La comunicación: Un requisito ineludible en la praxis médica

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Académicos, investigadores y docentes concuerdan que las habilidades comunicacionales del médico son claves para fortalecer una mejor relación médico-paciente. Incluso, estudios han demostrado que un facultativo puede realizar un diagnóstico más efectivo, lograr una mayor satisfacción del paciente, más adherencia al tratamiento médico e incidir en la no judicialización del ejercicio profesional.

La capacidad de diagnosticar, curar y rehabilitar a un paciente se ha atribuido tradicionalmente a las habilidades y competencias científicas del médico, relegando a las humanistas que intervienen en el ejercicio de la profesión.

Sin embargo, en las últimas décadas este panorama ha cambiado. La literatura, estudios e investigaciones realizados por diversas instituciones a nivel nacional e internacional, han establecido que las escuelas de medicina deben considerar la formación en aspectos comunicacionales y del área de las ciencias sociales, tanto en pre como en posgrado. Así lo han establecido organizaciones y proyectos como CanMeds, Tuning Latinoamérica, General Medical Council Gran Bretaña y la CNA Chile, entre otros.

La Dra. Liliana Ortiz, académica de la Universidad de Concepción e investigadora en educación médica, precisa que desde los años 70 se ha relevado la importancia de contar con una formación explícita de las habilidades de comunicación en la carrera de medicina.

 

¿Por qué?

La Dra. Philippa Moore, profesora asociada de la Pontificia Universidad Católica y especialista en comunicación médico-paciente, establece que “el éxito de cualquier entrevista clínica depende de la calidad de comunicación médico-paciente. La comunicación es considerada una competencia básica en la formación médica. Las habilidades comunicacionales han demostrado claramente que se hace una mejor entrevista médica usándolas, por ejemplo, para recolectar información a través de preguntas abiertas y luego cerradas. El médico puede lograr un mejor diagnóstico; amplio desde la perspectiva biopsicosocial. Se logra una mayor satisfacción del paciente y más adherencia al tratamiento. Además, podría evitar que la medicina se judicialice. También puede ayudar a disminuir en médicos el síndrome burn out”.

La Dra. Ortiz complementa: “En la transición del modelo de relación clínica paternalista al deliberativo, es fundamental desarrollar capacidades de escucha activa, persuasión y negociación para la toma de decisiones clínicas, en las que los pacientes autónomos tendrán cada día mayor protagonismo”.

 

COMUNICACIÓN: UN REQUISITO EFECTIVO

En 1991 se realiza la declaración del Consenso de Toronto sobre comunicación médico-paciente, que “establece entre los requisitos de formación para el médico que debe ser capaz de comunicarse claramente, con sensibilidad y eficacia con pacientes, familiares, colegas y equipo de salud”, explica la Dra. Ortiz.

La idea de que se consideren contenidos comunicacionales en la formación médica, cobran más fuerza con la oficialización en Estados Unidos de la Academia de Comunicación en Salud (Academy of Communication in Healthcare, ACH) y la Asociación Europea para la Comunicación en Cuidados de Salud (European Association for Communication in Healthcare, EACH).

Estas nuevas concepciones médicas también adquirieron relevancia en Chile, considerando las investigaciones desarrolladas entre la década de los ‘90 y los 2000, sobre el enfoque curricular para escuelas de medicina, concretadas por la Universidad de Chile, Universidad de Valparaíso, Pontificia Universidad Católica, Universidad de Concepción y USACh, entre otras. La Comisión Nacional de Acreditación de Chile estableció por intermedio de la Ley 20.129 el 2006, la obligatoriedad de la comunicación como un requisito relevante entre las habilidades y aptitudes del perfil profesional.

 

DESARROLLO DE HABILIDADES TRANSVERSALES

La directora de la escuela de medicina de la Universidad del Desarrollo, Dra. Cristina Biehl, concuerda con que la incorporación de contenidos vinculados a la comunicación y ciencias sociales, está presente en la literatura mundial y en la educación médica del contexto nacional. Agrega que la formación de los facultativos en esta área es un requisito elemental.

“La comunicación efectiva es uno de los pilares de los médicos y del equipo de salud. Las habilidades comunicacionales son vitales para la buena relación clínica y para el trabajo. Es una competencia transversal”, afirma la Dra. Biehl.

El decano de la Facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián, Dr. Luis Castillo, expresa que las escuelas de medicina han incorporado el tratamiento de habilidades comunicacionales “debido a la creciente y especializada necesidad de comprender y educar sanitariamente a poblaciones y conducir adecuadas relaciones médico/grupos en el manejo de situaciones epidemiológicas y relaciones personales”.

Añade que “en el periodo preclínico inmediatamente antes del internado debiese haber en el currículum un curso teórico y práctico de mejoría de habilidades comunicacionales para mejorar la inserción médica, mejorar la relación médico-paciente y reducir la desconfianza”.

