Dra. Magali Pacheco Méndez, Condecoración de Honor de la Orden Médica Chilena 2024: Este premio lo sentí como el cierre de un ciclo de mi vida, un cierre muy hermoso

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A lo largo de su carrera profesional y gremial, la especialista vascular periférico ha marcado varios hitos. Fue la primera cirujana del Hospital de Rancagua y de la región, además de socia fundadora de la Sociedad Chilena de Flebología y Linfología. Lideró el Colegio Médico de O’Higgins por nueve años consecutivos y se convirtió en la primera mujer presidenta de Falmed y vicepresidenta nacional del Colegio Médico de Chile, por mencionar algunos. Un recorrido que se corona con la entrega del máximo reconocimiento de la institución.

Por Patricio Azolas Álvarez


 

Siempre tuvo claro que quería ser doctora. Desde muy pequeña soñaba con estudiar medicina y jugaba a ser médico. Incluso, lo único que deseaba como regalo era un set clínico. Se ilusionaba con recibir un fonendoscopio para su cumpleaños o como obsequio de Navidad. “No los pedía, pero soñaba con eso”, relata la Dra. Magali Pacheco, soltando una risa característica de su espontaneidad y personalidad.

Estudió en el Liceo N° 10 de Niñas de La Cisterna y, durante la enseñanza media, por un breve tiempo le interesaron la biología marina y la ecología. Sin embargo, la medicina siempre fue su verdadera pasión. Ingresó a la Universidad de Chile y, al principio, reconoce que sufrió con los ramos básicos. A raíz de ello, conoció a su gran amiga y comadre, la Dra. Rebeca Paiva, con quien compartía el mismo “sufrimiento”.

Cuenta que, durante el tercer año de la carrera, entró al pabellón y sintió el llamado de la cirugía. “Sentí que de aquí soy y aquí pertenezco. Desde la primera vez que presencié una cirugía, me encantó. Me gustaba tanto que, incluso cuando estaba pasando por otras especialidades, me quedaba a ayudar después del horario académico. Era fanática, apasionada; siempre me he sentido muy contenta, segura y cómoda en el pabellón. Mi especialidad me ha dado gratas vivencias”.

Y pone énfasis en que “imagina lo que significa que, con mis manos, mis habilidades y los conocimientos que he adquirido, haya podido ayudar a tantas personas. También es maravilloso trabajar en equipo, aprender a hacerlo y coordinarlo. Me ha permitido interactuar y conocer a muchas personas valiosas en el ámbito de la salud, entre ellas, grandes amigos y amigas que aprecio mucho”.

Sin embargo, no todo en su vida ha sido fácil. Hace más de ocho años enfrentó un diagnóstico de cáncer que la llevó a vivir un proceso complejo e incierto. Su única alternativa en ese momento era someterse a una cirugía experimental en Madrid. En ese periodo contó con el apoyo incondicional de sus hijos, Francisco y Javiera; su exmarido Francisco, junto a su pareja Rosario; y su expareja Enrique, internista y reumatólogo. Todos ellos fueron fundamentales en lo emocional y en la logística de su estadía en España. Además, recibió el respaldo de dirigentes gremiales, familiares y amigos, quienes la acompañaron en cada etapa del tratamiento. Fue un periodo difícil, doloroso, pero en la actualidad se mantiene con buena salud, con controles oncológicos cada seis meses y agradecida de todos los que le brindaron su cariño y apoyo.

La Dra. Pacheco proviene de una familia de clase media. Sus padres, José y María Aida, se trasladaron del sur a Santiago. Aunque ambos tenían educación incompleta, eran grandes lectores, inteligentes y muy cultos, lo que motivó a sus cuatro hijos a estudiar.
Todos ellos son profesionales: Luciano, el mayor, es ingeniero; Nérida, bióloga y genetista; Sergio, médico internista y broncopulmonar; y la Dra. Pacheco, la menor, médica cirujana. Su hermana, diez años mayor, falleció de cáncer de mama a los 35 años.

