¿Cómo reconocer y prevenir el acoso y abuso sexual? Las fronteras sexuales del trabajo médico

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El cambio cultural es un hecho de nuestros días. Emana de una ola global de voces que llaman a revisar el modo en que hombres y mujeres se relacionan. La visibilización de vulneraciones que solían ser cotidianas, el auge de las denuncias y la presión sobre las instituciones para hacerse cargo de estos temas han venido formando un nuevo estándar para las relaciones humanas. ¿Cuáles son los aspectos del trabajo médico que se ven tensados por esta óptica emergente?

Por Juan Pablo Muñoz | Ilustración María Francisca Núñez

Es, sin duda, uno de los grandes temas de 2018. Múltiples denuncias se han publicado en los medios de comunicación por artistas, académicos, sacerdotes y políticos implicados en casos de abuso y acoso sexual; enormes movilizaciones callejeras se han desplegado contra la violencia hacia las mujeres, al tiempo que las más importantes instituciones están desarrollando protocolos y campañas de prevención y denuncia en casos de acoso y abuso sexual.

Las fronteras de lo aceptable y lo incorrecto se han desplazado con el devenir de estos hechos. Lo que antes era considerado aceptable, hoy podría ser objeto de denuncia pública. ¿Es posible que en nuestra práctica cotidiana se escondan vulneraciones de las que no teníamos conciencia? De esto se trata este asunto: de una revisión de las relaciones humanas a la luz de un actualizado prisma de la dignidad.

La puesta al día en estas materias implica meterse en varias capas del problema. En este reportaje iremos de lo más cotidiano a lo más grave: de cómo este nuevo estándar social se intersecta con el humor y el uso del lenguaje; de qué se trata el acoso y abuso sexual; de cómo prevenir estas situaciones y eventuales malentendidos; hasta cómo enfrentar las denuncias.

 

Sexismo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que “los roles de género son construcciones sociales que conforman los comportamientos, las actividades, las expectativas y las oportunidades que se consideran apropiados en un determinado contexto sociocultural para todas las personas. Además, el género hace referencia a las relación entre las personas y la distribución de poder en esas relaciones”, dice la OMS. Agrega que el género “es un factor que crea inequidades sanitarias por sí solo y que puede agravar las que son producto de la situación socioeconómica, la edad, la etnia, la discapacidad, la orientación sexual, etc.”.

La Guía de Medios No Sexistas publicada por el Observatorio de Género y Equidad y el Colegio de Periodistas de Chile, explica que los estereotipos de género “instalan prejuicios que se ritualizan y legitiman, limitando el comportamiento de mujeres y hombres. También permean la institucionalidad y los sistemas de medios que replican un lenguaje estereotipado profundizando las situaciones de discriminación”. A la discriminación que se sostiene en un estereotipo de género se le llama ‘sexismo’.

“El humor sexista es una alerta de violencia de género en el ambiente”.
Dra. Francisca Crispi
Presidenta de la Comisión de Género y Salud del Colegio Médico

 

El humor sexista, coinciden los especialistas en la materia, es una manifestación primigenia de un ambiente proclive a la transgresión de los límites sexuales. Esto porque no sólo contribuye a reproducir el efecto nocivo que los estereotipos de género puedan tener, sino también presenta de un modo “amable” dicha valoración negativa: normaliza. De allí que el problema del humor sexista no es solo que ofenda o incomode, sino que contribuye a sostener una determinada distribución de poder.

“Para muchas personas hacer un chiste en que la mujer se ve como un objeto, o bromear con que una mujer es muy emocional para tener un cargo, por ejemplo, podría no ser tan dañino. Pero este es un problema que tenemos que ver en el amplio espectro de la violencia de género. En ella hay una opresión sistemática y normalizada, incluso en cierto sentido consentida por la sociedad, y que tiene que ver con la cultura machista. Allí se valida una relación opresiva del hombre hacia la mujer, que la descalifica ante ciertas tareas, la objetualiza y discrimina”, explica la Dra. Francisca Crispi, presidenta de la Comisión de Género y Salud del Colegio Médico de Chile.

“El humor sexista es una alerta de violencia de género en el ambiente”, afirma la Dra. Crispi.

 

Acoso sexual

La Organización de Naciones Unidas (ONU) señala que “es esencial destacar que el acoso sexual se refiere a una conducta no deseada por el destinatario y que éste considera impropia”. En tanto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el acoso sexual como “un comportamiento en función del sexo, de carácter desagradable y ofensivo para la persona que lo sufre. Para que se trate de acoso sexual es necesaria la confluencia de ambos aspectos negativos”.

