¿Cómo disminuir el alto costo de bolsillo en medicamentos?

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Dra. Constanza Micolich Vergara y Dr. Fernando Manríquez Vargas
Mesa Directiva Médicos Sin Marca

En el último tiempo, el tema del costo de los medicamentos ha sido de gran contingencia en nuestro país por la progresiva creación de farmacias populares, que surgen por los altos precios en las tres principales cadenas, y por la discusión del proyecto de Ley Fármacos II, que propone mejorar el acceso a estos productos a través de regulaciones en distintos niveles.
Estos fenómenos dan cuenta de un diagnóstico compartido: en Chile la salud de los ciudadanos depende del ancho de sus billeteras. Precisamente, el 32% del gasto de bolsillo (GDB) se destina a salud, lo que nos sitúa fuera del promedio de los países OCDE y que desfavorece a los más pobres, adultos mayores y mujeres. Y si desglosamos este ítem, los medicamentos se llevan el primer lugar, con 38%.

Estudios del Centro Nacional de Farmacoeconomía (CENAFAR) del año 2013, sobre el mercado chileno de los medicamentos, concluyeron que éste tiene grandes falencias: gran asimetría de información, oligopolio del mercado, escasa prescripción de genéricos y un mercado privado no regulado, dejando todo el poder a los profesionales que prescriben.

Una de las estrategias para disminuir los costos en salud y mejorar el acceso a medicamentos es favorecer la receta de genéricos bioequivalentes. A pesar de que en Chile ha ido en aumento, el incremento no se ha producido al ritmo deseable y muchos profesionales siguen mostrando cierta desconfianza respecto a su utilidad terapéutica. Dentro del mercado, los innovadores gozan de mayor prestigio entre los médicos, pero tienen un precio mucho más elevado, lo que la industria farmacéutica (IF) ha justificado debido al costo de los estudios clínicos. Lo que se ha obviado es que la IF gasta hasta el doble en marketing de lo que invierte en investigación y desarrollo, el que va principalmente dirigido a los médicos, y que se traduce, indudablemente, en el alto precio de los medicamentos. Para disminuir el costo de los tratamientos es imprescindible que la prescripción no sea sesgada por la acción de la industria farmacéutica. Este es uno de los objetivos de la Ley de Fármacos II, a través de la regulación de la receta, obligando al uso de la denominación común internacional (DCI) y prohibiendo la visita médica en establecimientos sanitarios.

Los medicamentos son bienes de confianza, pues debido a la dificultad de que una persona no experta evalúe adecuadamente su valor, se hace necesario que un tercero experto guíe respecto de su adecuado acceso y uso. Es por ello que el acto de prescripción está cargado de responsabilidades, no sólo frente al paciente sino frente a toda la sociedad. Cabe recordar que el principio de uso racional de medicamentos indica que una prescripción adecuada resulta también del menor costo posible, por lo tanto, no es una opción cuidar del bolsillo de los consultantes, sino un deber.


Dra. Yasna Alarcón, Infectóloga Hosp. Sótero del Río; Directora “SidaChile” y Coordinadora “Chile Tiene Sida”

Chile es uno de los 10 países del mundo – y único de América- donde el VIH ha aumentado más de 50% en los últimos 10 años, según datos de la última Conferencia Internacional de SIDA 2018, y la mitad de los nuevos casos son jóvenes entre 15 y 29 años. ¿Qué hemos hecho mal? Al parecer, los avances en VIH/SIDA han sido más rápidos de las medidas que hemos sido capaces de implementar y nuestra cultura de aceptar.

El 2013, ONUSIDA planteó la estrategia 90-90-90 para 2020, que apunta a que el 90% de las personas que tienen VIH lo sepan, 90% esté en tratamiento y 90% de ellos con virus indetectable en la sangre, de modo que el riesgo de transmisión sea mínimo (Indetectable = Intransmisible).
El objetivo es reducir para 2020 a solo 500.000 nuevos casos en el mundo. En Chile, se diagnosticaron sobre 7.000 el 2018 y entre el 30 y 40% de quienes tienen VIH, desconocen su condición, por lo que nuestro solo aporte aleja la meta mundial.

El que cada habitante conozca su estado serológico representa una responsabilidad con su salud personal y pública. He ahí la más difícil de todas las metas 2020: 0% discriminación. El temor a realizarse examen será tan grande como el estigma que genere la enfermedad. Si queremos lograr diagnosticar, tratar y prevenir nuevos casos, hay una meta que va más allá: desestigmatizar, lo que los pacientes llaman “la muerte social”.