“Tengo una mutación de un gen que se llama BRCA1 y seguramente mi hermana también lo tenía”, comenta. La enfermedad la llevó a cambiar su intenso ritmo de vida. Hoy atiende en su consulta, habilitada en su parcela, donde organiza personalmente su agenda. Cuenta con una sala de procedimientos para tratamientos flebológicos y cirugía menor.

Además de la medicina, le apasiona el aprendizaje en diversas áreas, por lo que ha realizado cursos de Mindfulness, orfebrería, medicina estética, maquillaje y reiki. También es profesora de yoga —imparte clases a sus amigas—, practica karate, nada en su piscina, juega con sus mascotas y confiesa que tiene “un montón de plantas”.

“Si hay alguna cirugía mayor, hago una o dos al año, no más que eso, estoy tratando de estar lo más tranquila posible; me importa mantenerme muy en paz, muy equilibrada. Cambié totalmente mi sistema de vida, de manejo del estrés y de alimentación (es vegana y no consume gluten ni azúcar)”, afirma la Dra. Pacheco.

«A veces, conversar con un paciente es más importante que agobiarlo con exámenes».

Los primeros pasos en la medicina

La Dra. Pacheco se tituló en la Universidad de Chile e inmediatamente realizó la especialidad de cirujano general de adultos. En el concurso nacional de becas tuvo la posibilidad de ir a Valdivia, pero en ese momento su madre se enfermó de una tuberculosis renal y su hermana estaba grave, con el cáncer muy avanzado. “Decidí optar por una beca autofinanciada en la misma universidad, en el Hospital Paula Jaraquemada, actual Hospital Clínico San Borja Arriarán”, recuerda.

En un área dominada por hombres, no debió haber sido muy sencillo demostrar sus capacidades ¿Cómo fue esa época?

En la beca no éramos muchas mujeres. Había un ambiente bastante machista, un medio con mucha agresividad. Me propuse hacer las cosas a mi manera, siendo yo misma. No quiero ser como una caricatura de un hombre, sino que estoy convencida de que las mujeres podemos hacer lo mismo que los hombres, pero siendo una misma no más. No necesariamente imitar al otro sexo. En esa época la beca era bien exigente. A pesar de que era autofinanciada, teníamos un sistema más como de trabajadores que de alumnos, en cuanto a la cantidad de vacaciones, turnos, horario. O sea, era como un funcionario más. Fue bien duro. Y como era autofinanciada, tenía que gestionar mis ingresos. A veces, hacía turno de reemplazo en la Posta Central. Además, estuve en la Unidad Coronaria Móvil y una amiga que tenía un centro médico me permitió hacer consulta ahí. Así logré subsistir, pues no nací en cuna de oro.

Dentro de su carrera profesional, se destaca su llegada al Hospital de Rancagua donde fue la primera cirujana de adultos del establecimiento y de la región, ¿cómo la recibieron sus colegas en ese entonces?

Antes de llegar al Hospital de Rancagua, primero estuve por un corto tiempo trabajando en el de Talca, en urgencias y en el equipo de cirugía vascular periférico, porque me quería ir de Santiago, pero me llamaron de la Posta Central y me ofrecieron un cargo.
En ese tiempo conocí a mi exmarido, Francisco (Ingeniero Civil en Minas). Nos casamos y como a los 3 años nació nuestro primer hijo, Francisco Jesús. Tuve un embarazo complicado y luego, debido a que se enfermaba mucho en el invierno porque los niveles de contaminación lo complicaban, decidimos irnos de Santiago.
Así llegamos a la Sexta Región, donde fui la única mujer cirujana y jefa de turno por muchos años. Al comienzo, mis colegas no sabían si tenía experiencia o no, lo que generaba cierta desconfianza. Aunque había estado en la Posta Central, que era una gran escuela, había una especie de desfile de colegas en el pabellón donde estaba operando. Sin embargo, con el tiempo construimos con los colegas excelentes relaciones de respeto y cariño, así como con el personal.

