentsen

Consejero General: Dr. Hugo Reyes Farías

Consejero General: Dr. Paulo Gnecco Tapia

Consejera Regional: Dra. Dora Silva Martínez

Consejero Regional: Dr. Jaime Contreras Tenenbaum

Consejero Regional: Dr. Maximiliano Soto Díaz

Fecha de creación: Diciembre de 1948, con la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.


SANTIAGO

Presidenta: Dra. Natalia Henríquez Carreño

Vicepresidente: Dr. Camilo Bass del Campo

Tesorera: Dra. María Paz Acuña Schlegel

Secretario General: Dr. Iván Mendoza González

Consejero General: Dr. Jorge Sánchez Castellón

Consejero General: Dr. Carlos Carvajal Hafemann

Consejero General: Dr. Gonzalo Rubio Schweizer

Consejero General: Dr. Andrei Tchernitchin Varlamon

Consejero General: Dr. José Peralta Camposano

Consejero General: Dr. Renato Acuña Lawrence

Consejera Regional: Dra. Ana María Arriagada Urzúa

Consejero Regional: Dr. Andrés Mercado Arce

Consejero Regional: Dr. Juan Restovic Carmona

Consejero Regional: Dr. Ricardo Peña González

Fecha de creación: Diciembre de 1948, con la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.


RANCAGUA

Presidente: Dr. Felipe Espinoza Ibarra

Vicepresidenta: Dra. Leslie Salvatierra Proaño

Tesorero: Dr. Carlos Domenech Gómez

Secretario: Dr. Francisco Díaz Astorga

Consejera Regional: Dra. Catherine Fieldhouse Alarcón

Fecha de creación: Junio 1967, mediante la modificación a la Ley 9.263.


MAULE

Presidente: Dr. Juan Enrique Leiva Madariaga

Vicepresidenta: Dra. Harriet Vitali González

Tesorero: Dr. Andrés Lagos Cordero

Secretario: Dr. Ramón Jara Vega

Director: Dr. Fernando Espinoza Cerda

Fecha de creación: Diciembre de 1948, con la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.


CHILLÁN

Presidente: Dr. Juan Pedro Andreu Cuello

Vicepresidenta: Dra. Ninnete Poseck Martignoni

Tesorero: Dr. Carlos Lagos Urrutia

Secretaria: Dra. Luz San Martín Palma

Consejero Regional: Dr. Andrés Rubilar Farías

Fecha de creación: Agosto de 1998, se aprueba su creación en Asamblea General Extraordinaria.


CONCEPCIÓN

Presidente: Dr. Germán Carlos Acuña Gamé

Vicepresidente: Dr. Jaime Tapia Zapatero

Secretaria: Dra. Claudia Muñoz Henríquez

Tesorero: Dr. Rolando Reinbach Hofman

Consejero General:  Dr. Juan Carlos Acuña Cisternas

Consejero General: Dr. Álvaro Llancaqueo Valeri

Consejero Regional: Dr. Juan Enríquez Guzmán

Consejero Regional: Dr. Arturo Radwell Barrientos

Consejero Regional: Dr. Roberto Sanhueza Cartes

Fecha de creación: Diciembre de 1948, con la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.


LOS ÁNGELES

Presidente: Dr. Luis Alejandro Medina Barra

Vicepresidenta: Dra. Paz Ester Burgos Acuña

Tesorero: Dr. Gonzalo Rivera Moreno

Secretaria: Dra. Doris Ivette Padilla Maldonado

Consejero Regional: Dr. Miguel Ángel Sepúlveda Henríquez

Fecha de creación: Julio de 2002, se aprueba su creación en Asamblea General Extraordinaria.


TEMUCO

Presidente: Dr. Arnoldo González Pereira

Vicepresidente: Dr. Enrique Bellolio Jalon

Secretario: Dr. Ramón Hernández Navarrete

Tesorero: Dr. Lorenzo García Ruminot

Fecha de creación: Diciembre de 1948, con la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.


VALDIVIA

Presidente: Dr. Alfonso Sánchez Hernández

Vicepresidente: Dra. Marcela Morales Arévalo

Secretario: Dr. Roberto Carrasco Arancibia

Tesorero: Dr. Álvaro Elgueta Cueto

Consejera Regional: Dra. Javiera Bitterlich Koning

Fecha de creación: Diciembre de 1948, con la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.


OSORNO

Presidenta: Dra. Carmen Romero Ale

Vicepresidente: Dr. Richard Vega Durán

Secretaria: Dra. Rosa Amelia Carrasco Valenzuela

Tesorero: Dr. Cristián Alejandro Vera Fierro

Consejera Regional: Dra. Fabiola Jorge Mora

Fecha de creación: Agosto de 1998, se aprueba su creación en Asamblea General Extraordinaria.


