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La salud en el 2018

Es habitual preguntarse cuáles son las prioridades para un nuevo ministro de Salud al comenzar su período. Mi opinión de  viejo pediatra y salubrista con 50 años de profesión tiene precisamente el valor de lo vivido y de alguna manera, repetido. Vivido por haber sido testigo de los últimos decenios y repetido pues los problemas que, con distinto énfasis, se re-presentan cíclicamente, porfiadamente, parecen ser los mismos. Pero la realidad es objetiva y debemos hacernos cargo de ella. Los creadores del Servicio Nacional de Salud en la década de 1940 debatieron intensamente sobre un sistema universal o sectorial, y cometieron el error de optar por uno para obreros e indigentes. Sin prever que la población cambiaría hacia una de preminentes estratos medios, que viviría más, que se enfermaría de condiciones crónicas y así, al cabo de algún tiempo, tendríamos otros problemas, otras necesidades e -impresionante- una nueva medicina de alta tecnología y alto costo. De una decena de medicamentos efectivos pasamos a más de cien, la súper especialización nos abrió el cuerpo humano para la anatomía, la fisiología y las cirugías.La salud pública materno-infantil y la lucha antituberculosa hicieron su trabajo eficazmente, heroicamente y nos pusieron en las transiciones demográfica y epidemiológica a finales del siglo XX. Hoy la realidad parece distinta, pero los desafíos son semejantes: La solución parcial de crear un sector médico privado, con todos los defectos y virtudes que le conocemos, abrió una brecha percibida y sufrida por los que tienen menos acceso y  se enfrenta igualmente con mayores complejidades y costos, ya que no hemos logrado una verdadera integración de lo privado con lo público a pesar de los esfuerzos legislativos. Los factores de riesgo conocidos y reconocidos en nuestra población no han podido ser controlados a pesar de tener una razonable red de salud comunitaria o atención primaria: No se le han dado al equipo de salud los instrumentos y los algoritmos para intervenir eficazmente en la prevención, el diagnóstico y control oportuno de la salud poblacional dispersa. La medicina hospitalaria se come la capacidad, digamos incapacidad, de gestionar adecuadamente las grandes empresas hospitalarias, públicas y privadas. Hay muchos otros aspectos que resolver en el nivel práctico, pero para mí sigue siendo un desafío la universalidad del acceso y la coherencia con el patrón epidemiológico.

Profesor, Dr. Jorge Jiménez de la Jara, Universidad Católica de Chile.

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