En esos tiempos, nació en Rancagua mi hija Javiera Magali de Lourdes. También fue un embarazo complejo y tuve que hacer reposo al igual que con mi hijo Francisco, pero valió la pena cuidarme en los embarazos, ya que tuve la mejor hija y el mejor hijo que pudiera desear, ambos excelentes personas y profesionales en su área (kinesiólogo y psicóloga). Empáticos, amorosos, ambos de un hermoso interior y un corazón amable. Recuerdo con mucho cariño cuando estaba de turno y mi exmarido los llevaba a verme al hospital. Eran pequeños y conocían el pabellón, la urgencia, la residencia. Íbamos al casino o la cafetería a comer algo, cuando el trabajo en la urgencia lo permitía, y aprovechábamos de regalonear un rato.

Compromiso gremial

Además de su exitosa carrera profesional, también dedicó su tiempo a la actividad gremial. ¿Qué la motivó a tomar esta decisión y convertirse en dirigenta, primero a nivel local y luego dar el salto a la esfera nacional?

Estuve varios años en el directorio de la Sociedad de Cirujanos de la Sexta Región y después fui su presidenta. Posteriormente, recuerdo que venían las elecciones del Colegio Médico Regional, entonces, una secretaria, que era la señora Edith, me dijo, doctora, ¿por qué no se postula usted, ya que organiza bien las cosas? Me postulé pensando en lo regional, en tratar de mejorar las condiciones locales de los médicos y que disminuyera la politización, que nos preocupáramos por el gremio y no hacer carrera político-partidista. El Dr. Samuel Barros obtuvo la mayor votación, pero yo era la primera mayoría de la lista más votada, por lo que terminé siendo la presidenta y él vicepresidente. Trabajamos tan bien que luego fuimos a la reelección con la misma lista, y fui presidenta del Regional en tres períodos consecutivos. Cuando era presidenta del regional Rancagua, los presidentes regionales me eligieron como su representante para el directorio de Falmed, los 3 periodos.
Posteriormente en la mesa directiva, fue un gran honor y agrado trabajar con el Dr. Enrique Paris, un excelente presidente, profesional y gran persona, gentil, amable, tolerante, inteligente, a quien le tengo mucho cariño. También le tengo mucho afecto a los integrantes de la mesa directiva de la época, como Sergio Rojas, Nelson Díaz, Luis Velozo, y muchos de los consejeros con quienes trabajamos. No puedo mencionar a cada una o cada uno, pero los recuerdo con harto afecto.

En ese contexto, más adelante asumió la presidencia de la Fundación de Asistencia Legal, convirtiéndose en la primera mujer en ese cargo. ¿Hubo escepticismo sobre cómo funcionaría Falmed bajo la conducción de una doctora?

Sí, hubo cuestionamientos. Así como me ha tocado ser la primera mujer en varios espacios, también lo fui en esta oportunidad. Pero, como mencioné antes, lo asumí con la misma mentalidad: yo puedo hacer lo mismo que los hombres, pero en mi estilo. Afortunadamente, tenía gente que me apoyaba: el Directorio de la Fundación, los abogados y funcionarios. Me parecía complejo el tema de las demandas contra los médicos, pero el hecho de conocer internamente el tema me permitió ver desde otra perspectiva algo que a mí me atemorizaba. Creo que todos los médicos tenemos ese miedo, porque haces todo lo posible por el paciente; sin embargo, a pesar de todo tu esfuerzo profesional, igual estás expuesto a que no todo salga bien y te pueden acusar por una supuesta negligencia médica, y si esto se mediatiza, se produce una especie de condena anticipada a través de los medios. Ese es un tema sumamente importante, porque se involucran muchas cosas, como el prestigio profesional, el trabajo, la familia. Es tan importante la mediatización, que decidimos tener periodistas en Falmed e hicimos jornadas de capacitación para ellos también.