PUERTO MONTT

Presidente: Dr. Fernando Iñiguez Osmer

Vicepresidente: Dr. José Ricaurte Mendoza

Tesorera: Dra. Marcela González Peñaloza

Secretario: Dr. Jean Pierre Frez Bustos

Delegada APS: Dra. Daniela Schmidt

Consejero Regional: Dr. Pablo Morales, delegado MGZ Reloncaví

Consejero Regional:  Dr. Jorge Contreras, delegado MGZ Chiloé

Fecha de creación: Junio 1967, mediante la modificación a la Ley 9.263.


COYHAIQUE

Presidente: Dr. Claudio Vallejos Olavarría

Vicepresidente: Dr. Franklin Fournier Duguet

Tesorero: Dr. José Luis Toledo Soto

Secretario: Dr. José Butorovic Alvarado

Consejera Regional: Dra. Daniela González Rojas

Fecha de creación: Octubre de 1982, por acuerdo del HCG.


PUNTA ARENAS

Presidente: Dr. Gonzalo Sáez Torres

Vicepresidente: Dr. Jorge Mihovilovic Kovacic

Tesorero: Dr. Ramón Lobos Vásquez

Secretaria: Dra. Francisca Sanfuentes Parga

Consejero Regional: Dr. Nicolás Inostroza Arriagada

Fecha de creación: Diciembre de 1948, con la Ley 9.263 que crea el Colegio Médico de Chile.

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[su_spoiler title=»Departamentos: Comisiones y Agrupaciones» open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

Departamentos

Comisiones y Agrupaciones

 

Departamento de derechos humanos

Presidente: Dr. Enrique Morales

Secretaria técnica: Dra. Paula González

Es un referente técnico de salud a nivel nacional e internacional en la defensa y promoción de los DD.HH. Tiene una perspectiva transdisciplinaria, que contribuye a construir una cultura de respeto de los DD.HH. en la formación y ejercicio de las distintas áreas profesionales de la salud.


Departamento de formación y acreditación

Presidente: Dr. Carlos Carvajal

Secretario técnico: Dr. Oscar Román

Tiene como ejes principales la discusión sobre el concepto de universidades públicas y/o privadas; reabrir el debate del perfil del nuevo médico; abordar materias relacionadas con campos clínicos, EUNACOM, certificación, entre otras, desde un punto de vista gremial.


Departamento de trabajo médico

Presidente: Dr. Luis Velozo

Secretario técnico: Dr. Jorge Sánchez

Su trabajo está orientado a efectuar estudios de salarios diurnos públicos; plantear nuevas formas de trabajo médico, que actualicen las actuales a las nuevas tendencias laborales; abordar situación de Licencias Médicas, mal emitidas o no justificadas, entre otros temas relacionados con la labor de los profesionales, tanto en el ámbito público como privado.


Departamento de ética

Presidenta: Dra. Gladys Bórquez

Secretario técnico: Dr. Lionel Bernier

Trata las materias que tienen relación con la ética médica, en su saber práctico para el cuidado de la lex artis y distinguir entre lo correcto e incorrecto. Se preocupa de la moral conceptual y práctica del médico, en especial la que cuida el prestigio y decoro de la profesión y el ejercicio médico.


Departamento de Medioambiente

Presidente: Dr. Andrei Tchernitchin

Secretario técnico: Dr. Juvenal Ríos

Entre sus objetivos estratégicos están contribuir con mejorar la salud de los habitantes mediante la prevención de enfermedades causadas por contaminación, eliminando o mitigando las causas ambientales; prestigiar al Colegio Médico en la solución de estos problemas y convertir a nuestro Gremio en un actor importante en gestión de políticas de salud.


Departamento de políticas de salud y estudios

Presidente: Dr.  Roberto Estay

Secretario técnico: Dr. Cristóbal Cuadrado

Entre las labores realizadas por este departamento destacan el trabajo de diagnóstico y propuestas frente a políticas públicas en materia de salud, como reducción de listas de espera; presupuesto para el sector; financiamiento, entre otros.


Cuadernos médicos sociales

Editor Jefe: Dr. Yuri Carvajal

Editor Asociado / Editor Web: Dr. Claudio Pérez Oliva

Se crea en el año 1959, como una publicación del Depto.  de Políticas de Salud del Colegio Médico. Pronto a cumplir seis décadas, Cuadernos reimpulsa su rol y significado, asumiendo el desafío de brindar una tribuna de ideas, investigación, opinión y análisis de la realidad sanitaria. Es un espacio colectivo para pensar la salud, el país y a sus ciudadanos.