La Academia Chilena de Medicina ha recomendado que el perfil del egresado considere formación ética, humanística y en investigación como ejes curriculares. En tanto, la Asociación de las Facultades de Medicina de Chile (ASOFAMECH), plantea que los desafíos de la educación médica son, entre otros, el fortalecimiento de la vocación, profesionalismo médico y un perfil humanista.

 

DECLARACIÓN DE PERFILES

La investigación sobre los perfiles de egreso declarados en sitios web de las carreras de medicina pertenecientes a ASOFAMECH, (perfiles de egreso de las carreras de medicina en Chile), realizado por la Universidad de Valparaíso y el Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad San Sebastián, identificó –entre otras categorías– que las casas de estudios impulsaban la formación de futuros médicos en habilidades sociales.

El estudio describe que se logró identificar (en las trece universidades que cumplieron requisitos metodológicos de la investigación) que esta área consideró alusiones hacia el trabajo en equipo, capacidad de liderazgo y la formación en aspectos administrativos. También se consideraron habilidades que fomentan la adaptación a los cambios, autonomía, y autoaprendizaje.

Sin embargo, el documento destaca que “las habilidades socio-comunicacionales están parcialmente incorporadas y dirigidas al ámbito asistencial. Como este tipo de habilidades no se enfocan hacia los aspectos sociales y humanísticos de la medicina, se genera una duda razonable respecto de que dichos aspectos estén débilmente implementados en las mallas curriculares”.

El investigador de la citada publicación, académico de la Universidad de Valparaíso, Dr. Mario Parada, explica que “hay una confusión respecto de que ese tipo de habilidades son sólo necesarias y/o aplicables a la relación médico-paciente individual, a nivel micro, teniendo allí su principio y su fin, sin considerarlas necesarias y/o aplicables en la relación del profesional con el resto de los actores: pares, comunidad, sociedad en general”.

El Dr. Parada añade que “este enfoque reduccionista ciertamente marca una forma particular de enseñar estas habilidades, que habitualmente se sitúa desde una relación autoritaria, paternalista y/o patriarcal en muchos casos; con lo cual se aleja al ejercicio profesional con un enfoque humanista y más humanizado de la medicina. La comprensión y significado del poder en la comunicación es un elemento central en la reproducción la formación en esta área: el médico tiene el poder y todo lo demás está subordinado a ello”.

INCIDENCIAS EN RECLAMOS Y JUDICIALIZACIÓN

La especialista en comunicación efectiva, Dra. Philippa Moore, advierte que la realidad en Chile en la década del ‘90 era muy distinta a la actual en esta área formativa. “Pero a la fecha esto ha cambiado. Las grandes razones dependen de que las agencias acreditadoras de la escuelas de medicina de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido –entre otras– han integrado la asignatura de comunicación como una competencia básica para los estudiantes”.

De acuerdo al estudio del Dr. Howard Beckman (1994, ver infografía), 70% de los juicios están relacionados con problemas de comunicación entre médico y el paciente. En tanto, la investigación realizada por Judith Cave (BJM, 2008) precisa que la mayoría de los reclamos (70%) están ligados a problemas de comunicación que registró algún miembro del equipo de salud con el paciente.

Al respecto, la Dra. Moore sostiene que en un estudio que se realizó a partir de 8.931 reclamos registrados en el Hospital Clínico de la Pontificia Universidad Católica entre el 2001 y 2008, se detectó que el 78 % de los reclamos relacionados con comunicación fueron aceptados como válidos, comparado con un 25 % de los reclamos por falla en el tratamiento y el 20% por errores clínicos. “La comunicación efectiva no es ninguna garantía contra litigios o demandas, pero puede jugar un rol decisivo para disminuir el número de reclamos y aumentar la satisfacción de pacientes”, apunta la profesional.

En esta misma investigación, 635 reclamos se relacionan al actuar médico. De éstos, 323 (51 %) se vincularon a aspectos comunicacionales que el profesional tuvo con el paciente. Los reclamos comunicacionales fueron reclasificados en cuatro categorías (Beckman): Entrega disfuncional de información registró 146 (45 %), seguido de falta de compresión con 74 casos (23 %); luego desacreditación con 54 casos (17 %) y comunicación ausente con 49 casos (15 %).

“Hay una sólida evidencia científica que demuestra que ciertas habilidades comunicacionales son más efectivas que otras y por lo tanto hay que asegurar que todos estemos usándolas”, precisa la especialista.

Finalmente, el Dr. Mario Parada plantea que las habilidades comunicacionales en la formación del médico “están consideradas y en muchos casos son evaluadas”. No obstante, critica que “no se hace bien porque cuesta encontrar profesores médicos que tengan estas habilidades y las competencias docentes necesarias. Además, su entrega está en los primeros años de la carrera y casi nunca más se retoman”.