La estrategia de prevención promovida por ONUSIDA considera acciones biomédicas (testeo, acceso a tratamiento, profilaxis pre y post exposición, acceso a preservativos), pero también estructurales (leyes que protejan los derechos, abordaje de género, integración, reducción de estigma) y de comportamiento que tienen que ver con una educación sexual integral, independiente de credos y tabúes.

Afrontar el VIH representa un trabajo multidisciplinario desde el Ministerio de Salud, de Educación, de la Mujer, del Trabajo, de Justicia, de Cultura, y de los pueblos originarios, las minorías y la sociedad global.

La reciente Exposición “Chile Tiene Sida”, en el Museo de Bellas Artes, sacó a muchos de la Corporación SidaChile de sus nosocomios para encontrarse con artistas sensibilizados y sus majestuosas obras, capaces de generar un recorrido cargado de emociones. Y así como los artistas entraron a nuestros hospitales, conversaron con nuestros pacientes y con los equipos de salud, nosotros fuimos al museo e hicimos visitas guiadas sobre el VIH/SIDA con infografías y grandiosas obras de arte. 36.000 personas visitaron la exposición en los 50 días en que estuvo abierta, un flujo superior al que museo está acostumbrado.

Los jóvenes sí quieren saber cómo prevenir las ETS, cómo vivir con VIH, cómo acompañar. Hagamos que los aportes de la ciencia lleguen a destino.


Dra. Anamaría Arriagada
Comisión Trasplantes COLMED – Consejera Regional por Santiago

Desde el COLMED se ha creado una Comisión de Trasplantes con el objetivo de presionar y orquestar medidas que apunten a generar una Política Nacional en materia de donación y trasplantes de órganos. Pensando en eso y en partir con un Seminario sobre el tema, conversé con el Dr. Hernán Sandoval, para ver qué piensa este experto en políticas públicas, actual Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UDLA y miembro fundante del movimiento ciudadano “Patagonia sin Represas”. Hablamos sobre lo que él ve como carencias y también oportunidades, en la precaria situación chilena en la materia. Al terminar esta conversación, me quedó claro que nos falta mucho y lo primero será evaluar si efectivamente este tema está instalado en la opinión pública.

¿Qué significa que un tema sea de “interés público”? Primero, debe figurar en las encuestas sobre temas relevantes de una materia; debe movilizar iniciativas; ser noticia y materia de debates. Me pregunto si basta con que cada cierto tiempo, exista conmoción pública por un paciente -generalmente un niño o niña- esperando un órgano. Es probable que las personas “pasen de largo”, sigan con sus vidas, mantengan sus mismas creencias y mitos en esta materia, que miren como quien ve una película, un noticiero, una vitrina: se impacten y luego esperen a que venga la “anestesia” contra ese nuevo infortunio, que “menos mal afecta a otros y no a mí o a mi familia”. No hemos logrado unir a la vivencia, la emoción, la angustia, al paso siguiente, que es la movilización, el cambio de conducta y la disposición a donar.

Luego de años de trabajo desde una Unidad de Procuramiento y gestión hospitalaria, la Corporación de Trasplante y ahora el Colegio Médico, he llegado a la conclusión que este tema no puede quedarse en la esfera médica. Ésta es una parte importante -¡qué duda cabe!-, pero no lo agota. Enfrentarlo será también cosa de psicólogos, antropólogos, filósofos, comunicadores, agrupaciones de pacientes y el equipo de salud en su integridad. Siendo más específicos: es un tema frente al cual, más allá de nuestra labor sanitaria, importa cómo nos paramos como personas, con nuestra espiritualidad, valores, y sentido que damos a la vida, su trascendencia y la muerte.

Aceptar que nuestra visión como médicos es sesgada e incompleta, será un primer paso. Obligatoriamente tendremos que tender puentes hacia la sociedad en su conjunto, para entenderla, conocer lo que piensa y cree, reinterpretarla y trabajar en conjunto.

A ver si entonces realmente empieza un camino nuevo, de nuevas maneras de funcionar y organizarnos. Quizás entonces lleguemos a instaurar una política sanitaria en materia de donación de órganos, que impacte en las personas, se haga cargo de las dificultades y obstáculos y los vaya superando en el tiempo.

Por el bien de los dos mil pacientes de nuestra lista de espera, desde el COLMED ¡esperamos que así sea!