Departamento de primeras naciones

Presidente: Dr. Nelson Vergara

Secretaria técnica: Dra. Alejandra Pessa

Su trabajo apunta a potenciar la interrelación entre el sistema médico oficial y de las primeras naciones, respetando la variedad de itinerarios terapéuticos en los diferentes territorios; contribuir en el diseño, ejecución y evaluación de nuevas Políticas Públicas en salud relacionadas con el bienestar integral de las Primeras Naciones en Chile; y generar instancias de capacitación en temáticas relativas al trabajo con los pueblos originarios.


Comisión de género y salud

Presidenta: Dra. Francisca Crispi

Su conformación responde al objetivo de avanzar hacia una institución que promueva la igualdad de género y el respeto hacia la identidad de todos y todas. Nutrir al Colegio Médico de una perspectiva transversal sobre género y salud.


Departamento de medicina privada

Presidente: Dr. Arturo Paillalef

Aborda materias de libre competencia, los componentes de la Salud Privada en Chile; identifica faltas al marco legal en el mercado de la Salud Privada; además de promover este ámbito como un espacio en el cual se puede prosperar profesionalmente y entregar servicios de calidad, con énfasis en lo ético y humanitario; y sugerir medidas regulatorias en esta área.


Comisión de infancia

Presidente: Dr. Fernando González

Secretaria Técnica: Jimena Yáñez

La instancia busca promover la elaboración de estrategias a todo nivel (político-social), orientadas a reconocer, garantizar, promover y proteger el ejercicio de los derechos de los NNA, así como la reparación de aquellos que ya han sido vulnerados. Conforma un referente técnico y social, que propone, convoca, colabora y supervisa instancias que favorecen dicho objetivo desde el nivel nacional, hasta el territorial.


Comisión de salud mental

Coordinadores: Dres. Luis Ibacache y Felipe Flores

Busca promover, evaluar, debatir y proponer políticas públicas en esta materia, con el fin de fortalecer este sector, en el que miles de chilenos no cuentan con las atenciones que requieren; junto con entregar apoyos a los equipos de salud y la comunidad.


Comisión de salud y migrantes

Coordinador: Dr. Matías Libuy

Aborda los diversos desafíos al sistema de salud que plantea la llegada de ciudadanos y profesionales extranjeros, con una mirada integral, que permita resolver complejidades en la atención, comunicación y procesos administrativos involucrados.


Agrupación de médicos mayores

Presidente: Dr. Álvaro Yáñez

Vicepresidente: Günter Seelman

Director casa de la Cultura: Dr. Patricio Hevia

Directores: Eduardo Fritis, Óscar Román, Jorge Sanhueza, Samuel Torregosa

Busca contribuir a mejorar la calidad de vida de los médicos mayores y, de ser necesario, efectuar acciones solidarias para ir en su ayuda, además de mantener el sentido de pertenencia y compromiso con la comunidad médica nacional.


Agrupación de viudas de médicos

Presidenta: Rosa Campos

Secretaria: Mónica Álvarez

Tesorera: Clemira Osses

Taller de Artesanía: Sandra Rossi

Reúne a las viudas de médicos, conformando un grupo social, de intereses comunes, para seguir en contacto con la institución a la que pertenecían sus esposos, como miembros colegiados.


Agrupación Residentes Chile

Presidente: Dr. Germán Ávalos

Vicepresidente: Dr. Ignacio Rodríguez

Secretario General: Dr. Felipe Marín

Coordinador General: Dr. Gonzalo Pavez

Secretaria de Asistencial Legal: Dra. María Luisa Espinoza

Secretario de Finanzas: Dr. Felipe Reyes

Secretario Comunicaciones: Dr. Raúl Torres

Está compuesta por médicos en proceso de especialización y devolución (PAO) de las distintas universidades y programas a lo largo de todo el país. Está constituida por una Directiva Nacional y Capitulos Locales, Regionales. Realiza un trabajo en conjunto y coordinado con las agrupaciones por especialidades existentes y tiene por misión mejorar las condiciones laborales y de formación de los médicos y médicas residentes, con el objeto de fomentar su permanencia a largo plazo en  el Sistema de Salud Público y, de esta forma, contribuir a su fortalecimiento.