El acoso sexual está descrito en la legislación chilena como una materia de índole laboral. En la Ley N° 20.005 se explicita que “las relaciones laborales deberán siempre fundarse en un trato compatible con la dignidad de la persona. Es contrario a ella, entre otras conductas, el acoso sexual, entendiéndose por tal el que una persona realice en forma indebida, por cualquier medio, requerimientos de carácter sexual, no consentidos por quien los recibe y que amenacen o perjudiquen su situación laboral o sus oportunidades en el empleo”.

“Uno está expuesto a que por interpretación el paciente sienta vulnerada su intimidad”.
Dr. Rodrigo Leyton
Presidente de la Sociedad Chilena de Urología

 

Según la Dirección del Trabajo, las conductas constitutivas de acoso no se encuentran limitadas a acercamientos o contactos físicos, sino que incluiría cualquier acción del acosador sobre la víctima que pueda representar un requerimiento de carácter sexual indebido, el que puede producirse por cualquier medio, incluyendo las propuestas verbales, correos electrónicos, cartas o misivas personales, etc.

La Dra. Adriana López, geriatra, se ha dedicado a la docencia en las universidades Mayor y de Santiago. En la formación de médicos y en su trabajo asistencial, ha identificado la importancia de educar a los médicos en el abanico de hechos que podrían constituir acoso sexual, en informar los alcances legales de estas situaciones y abordar estrategias de prevención para proteger tanto a pacientes como a médicos. Según la Dra. López, es relevante también mencionar que los alcances del acoso sexual en el ámbito laboral hoy también son un asunto a considerar en la relación asistencial docente.

“Acoso sexual puede ir desde gestos, sonidos sexuales cercanos cuando alguien pasa por el lado, comentarios verbales directos, tocaciones, acoso por redes sociales, correos electrónicos, mensajes de texto, etc. Después se pueden clasificar por nivel de gravedad: leve, grave o muy grave. Acá depende, según no haya ningún tipo de contacto físico y sea un único evento; sean eventos reiterados y creen un ambiente hostil; o ya sean situaciones más graves que corresponda denunciar al ámbito legal”, describe la Dra. López.

Ante situaciones de acoso laboral, la Unidad de Defensa Laboral Médica, UDELAM, recomienda algunos pasos en el algoritmo publicado en el número de abril 2018 de Revista Vida Médica: explicitar el rechazo hacia el acosador, si esto es posible; además de respaldar la información y todos los medios por los que se podría objetivar el acoso para luego presentar una denuncia en el lugar de trabajo o estudio. Vale mencionar que el acoso en otras esferas (el acoso callejero, por ejemplo) no está contemplado en la ley, por lo que es más difícil perseguirlo.

 

Abuso sexual

El abuso sexual es un delito descrito en el Código Penal chileno. Según el artículo 366 ter del citado código “se entenderá por acción sexual cualquier acto de significación sexual y de relevancia realizado mediante contacto corporal con la víctima, o que haya afectado los genitales, el ano o la boca de la víctima, aun cuando no hubiere contacto corporal con ella”.

Según esto, se consideran circunstancias punibles, en el artículo 361 del Código Penal “1.Cuando se usa de fuerza o intimidación. 2. Cuando la víctima se haya privada de sentido, o cuando se aprovecha de su incapacidad para oponerse. 3. Cuando se abusa de la enajenación o trastorno mental de la víctima”.

Asimismo se consideran las siguientes circunstancias descritas en el artículo 363: “1. Cuando se abusa de una anomalía o perturbación mental, aun transitoria, de la víctima, que por su menor entidad no sea constitutiva de enajenación o trastorno. 2. Cuando se abusa de una relación de dependencia de la víctima, como en los casos en que el agresor está encargado de su custodia, educación o cuidado o tiene con una ella una relación laboral. 3. Cuando se abusa del grave desamparo en que se encuentra la víctima. 4. Cuando se engaña a la víctima abusando de su inexperiencia o ignorancia sexual”.

