Música para sanar

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En Iquique el grupo musical “Qulliri”, compuesto por profesionales de la salud, realiza presentaciones tanto en el centro de salud como en los domicilios de los enfermos. Estos “curanderos” siguen sanando fuera de su horario laboral, sin los utensilios médicos que ocupan con frecuencia, sino con sus instrumentos y voces, capaces de sanar el alma.

Son cerca de las 20:30 horas del viernes 2 de octubre y un equipo de profesionales de la salud recorre los pasillos y distintas salas del único hospital de Tarapacá, pero sin sus delantales blancos y tenidas de trabajo habituales, lo hacen con poncho rojo, sombrero y pantalón negro -similar vestuario al que ocupan los curanderos aymaras- acompañados de instrumentos de cuerdas, vientos y percusión, despertando la admiración de quienes se encuentran en el recinto de salud. Se trata de la Agrupación Musical “Qulliri” –que en aymara significa “persona que sabe sanar el cuerpo”- conjunto musical de raíz andina, integrado casi en su totalidad por paramédicos y médicos, quienes por quinto año consecutivo, para celebrar el día del hospital, llevaron melodías y alegría a pacientes y funcionarios del centro asistencial.

Estos “curanderos” además del entusiasmo, entregan las felicitaciones a sus compañeros que inician el turno de noche y agradecen la labor que realizan durante todo el año en la salud pública. Esta escena se repite en las unidades de Cirugía, Pediatría, Ginecología-Obstetricia, Traumatología, Pabellón, UCI-UTI y Neonatología. En total, una hora 45 minutos de música continuada.

Desde sus camillas, las personas hospitalizadas agradecen la inédita propuesta con aplausos, pulgares alzados y sonrisas. Para ellos es un momento de revitalización, un escape a la rutina, una acción que es parte de la rehabilitación. “Qulliri” ha cumplido su objetivo.

Todo partió en 2009 cuando el grupo se formó de improviso. “Nació por una humorada. Nos reunimos 4 compañeros de Urgencia para representar a la unidad en una actividad del aniversario del hospital. Presentamos nuestro número artístico y a todos les gustó”, cuenta Carlos Vilches, paramédico, dueño del bombo y la segunda voz. Fue ese el reconocimiento que hizo que se tomaran la música en serio. Comenzaron a buscar más integrantes para el grupo, entre ellos el cirujano urólogo infantil, Dr. David Montaño, actual secretario del Consejo Regional Iquique del Colegio Médico. El especialista ingresó en mayo de 2010, e inmediatamente propuso bautizar al grupo como los “Qulliri”, considerando sus condiciones de sanadores. Ese mismo año comenzaron por primera vez con la mágica idea de llevarles música a pacientes y compañeros del hospital. “Tocar para los pacientes es parte de la terapia. Lo vemos como el inicio de sus mejorías”, explica el doctor que toca principalmente instrumentos de viento.

Aparte de Vilches y Montaño, hoy el conjunto musical está compuesto por el paramédico Juan Carlos Rivera (fundador), el pediatra Dr. Manfredo Guerra (fundador), y los gineco-obstetras Dr. Roberto Salinas y Dr. Luis Gangas. A ellos se suman el profesor de música Javier Cabrera, el sonidista Jorge Cholele (fundador) y el estudiante Jorge Espinoza. Para sorpresa del grupo este año se sumó al recorrido uno de los fundadores del grupo, el cirujano pediátrico y endoscopista, Dr. Hugo Avendaño. Cabe destacar que el grupo tuvo importantes integrantes que por distintos motivos ya no participan activamente de él. Se trata del pediatra, Dr. David Brignardello, el Dr. Sebastián Cortés (fundador) y el charanguista, Juan Lay.

“Nos reunimos una vez a la semana a ensayar. Hemos tocado en festivales andinos y locales de la ciudad. No siempre pueden estar todos por los turnos, pero nos llevamos tarea para la casa. Incluso hemos creado temas propios. Nuestra idea es plasmar todo esto en un disco”, narra Carlos Vilches.

Este regalo musical también se repite en época navideña, en donde los “Qulliri” interpretan villancicos. Sin embargo, uno de los gestos más destacables son las visitas que realizan a las casas de los pacientes que se encuentran en delicado estado de salud.

“Hay pacientes con graves enfermedades, pacientes crónicos que nos han pedido que vayamos a tocarles música a sus casas y allí hemos estado”, apunta el Dr. David Montaño. Señala que el caso más destacado es el de un paciente que tuvo un accidente vascular encefálico. “Casi no se movía y cuando comenzamos a tocar él empezó a cantar con nosotros, después de mucho tiempo sin hablar. Colegas que han tenido situaciones delicadas de salud también han ido visitados por nosotros, con el resultado de un espíritu alegre, lo que les da más ánimo en su recuperación”.