Agrupación de Médicos de atención primaria de salud

Presidenta: Dra. Laura Hernández

Vicepresidenta: Dra. Ingrid Kremser

Secretaria General: Dra. Leisli Salvatierra

Tesorera: Dra. Scarlett Alcaíno

Prosecretaria General: Dra. Daniela Schmidt

Agrupa a los médicos y médicas del nivel primario público de salud del país, con el fin de relevar el rol que cumplen en la comunidad, representar sus inquietudes y necesidades comunes y evidenciar la problemática del trabajo médico en la Atención Primaria y de su funcionamiento en general. Buscan liderar la construcción de una política integral para el desarrollo de los médicos y el equipo de salud en este nivel de atención, promoviendo una práctica clínica de excelencia, en condiciones laborales adecuadas, de acuerdo con un modelo que contribuya a una salud pública más solidaria, equitativa y digna para todos usuarios de Chile.


Agrupación de Médicos generales de zona

Presidente: Dr. Sebastián Poblete

Vicepresidenta: Dr. Pamela Zepeda

Secretaria: Dra. Carol Muñoz

Tesorera: Dra. Nicole Franz

Prosecretario: Dr. Francisco Águila

Reúne a profesionales distribuidos a lo largo del país, que desempeñan tareas asistenciales, comunitarias y de gestión, que buscan ser líderes en la entrega de equidad en salud del país, trabajando con vocación de servicio desde y para la comunidad, fomentando las buenas prácticas médicas, respeto por las personas y la interculturalidad. Asimismo, buscan unir a quienes forman parte de este ciclo, representarlos a nivel nacional, fortalecer su identidad y compartir experiencias que permitan impulsar un desarrollo tanto personal como profesional, basados siempre en el conocimiento científico, la ética profesional y el compromiso con nuestro país, siendo su ideal el crecer como carrera médica única a nivel nacional.

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[su_spoiler title=»Estamentos: Colegio Médico de Chile» open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

Estamentos Colegio Médico de Chile

Fondo de Solidaridad Gremial (FSG)

La entidad es el organismo más antiguo del Colegio Médico. Su origen se remonta al año 1942, cuando tras el fallecimiento de un médico del antiguo Hospital San Vicente de Paul, un grupo de facultativos decidió crear un fondo de ayuda para los hijos y viuda del profesional, quienes quedaron en la más completa orfandad. Más tarde, a este apoyo a las viudas se le conocería como “cuota mortuoria”.

A raíz de este espíritu solidario de los médicos y por encargo del Consejo General de la época, se creó en 1952 el Fondo de Solidaridad Gremial del Colegio Médico de Chile, entidad que heredó lo que antes había sido la Federación Médica del Seguro Social.

“El Colegio Médico de Chile, obedeciendo a su obligación de velar por la protección de sus asociados, entrega a la elevada consideración de sus miembros el proyecto que tiende a la creación de un Fondo de Solidaridad, planteado en el sentido nacional, asistiéndolo la convicción más íntima de que esta iniciativa, de tanta trascendencia, ha de merecer la favorable y calurosa acogida de los colegas, dada la alta y noble finalidad que le guía”, señala el texto de su creación.

Desde su origen, la inscripción al FSG era voluntaria, pero a partir de junio de 1998, se optó por hacerla obligatoria para todo profesional que se afiliara al Colegio Médico.

Originalmente, el Fondo de Solidaridad Gremial nació como un seguro de vida, ya que contemplaba una sola cuota mortuoria que se pagaba a los beneficiarios de los médicos fallecidos. Sin embargo, como era difícil de competir con los seguros ofrecidos por las compañías, poco a poco se fueron agregando otros beneficios.

Entre las principales ayudas que otorga destacan la por incapacidad transitoria; dental; escolar; de viudez; de lentes ópticos y/o de contacto; la asignación por natalidad; silla de ruedas; bonificación de Cursos y Congresos; auxilio solidario; bonificación de medicamentos para médicos jubilados; cuota mortuoria; y el Seguro Obligatorio de Accidentes Personales (SOAP).

La actual administración (2017-2020), encabezada por el Dr. Juan Eurolo, presidente; la Dra. Inés Guerrero, vicepresidenta; y el tesorero, Dr. Jaime Sepúlveda, ha trabajado para actualizar los beneficios, revisar los reglamentos, así como modificar el Premio a la Solidaridad, que consistía en el sorteo de un vehículo, por el apoyo económico de tres viajes de perfeccionamiento en alguna institución extranjera.


Fundación de Asistencia Legal del Colegio Médico (FALMED)

Hasta 1994, las acusaciones de mala praxis sufridas por un médico lo obligaban a enfrentar juicios legales con penas aflictivas y pecuniarias, que eran, a veces, importantes, y provocaban un gran desprestigio profesional y personal. En cuanto a las acusaciones en el ámbito de la ética, luego del cambio que transformó a los Colegios Profesionales en Asociaciones Gremiales, en 1981, las causas de este tipo con alcance legal, comenzaron a ser cursadas directamente en los Tribunales de Justicia.