 

Prevención

Por las condiciones específicas de su especialidad, los urólogos están atentos a esta situación. “Los urólogos tenemos acceso a los genitales de los pacientes, porque ese es nuestro objeto de estudio, gran parte de nuestro estudio es el pene, la vagina, los testículos, el ano. Tenemos que examinarlos, preguntar por ellos, tocar la zona. Una de las discusiones que hemos tenido en la sociedad es ¿qué pasa si un urólogo siente que un paciente es un riesgo desde la perspectiva médico-legal? ¿Que pueda malinterpretar un examen común y corriente como un acoso? Uno está expuesto a que por interpretación el paciente sienta vulnerada su intimidad. La principal manera que hemos encontrado de estar protegido es estar acompañados en el box”, advierte el Dr. Rodrigo Leyton, presidente de la Sociedad Chilena de Urología.

“La educación del paciente y del médico es otro factor protector”, agrega el Dr. Leyton. “Hay maneras de examinar. Es muy distinto si el paciente está semidescubierto a que esté completamente desnudo. Hoy hay más información, por lo que vemos que los pacientes llegan más informados a qué vienen al urólogo. También podemos usar diagramas para mostrarles el examen. Otro factor, que se enseña en la escuela de medicina, es informar antes del examen físico qué es lo que se va a hacer y aclarar lo que es normal en ese examen”, sostiene el Dr. Leyton.

“No todo el mundo tiene claridad que hasta un simple sonido puede ser considerado acoso sexual”.
Dra. Adriana López
Geriatra y docente universitaria

 

“En los programas en que trabajo se enseña lenguaje, qué bromas o palabras pueden ser malinterpretadas. También intentamos crear conciencia del lenguaje verbal y no verbal, entendiendo que buena parte de la relación humana se sostiene en el lenguaje no verbal. Por ello buscamos entregar estrategias de comunicación efectiva que no generen dudas y sí generen confianza. En áreas específicas, por ejemplo, traumatología, una sabanilla para evitar que se descubra todo el cuerpo. Un TENS dentro del box si la persona es adulta”, explica la Dra. López.

 

Denuncias

Las denuncias públicas sobre materias de acoso y abuso sexual se han convertido en la ventana abierta hacia este problema. No solo se ha concitado el amplio interés periodístico por indagar las diversas esferas sociales en que ocurren estos hechos, sino también se han multiplicado las personas que usan las redes sociales para visibilizar sus testimonios. Por eso, vale preguntarse, ¿hace justicia la denuncia pública?

Muchas denuncias ocurren largo tiempo después de ocurridos los hechos, por lo que probar los delitos o faltas que hayan ocurrido se vuelve complejo. Asimismo, las denuncias públicas han constatado la ausencia de procedimientos adecuados en algunas instituciones para acoger estos casos con justicia tanto para la presunta víctima como al presunto acusado. Por esto, la denuncia pública se ha convertido en un camino para algunas víctimas, lo que es muy efectivo en términos de la condena social, pero ampliamente lesivo a un debido proceso. Por ello, si el ambiente de acoso estaba normalizado e invisibilizado, su desactivación exige mecanismos de investigación, sanción y reparación efectivos y legitimados.

“A la Sociedad Chilena de Urología nos han llegado denuncias y nunca nos ha llegado una denuncia falsa. Todas las denuncias se investigan a través del Comité de Ética, que se convoca y actúa de forma independiente, revisando los antecedentes del denunciante y el denunciado. Si amerita, el Código de Ética nos permite expulsar al colega de la sociedad científica y lo hemos hecho”, relata el Dr. Leyton, presidente de los urólogos.

“Para nadie es fácil hacer una denuncia sobre estos casos. Es un proceso doloroso, en que hay muchos juicios de por medio”, comenta la Dra. Crispi. “Por esto, es una recomendación a las instituciones que los protocolos de acoso tengan formas de reparación y acompañamiento en términos de salud mental. Esto es distinto a casos de violación, abuso sexual o hechos de mayor violencia, en donde la víctima debiera ir a la fiscalía para que se investigue el delito. También es importante, en todo el proceso de denuncia, evitar la revictimización: de como la historia debiese ser contada una sola vez y no a cada persona. Esto es negativo porque la situación traumática no debiera revivirse una y otra vez”.

“En todo caso, es importante que las víctimas tengan claro que al denunciar, si bien se hace un gran aporte porque esa persona puede que no lo siga haciendo y va a existir un debido proceso para investigar, sí tiene que entender cuáles serán las penas posibles. Somos cuidadosos con eso, llamamos a la víctima a asesorarse y conocer bien cuáles son sus opciones para hacer una buena denuncia”, señala la presidenta de la Comisión de Género y Salud del Colegio Médico de Chile.