Luego dio otro paso importante en su carrera gremial al integrar la directiva del Dr. Enrique Paris, donde ocupó la vicepresidencia del COLMED en dos períodos consecutivos. ¿Cuáles fueron los principales logros de esa gestión?

La mesa directiva y el Dr. Paris me encomendaron presidir la negociación del incentivo al retiro con el Ministerio de Salud de la época, durante el primer gobierno del presidente Sebastián Piñera. Eso fue al principio de nuestro periodo y nos demoramos hasta el final de esa etapa en sacar el primer incentivo al retiro con mejoras para los médicos de urgencia (Ley 20.707) con un aumento de los sueldos de estos profesionales, porque había una crisis en urgencia, habiendo poco interés por hacer turnos. Entonces se potenció algo para tratar de que no se fueran de la urgencia los médicos que estaban ahí. Posteriormente, en nuestro segundo periodo de la directiva nacional, cuando fuimos reelectos, y durante el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, me correspondió presidir nuevamente la mesa negociadora dando fruto nuevamente a otro incentivo al retiro, (Ley 20.986) logrando además mejorar los sueldos y las condiciones laborales de los médicos diurnos, becarios, de los médicos de atención primaria y en su periodo asistencial obligatorio (PAO). Paralelamente, hicimos mejoras para médicos de UCI pediátrica.

Reconocimiento de sus pares

En el año 2017 el Consejo Regional Santiago la homenajeó en la ceremonia del Día de la Mujer cuando estaba en el proceso de su enfermedad y donde fue reconocida por su importante labor e influencia en el desarrollo de la mujer en la medicina y dentro del Gremio. ¿Cómo recuerda ese premio?

El premio del Consejo Regional Santiago fue sorpresivo, ya que estaba complicada con la quimioterapia, no sabía que iba a pasar conmigo, me habían operado hace poco tiempo, por lo que recuerdo haber asistido a la ceremonia, pero no me sentía muy bien, por lo que fue emocionante, pero no disfrute mucho el momento, a diferencia de la ceremonia de la Condecoración de Honor, que realmente fue muy grata para mí. Durante ese año, 2017, recuerdo que traté de hacer muchas cosas, viaje fuera del país con mi hija y con mi hijo, de vacaciones, por separado. Creo que estaba pensando que podía dejar a mis hijos, que era importante que tuvieran estos recuerdos conmigo. Fueron tiempos muy duros, tuve mucho apoyo de quienes me querían…mi familia, amigas y amigos… -se emociona un poco con este recuerdo, hace una pausa y continúa- fueron tiempos muy difíciles. Conocí y sentí la solidaridad de los directivos, de los consejeros, de toda la directiva nacional del Colmed, de Falmed y el apoyo fundamental de mi red familiar.

En el 2024, en la última ceremonia del Día del Médico, recibió la medalla de la Condecoración de Honor de la Orden Médica que es la máxima distinción que entrega nuestra institución. ¿Esperaba este reconocimiento?

Lo primero que se me vino a la cabeza, es que mi hija no estaba en Chile… Ufff, ¡cómo trabaja nuestra mente!

Me llamó la Dra. Arriagada y me quedé muda, literalmente sin palabras y me dijo, ¿qué le parece? y le dije lo mismo, que realmente me había quedado sin palabras. No me lo esperaba para nada y de verdad que debí estar varios días, decantando y asimilando el hecho que me habían honrado de esta manera, pensando si realmente lo merecía, porque los que se ganaron este premio, tenían toda mi admiración, los miraba hacia arriba, porque es un tremendo premio a la trayectoria profesional, gremial, personal, involucra todo.
Fue una gran alegría. Me sentí muy querida cuando llegué al Colegio Médico. Fue muy linda la ceremonia, me sentí muy cómoda y disfruté mucho el momento, incluso, hasta ahora cuando lo recuerdo.

¿En algún minuto ha pensado retomar el tema gremial o es una etapa superada?