Esta situación de indefensión frente a la responsabilidad legal de la profesión, fue recogida por el Dr. Kleber Monlezún Soto como una inquietud personal. En su rol de Consejero General, en el año 1994, bajo la presidencia del Dr. Ricardo Vacarezza, dio cuenta de la necesidad de crear una institución que proporcionara asesoría y asistencia legal a los médicos colegiados que enfrentaran problemas de ese tipo.

La respuesta que existía hasta ese entonces era la de los Seguros para Responsabilidad Médica, que ofertaban varias compañías aseguradoras con los precios de mercado.

El Honorable Consejo General abordó el planteamiento del Dr. Monlezún y en Agosto de 1994 autorizó la creación de la Fundación de Asistencia Legal del Colegio Médico, instancia creada específicamente para entregar asistencia legal y prevención efectiva ante un fenómeno preocupante: el aumento de la judicialización de la medicina.

Finalmente, el organismo inició sus servicios el 13 de enero de 1995. En 2004, comenzó a ofrecer su propio seguro de responsabilidad civil, que ha tenido una acogida ascendente en los años siguientes. Y en 2005 establece el sistema de “mediaciones”, como un mecanismo normado por ley para la resolución de conflictos, que antecede la tribunalización de los juicios.

FALMED es una entidad de carácter nacional y con personalidad jurídica, ligada al Colegio Médico, el cual es su ente contralor. Desde sus orígenes, la Fundación se ha ido consolidando como un referente importante en la defensoría médica y en la promoción de una medicina de excelencia. En ese camino, ha ido ampliando el abanico de servicios que ofrece a sus afiliados, ya no solo entregando asistencia en materias de responsabilidad legal médica, sino también en toda clase de asuntos legales vinculados al ejercicio profesional de la medicina.

El ámbito preventivo y educativo también ha sido una prioridad para la Fundación, difundiendo certezas en materias legales y profesionales ante una sociedad dinámica y cada vez más compleja.

La Fundación de Asistencia Legal es encabezada por un Directorio nombrado por diversas instancias representativas del Colegio Médico de Chile [1].

[1] “Historia”, sitio web institucional Fundación de Asistencia Legal, FALMED. [Online] s.f. [Citado 2018-11-2]. Disponible en http://www.falmed.cl/quienes-somos/historia.aspx


Fundación de Asistencia Tributaria (FATMED)

El viernes 29 de Agosto de 2014, el Consejo General aprobó crear la Fundación de Asistencia Tributaria del Colegio Médico (FATMED) con el objetivo de prestar asesoría y asistencia contable y jurídica en materias contables y tributarias a los colegiados.

Entre los servicios que entrega este organismo están la representación judicial, extrajudicial y administrativa; planificación tributaria, asesoría y planificación previsional; capacitación y difusión de normas, y sistemas contables y tributarios.

Fatmed es dirigida por un directorio compuesto por cinco médicos pertenecientes a la Orden, que ejercen sus funciones por un período de tres años [2].

Actualmente, FATMED está integrada por un equipo multidisciplinario desplegado en las ciudades de Antofagasta, La Serena, Santiago, Rancagua, Chillán, Concepción, Temuco, Osorno, Valdivia, Puerto Montt y Castro.

Su equipo asesor está integrado por abogados tributaristas, contadores auditores y procuradores. El equipo está en permanente capacitación sobre la norma vigente para entregar una asesoría integral, más segura y confidencial [3].

2. “Nace la Fundación de Asistencia Tributaria”, en “Vida. Médica”, Vol. 66 nº2, Noviembre del 2014. pp. 40-43.

3. “¿Quiénes somos?”, sitio web institucional Fundación de Asistencia Tributaria, FATMED. [Online] s.f. [Citado 2018-11-2]. Disponible en http://www.fatmed.cl/quienes-somos/equipo-multidisciplinario.aspx


Club Médico

El 23 de Abril de 1967, con la presencia del entonces Pdte. del Senado, Dr. Salvador Allende, fue inaugurada la primera sede del Club del Médico, que se ubicaba en un espacio colindante a la Casa del Médico, en la calle Esmeralda, en Santiago Centro. Contaba con servicio de bar y restaurante, salas de estar, de lectura, de sesiones y comedores generales y reservados. En aquellos tiempos, “significa la adquisición e inauguración del Club del Médico, la cristalización de una aspiración largamente sustentada por los médicos en general, que no contaban con un lugar apropiado para sus reuniones, para pasar algunos momentos de esparcimiento o de descanso. Tanto los antiguos tercios como los de la nueva generación, tienen pues ya un lugar acogedor, con calor de hogar, para sus reuniones” [4].

