Consideraciones éticas en la huelga médica

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Dr. Fernando Novoa

Depto. de Ética COLMED


La huelga es un recurso legítimo de los trabajadores para exigir condiciones laborales justas. En el caso de las huelgas médicas, éstas suelen darse ante necesidades profesionales y laborales que no han sido satisfechas adecuadamente. La escasez de recursos técnicos para la atención de pacientes, por ejemplo, es un factor de daño yatrogénico que médicas y médicos no pueden tolerar. Las malas condiciones de trabajo, la sobrecarga laboral, las remuneraciones excesivamente bajas, la inseguridad en el lugar de trabajo o la negación de derechos laborales igualmente atentan contra la adecuada atención médica, pues no podemos olvidar que, como trabajador, el médico también debe contar con una situación laboral mínima aceptable para otorgar una buena atención.

Sin embargo, aquí también se plantea un grave dilema moral, dado que la suspensión organizada de cuidados médicos produce siempre perjuicios a los pacientes, víctimas inocentes del conflicto. Debido a las graves consecuencias de dejar de atenderlos, estas movilizaciones requieren gran responsabilidad de parte de las y los líderes gremiales antes de decidir la paralización de actividades en los establecimientos sanitarios.

Desde el punto de vista de los principios éticos que rigen el trabajo médico, se debe considerar que lo prioritario es el de “no dañar”. Principio que impone la obligación de las y los médicos de oponerse activamente a perpetuar condiciones de atención a pacientes tan degradadas que, en conciencia, son incompatibles con el deber profesional de ofrecer servicios que tengan el nivel de calidad mínimo permisible. Una huelga de esas características sería moralmente admisible, pues constituye un acto de responsabilidad. Sin embargo, es necesario considerar el principio de doble efecto presente en muchos de los tratamientos que se indican a los pacientes y que sirve para determinar la licitud o ilicitud de una acción que tiene dos consecuencias: una buena y otra mala. Donde la buena debe prevalecer por sobre el daño producido. En ese sentido, la huelga se debe hacer minimizando el daño, asegurando la atención de todo paciente grave. En tanto, el principio de beneficencia debe llevar a los médicos a incorporar en sus reclamos laborales la necesidad de mejoras en el sistema de salud en términos de accesibilidad, calidad y humanización de la medicina.

Atendiendo a lo anterior, la huelga médica reconoce ciertos límites éticos que es necesario tener en cuenta:

  • Debe ser el último recurso, al que se llega tras agotar todas las instancias de comunicación y negociación con empleadores y autoridades.
  • Debe regir el principio de no-maleficencia, en virtud del cual se debe evitar que las acciones reivindicatorias afecten a enfermos graves.
  • El cese de actividades debe ser parcial y por un tiempo breve, manteniendo un nivel mínimo de servicios esenciales. No debe ser aplicada de modo absoluto y llevada hasta sus últimas consecuencias.
  • Se debe respetar el derecho de las y los médicos que decidan no adherir a la huelga.