Creo que el haber recibido este premio, lo sentí y lo tomo como el cierre de un ciclo, como el cierre de un ciclo de mi vida y un cierre muy hermoso. La verdad es que actualmente no me siento cómoda con esas reuniones eternas, estar sentada horas y horas, ya no. Está lejos de mis aspiraciones actuales. Le dediqué mucho tiempo al Gremio.
Ahora en mayo cumplo 9 años de mi operación y deseo seguir hartos años más en esta bella vida. Estoy mucho más simple, trato de no complicarme, agradezco lo que tengo, cuido mi salud, me cuido y trato de disfrutar cada día, agradecida de poder vivirlo y de estar otro día sana.

«Desde la primera vez que entré a una cirugía, sentí que aquí pertenezco».

Legado a las futuras generaciones de médicas

Como mujer y ex dirigenta gremial, ha enfrentado numerosos desafíos tanto en su vida profesional como en el ámbito gremial. ¿Qué consejo les daría a las nuevas generaciones de médicos, especialmente a las doctoras?

A las doctoras, les diría que sean ellas mismas, que hagan las cosas conectadas con su lado femenino.

Y, en general, a todas las generaciones que sean empáticas y que conversen con sus pacientes. Detrás de esa persona que les consulta, siempre hay un espíritu, una persona integral y no solamente una parte de su cuerpo enferma. Que los puedan escuchar, que esa conversación sea de corazón a corazón. Hablar en forma abierta, empática, a veces es más importante para ellos que agobiarlos con exámenes, radiografías e imágenes. Lo que para ellos es relevante, también para uno es importante y, además, mirarlos a los ojos, porque a veces he visto doctores que están mirando el computador o el teléfono, y ese contacto humano es tan relevante en nuestra profesión. Esa es una de las cosas que realmente amo de ser médico, el contacto humano; que tienes a alguien que te está escuchando de verdad y que le importa lo que te pase. Es lo que quisieras sentir cuando eres paciente y te toca estar del otro lado del bisturí o del fonendo. En el fondo, es eso lo que debiéramos lograr con nuestros pacientes.


 

Una vida de entrega al gremio y la medicina

Estudió medicina en la Universidad de Chile, de donde egresó en 1984 y obtuvo su título de médico cirujano el 4 de enero de 1985. Se especializó en Cirugía General en la misma casa de estudios, completando el Programa de Formación de Especialistas en junio de 1988.
Trabajó en el Hospital Dr. Alejandro del Río y en el Hospital Regional Rancagua. Se dedicó a la Cirugía Vascular periférica, luego de una estadía formativa en el Hospital del Salvador.
Es miembro fundador de la Sociedad de Flebología y Linfología de Chile. Fue presidenta de la Sociedad de Cirugía de la Sexta Región, en el año 2000 y en 2018. Además, fue pionera en el ámbito gremial, convirtiéndose en la primera mujer presidenta de la Sociedad de Cirujanos de la región y en presidenta del Colegio Médico de O’Higgins, cargo que desempeñó durante nueve años consecutivos.

Representó a los presidentes regionales en el directorio de la Fundación de Asistencia Legal (Falmed) durante tres períodos y, en 2009, se convirtió en la primera mujer en presidir la entidad.

Más tarde, asumió como vicepresidenta nacional del Colegio Médico de Chile en dos períodos consecutivos (2011-2017), siendo en ese entonces la única mujer en la directiva.
En 2011 y 2015 lideró dos de las negociaciones más importantes del gremio con el Ministerio de Salud, logrando avances históricos. Entre ellos, el incremento del sueldo de los médicos de urgencia a través de la Ley 20.707 y la promulgación de la Ley 20.986 de Incentivo al Retiro, que benefició a miles de profesionales de la salud con un aumento salarial para médicos diurnos.

Estos hitos se concretaron durante la presidencia del primer gobierno de Sebastián Piñera y el segundo mandato de Michelle Bachelet, respectivamente.