Luego, en 1971, se concretó la compra de un terreno de 3,8 hectáreas en el sector de La Dehesa, gracias a los aportes del FSG, del Consejo General y del Regional Santiago. El Dr. Rubén Acuña fue su principal gestor y primer Presidente del Club de Campo. En la celebración de los 25 años del recinto, el Dr. Acuña recordaba para “Vida Médica” que “le dimos hartas vueltas, porque en ese tiempo el lugar estaba muy aislado. No habían casas cerca, sólo había un tranque, y ni hablar de pavimentación” y explicaba que “el objetivo era tener un lugar de encuentro para el médico y su familia donde pasar un fin de semana ‘campestre’, compartir con sus colegas o celebrar un matrimonio” [5].

El sitio, que estaba lleno de matorrales que servían de albergue para ratones y conejos, fue tomando forma poco a poco. En 1974, fue inaugurada la piscina exterior. La propuesta de diseño y construcción la ganó el deportista y arquitecto Mario Recordón. Concretar la piscina, los camarines, cuatro canchas asfaltadas de tenis y la pileta para los niños significó una de las más duras batallas contra moras y matorrales. Luego, hubo que despejar terreno para construir estacionamientos, ya que con las nuevas instalaciones, comenzó a llegar la gente.

El éxito que tuvo el espacio entre los colegiados llevó a expandir el recinto, para lo que se compraron 5 hectáreas aledañas, donde hoy están la zona de picnic, los juegos infantiles, un bosque de agrado, canchas de tenis, entre otros.

Finalmente, se adquirieron los terrenos de la cancha de golf, los camarines de los futbolistas y del personal y un estanque de agua .

Hoy, el Club Médico cuenta con dos piscinas exteriores, una piscina temperada techada, gimnasio, restaurant, sala multiuso, canchas de golf, fútbol y tenis; zona de picnic y juegos infantiles.

A lo largo de su historia, el Club ha pasado de la administración del Consejo General al Fondo de Solidaridad Gremial, para luego irse al Regional Santiago y, actualmente, volver al Consejo General.

4. “Un nuevo hogar: El Club del Médico”, en “Vida Médica”, Vol. XVII, nº 5, Mayo de 1967, pp. 80.

5. “Club de Campo: Bodas de plata”, en “Vida Médica”, Vol. 49, nº 1, Enero – Marzo 1999, pp. 10 a la 13.

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[su_spoiler title=»Premios: Colegio Médico de Chile» open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

Premios

Condecoración de Honor de la Orden Médica Chilena

En la Sesión Ordinaria N° 69 del Honorable Consejo General, del día 10 de Noviembre de 1970, a través del acuerdo N° 440 se establece lo siguiente:

“Crear la “Condecoración de Honor de la Orden Médica Chilena”, que se entregará anualmente al médico que se haya distinguido en forma especial, sea en actividades profesionales o en su vida pública, durante el año anterior” [1].

Durante la misma sesión, se pactó “conceder esta distinción al Dr. Salvador Allende, en consideración a su dilatada y brillante actuación en la vida pública, y especialmente en el campo de la Medicina Social, y en mérito, además, a que es el primer médico en la historia del país que asume la Primera Magistratura de la Nación” [2].

A lo largo de la historia, los médicos que han recibido este galardón son los siguientes:

1970 Dr. Salvador Allende Gossens

1971 Dr. Gustavo Jiron Latapiat

1972 Dr. Estanislao Guesalaga Bruce

1973 Dr. Eduardo Cruz Coke

1975 Dr. Guillermo Velasco Mora

1976 Dr. Emilio Villarroel González

1977 Dr. Juan Chiorrini Alveti

1978 Dr. Jorge Alvayay Carrasco

1979 Dr. René García Valenzuela

1980 Dr. Rubén Acuña Riquelme

1982 Dra. Gabriela Venturini Ramírez

1983 Dr. Ramón Valdivieso Delanouy

1984 Dr. René Miranda Tirado

1985 Dr. Óscar Jensen Espoz

1986 Dr. Ricardo Vacarezza Yávar

1987 Dr. Raúl Donckaster  Rodríguez

1988 Dr. Pedro Castillo Yáñez

1989 Dr. Carlos Maureira Lazo

1990 Dr. Juan Luis González Reyes

1991 Dr. Mariano Ruiz-Esquide Jara

1992 Dr. Santiago Rubio Arce

1993 Dr. Víctor Maturana Leyton

1994 Dr. Duberli Yáñez Araya

1995 Dr. Edmundo Ziede Abud

1996 Dr. Hugo Montes Valdebenito

1997 Dr. Daniel Copaja Gassols

1998 Dr. Rafael Darricarrere Torbalay

1999 Dr. Jorge Kaplan Meyer

2001 Dr. Jorge Mihovilovic Kovacic

2002 Dr. Radek Barrera Roncagliolo

2003 Dra. Haydee López Cassou

2004 Dr. Fructuoso Viel Cascante

2005 Dr. Octavio Enríquez Lorca

2006 Dr. Carlos Martínez Gaensly

2007 Dr. Julio Montt Momberg

2008 Dr. Arturo Jirón Vargas

2009 Dr. Nelson Díaz Martínez

2010 Dr. Patricio Cancino Ahumada

2011 Dr. Lionel Bernier Villarroel

2012 Dr. Günter Seelmann Erlenbach

2013 Dr. Rafael Ferrer Barrera

2014 Dr. Óscar Román Alemany

2015 Dr. Pedro Pastor Araya

2016 Dr. Fernando Novoa Sotta

2017 Dr. Jorge Jiménez de la Jara

2018 Dr. Álvaro Reyes Bazán

Referencias:

  1. Acuerdos del Consejo General, en Revista Vida Médica, Vol. XXII, N°12, Diciembre de 1970.
  2. Ídem.

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[su_spoiler title=»Premios nacionales de medicina» open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

Premios Nacionales de Medicina

Este galardón es patrocinado por la Academia Chilena de Medicina, la Asociación de Sociedades Científicas Médicas de Chile, la Asociación Chilena de Facultades de Medicina y el Colegio Médico de Chile.

De acuerdo a la Ley 19.169, de 1992, el Gobierno de Chile, a través del Ministerio de Educación, entrega cada dos años Premios Nacionales en: Literatura, Periodismo, Ciencias Exactas, Ciencias Naturales, Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, Historia, Ciencias de la Educación, Artes Plásticas, Artes Musicales, Artes de la Representación y Audiovisuales y en Humanidades y Ciencias Sociales. Estos Premios están “destinados a reconocer la obra de chilenos que por su excelencia, creatividad, aporte trascendente a la cultura nacional y el desarrollo de dichos campos y áreas del saber y de las artes, se hagan acreedores a estos galardones”. Desafortunadamente, esta ley no contempla el otorgamiento de un premio nacional en el campo de la Medicina.

En razón de lo que el cuerpo médico considera un importante vacío, la Academia Chilena de Medicina, la Asociación de Sociedades Científicas Médicas de Chile, la Asociación Chilena de Facultades de Medicina y el Colegio Médico de Chile han coincidido en la necesidad de crear un Premio Nacional de Medicina que sea un gesto de reconocimiento del cuerpo médico chileno y sus instituciones a uno de sus pares, que signifique un estímulo y un acto de promoción de la excelencia médica en el país.

El objetivo principal del Premio Nacional de Medicina será reconocer la obra de aquellos médicos que se hagan acreedores a esta distinción por su trayectoria de excelencia, creatividad y aporte relevante al desarrollo y prestigio de la medicina nacional. El premio deberá recaer en un médico que haya sobresalido entre sus pares en el área de la clínica o de la salud pública y que, además, haya tenido un rol destacado en la docencia universitaria, la administración académica o la investigación.

Las instituciones patrocinantes del Premio estiman que para el desarrollo de la medicina es fundamental el papel que juegan los maestros, esto es, aquellos médicos que han formado generaciones de profesionales, que han sido guías, tutores e inspiradores de estudiantes y profesionales más allá de lo meramente técnico, así como modelos de persona humana. Comúnmente, estas figuras señeras han privilegiado a la medicina sobre sus propios intereses. En consecuencia, el Premio Nacional de Medicina constituirá un reconocimiento de sus pares, no sólo a la excelencia académica o profesional, sino que también a las virtudes personales del galardonado [1].

Este premio se ha entregado desde el año 2002 a los siguientes profesionales:

AÑO 2002    

Dr. Julio Meneghello Rivera

Pediatría


AÑO 2004    

Dr. Helmut Jaeger Lunecke

Cirujía Cardiovascular


AÑO 2006    

Dr. Alejandro Goic Goic

Medicina Interna


AÑO 2008    

Dr. Esteban Parrochia Beguin

Medicina Interna


AÑO 2010    

Dr. Rodolfo Armas Merino

Medicina Interna


AÑO 2012    

Dr. Fernando Mönckeberg Barros

Pediatría y Nutrición


AÑO 2014    

Dr. Juan Verdaguer Tarradella

Oftalmología


AÑO 2016    

Dr. Manuel García de los Ríos

Medicina Interna

1“Premio Nacional de Medicina”, en sitio web institucional de la Asociación de Sociedades Científicas-Médicas de Chile (ASOCIMED). [Online] s.f. [Citado 2018-10-30]. Disponible en https://asocimed.cl/site/premio-nacional-de-medicina/

