Por Dr. Álvaro Yáñez
En su edición del 18 de septiembre 2024, el diario El Mercurio publica un texto que vale la pena conservar. Adriana Valdés, de la Academia Chilena de la Lengua, presenta frases escogidas de su publicación “Al cateo e la laucha”, en que recoge muchas expresiones en desuso, de origen popular, surgidas en el desarrollo idiomático local, hace ya tiempo, en una sociedad donde predominaba la cultura rural y que han entrado a formar parte de la memoria ancestral chilena.
En las Fiestas Patrias, esas expresiones suelen reaparecer, junto a las payas, la cueca y comidas propias de las fiestas: empanadas, chicha, mote con huesillos y otros.
La fiesta si es buena es “Pa charle con l’ olla y no pa’ tirar el poto a las moras”.
La autora recuerda que en la obra teatral maestra “La negra Ester”, las expresiones surgían de pronto, con gracia y picardía: “Te pillaban chanchita” y provocaban carcajadas espontaneas y plenas, no la risita comedida y educada.
Benditas las fiestas, donde podemos entrar con “las patas y el buche” y donde la cosa está “Patas pa’ arriba”, y donde puede ocurrir que estemos “más perdidos que el teniente Bello”. A propósito de esto, una canción antigua decía “En un bosque de la China, una china se perdió; como yo andaba perdido, nos perdimos los dos”. Fácil perderse por “andar donde el diablo perdió el poncho”. “Tenemos que encontrarnos, de puro perdidos que andamos”.
Pero no siempre las cosas resultan como lo esperado, al final “nos falta la chaucha pa’ el peso”.
En todo caso cuando la situación es difícil, más vale ir “despacito por las piedras y cuidado con los juanetes”, como recomienda Violeta Parra. Pero nunca las cosas son tan malas, ya que “peor es mascar lauchas”.
A propósito de la causa de un error: “Tengo que decir que la madre del cordero es que está mal pelao’ el chancho”, forma elegante de denunciar la torpeza.
Violeta Parra, inspirada en el Marqués de Santillana, canta “yo no sé por qué mi Dios/ le regala con largueza/ sombrero con tanta cinta/ a quien no tiene cabeza”
“Al que le venga el sayo, que se lo ponga”.
“A ver si con la guatita llena, podemos tener, por un día, el corazón contento”.
“El movimiento se prueba andando” y “a lo mejor nos anotamos un poroto”.
Tengamos un feliz 18, pero “sin arrastrar el poncho”.