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[su_spoiler title=»Referencias Bibliográficas» open=»no» icon=»plus» anchor=»» class=»» style=»fancy»]

Referencias bibliográficas

  • Academia Chilena de Medicina. «Boletín de la Academia Chilena de Medicina N° XLIX», 2012. Instituto de Chile. Ed. Dr. Alejandro Goic. 30 de Octubre de 2018. <http://www.institutodechile.cl/2012/noticias/portada/boletin2012.pdf>.
  • Accorsi, Enrique. Entrevista inédita Memoria 70 años Colegio Médico de Chile, 26 de Septiembre de 2018.
  • Allende, Salvador. Mensaje al Congreso Nacional. Archivo Nacional. Dibam, 21 de Mayo de 1971.
  • «Asamblea General aprobó reforma de Estatutos del Colegio Médico» 16 de Junio de 2018. Colegio Médico de Chile. 1 de Noviembre de 2018. <http://www.colegiomedico.cl/?p=13082 el 1 de noviembre de 2018>.
  • Asociación de Sociedades Científicas-Médicas de Chile, ASOCIMED. «Premio Nacional de Medicina» s.f. ASOCIMED. 29 de Octubre de 2018. <https://asocimed.cl/site/premio-nacional-de-medicina/>.
  • Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. «Biblioteca del Congreso Nacional» s.f. 28 de Octubre de 2018. <https://www.bcn.cl/>.
  • Biblioteca Minsal. «Biblioteca Virtual Ministerio de Salud» s.f. 28 de Octubre de 2018. <http://www.bibliotecaminsal.cl/>.
  • Bustos, Carlos Molina. Institucionalidad sanitaria chilena 1889-1989. Santiago: LOM, 2010.
  • Carvajal, Carlos. Colaboración Memoria 70 años Colegio Médico de Chile 2018.
  • Casasús, Mario. «Los importantes logros en salud pública en el gobierno de Allende» 6 de Marzo de 2009. Salvador Allende, Allende en el Mundo. Recuperado el 17 de Octubre de 2018. <http://salvadorallende.blog.lemonde.fr/2009/03/06/los-importantes-logros-en-salud-publica-en-el-gobierno-de-allende/>.
  • Castro, Juan Luis. Entrevista inédita Memoria 70 años Colegio Médico de Chile, 3 de Octubre de 2018.
  • Colegio Médico de Chile. «Constitución del Consejo General» Colegio Médico n° 1 (1949): 1.
  • «A S.E.: Solicitamos que renuncie» Vida Médica. Vol. XXV n° 8 (1972): 12-13
  • «Asamblea General Extraordinaria. Reforma de Estatutos Sociales» Vida Médica. Vol. 44 n° 2 (1992): 26.
  • «Club de Campo: Bodas de plata» Vida Médica. Vol. 49 n° 1 (1999): 10-13.
  • «Colegio Médico – Minsal ¡Histórico acuerdo!» Vida Médica. Vol. 59 n° 3 (2007): 5-9.
  • «Declaraciones poco felices» Vida Médica, Vol. XXIII.n° 2 (1971): 3.
  • «Editorial» Vida Médica. Vol. XXV n° 9 (1973): 5.
  • «El Estatuto del Médico Funcionario» Vida Médica, Vol. I n° 2 (1951): 3.
  • «En Chile el déficit de médicos alcanza un nivel crítico: sólo seis para diez mil habitantes» Vida Médica, Vol. XII.n° 6 (1960): 10-11.
  • «Nace la Fundación de Asistencia Tributaria» Vida Médica. Vol. 66 n° 2 (2014): 40-43
  • «Promulgación de la Ley de Autoridad Sanitaria, ¿Victoria del Gobierno?» Vida Médica, Vol. 56 n° 1 (2004): 19-20.
  • «Propuestas de Salud del Colegio, PAIS. Alternativa al AUGE» Vida Médica, Vol. 54 n° 4 (2002-2003): 13.
  • «Reforma de Estatutos. La modernización del Colegio Médico» Vida Médica, Vol. 56 n° 2 (2004): 38-41.
  • «Reformas en el Servicio Nacional de Salud» Vida Médica, Vol. XXIII.n° 3 (1971): 3.
  • «Se realizó primera convención nacional de médicos de izquierda» Vida Médica, Vol. XXIII.n° 5 (1971): 22-23.
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