En sus siete décadas de existencia, los Médicos Generales de Zona han construido una sólida tradición de servicio, que entrelaza historia, política pública y una profunda vocación social. Distribuidos a lo largo y ancho del país, cumplen funciones asistenciales, comunitarias y de gestión, de norte a sur, y desde la cordillera al mar. Hoy, este programa emblemático enfrenta nuevos desafíos, pero conserva intacto el espíritu que le dio origen: “Una vez MGZ, siempre MGZ”.
Por Marcos Santis Hernández
La figura del Médico General de Zona nació en tiempos de cambio social. El 22 de julio de 1955, durante el segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, se creó por decreto del Servicio Nacional de Salud el “Reglamento para la provisión y desempeño de cargos de Médicos Generales de Zona”. La medida respondía a la necesidad de descentralizar la atención médica, llevando profesionales jóvenes a las zonas rurales y postergadas del país.
A cambio de su servicio, estos médicos podrían desarrollar experiencia clínica en terreno, para optar luego a becas de especialización financiadas por el Estado.
“Hemos impactado la vida de millones de chilenos a lo largo de nuestra historia y hoy día no solo miramos al pasado con orgullo de lo logrado, sino que también mirando el aprendizaje de estos 70 años y mirando hacia el futuro y pensando dónde estamos hoy y hacia dónde debemos ir”, señala el actual presidente de la Agrupación de Médicos Generales de Zona, el Dr. Ricardo Peña.
En sus primeras décadas, el Generalato de Zona se consolidó como columna vertebral de la salud rural chilena. Cientos de localidades tuvieron por primera vez un médico o médica permanente gracias a este programa. Muchas unidades de atención primaria y pequeños hospitales regionales fueron literalmente levantados o impulsados por la mano de estos jóvenes profesionales. Con el tiempo, el modelo fue formalizado en la Ley Médica 19.664 y complementarias, y rebautizado oficialmente: hoy se les denomina Médicos en Etapa de Destinación y Formación (EDF), aunque el apodo histórico de “MGZ” lo mantienen.
“En ese sentido, creo que es muy relevante destacar que los médicos tienen un alto nivel de vocación. Muchos eligen quedarse en el sistema público por el amor que tienen hacia los pacientes y hacia el prójimo, pero muchas veces se encuentran con dificultades para poder ejecutar su labor desde lo operativo”, reflexiona el presidente de la Agrupación.
Durante esa destinación, debe resolver todo tipo de atenciones: consultas de medicina general, urgencias, partos, visitas a terreno y labores de salud comunitaria. Al completar su servicio, puede postular a la beca de especialidad en un nuevo concurso nacional, donde factores como los años de servicio, la lejanía de su destino y su trabajo con la comunidad le otorgan puntaje adicional.
“El generalato ha sido mi experiencia laboral más recordada y posiblemente más valorada durante toda mi trayectoria profesional. No había mucho apoyo de herramientas, que hoy día están disponibles para los colegas. Teníamos que hacer de todo, desde atender, hacer visitas domiciliarias, operar, atender urgencias, hacer labores administrativas y en hospitales que tenían mucha menor cantidad de funcionarios que hoy. En mi primera destinación, en el Hospital de Toltén, el total de funcionarios éramos 44. Había un teléfono para todo el pueblo”, recuerda el actual secretario nacional del COLMED, Dr. Mauricio Osorio.
Esa mística MGZ se transmite casi como un legado entre generaciones. No es casual que el lema que repiten todos quienes han sido parte de este proceso de formación sea: “Una vez MGZ, siempre MGZ”. Incluso tras completar sus destinaciones y convertirse en especialistas, muchos profesionales siguen considerándose “MGZ de corazón” y mantienen vínculos con las comunidades donde trabajaron.
“Desde que estudié en la universidad, me propuse ser general de zona. Uno desde sus primeros años como médico puede empezar a ejercer la medicina, siendo un aporte en ambientes de mucha necesidad, donde uno debe reforzar sus conocimientos en la práctica. Te toca asumir responsabilidades tempranamente, y eso de alguna manera va forjando el devenir que tiene el ejercicio de nuestra profesión en los años posteriores”, cuenta el actual tesorero nacional, Dr. Carlos Becerra, quien hizo su generalato en el Hospital de Graneros, entre 2002 y 2008.
La conexión afectiva con la comunidad es, de hecho, uno de los sellos del programa. Desde un inicio se fomentó que el médico de zona viviera en el lugar, conociera a las familias, entendiera la cultura local y se integrara al tejido social. Este enfoque de salud comunitaria fue pionero en los años 50 y hoy sigue vigente, anticipándose en muchos sentidos al modelo de medicina familiar moderno.
Desde Visviri a Puerto Williams
“Soy la primera médica en mi familia. Mi objetivo siempre fue ser Médica General de Zona. Tenía esa idealización de que uno aprendía a ser médico, que iba a estar con la comunidad y podía ser un aporte mayor. Según lo que yo siento lo he estado logrando. Mi idea siempre fue ser médico en un lugar chiquitito, donde todos te conocieran, donde pudieras estar más cerca con la comunidad”, relata la Dra. Camila Sepúlveda, quien trabaja en el CESFAM Carlos Ibáñez de Punta Arenas.
“He ido en dos oportunidades a Puerto Williams. La primera vez fui por 10 días y parece que no sufrí lo suficiente, porque después fui por un mes (ríe). La primera vez, la avioneta no pudo aterrizar y nos tuvimos que devolver porque había muy poca visibilidad. Puerto Williams es hermoso, es muy lindo, pero súper intenso. Generalmente, cuando nos toca ir a apoyar es porque casi no hay médicos en la ciudad. Entonces uno está días sin dormir, tienen un hospital que es bien lindo, pero hay pocas prestaciones que se pueden dar”, reflexiona.
Un testimonio similar, aunque en el otro extremo del país, es el que relata el Dr. Pablo Aguirre, Médico General de Zona en el Cesfam Remigio Sapunar Marín de Arica, quien pese a no ser de la zona, hoy se define como un ariqueño de corazón. “En el generalato uno se inserta en la sociedad, es parte de la comunidad y eso genera un sentido de pertenencia muy importante. En las rondas rurales descubres que hay otro Chile fuera de las ciudades. Hay personas que viven tan en la frontera que ellos no se identifican solamente como chilenos o bolivianos; finalmente tienen el carnet de un país pero ellos por sobre todo son del altiplano. Esto me ha entregado muchas herramientas de comprensión, entendimiento y que se traduce en empatía”.
Desde mediados de la década de 2010, algunas comunas periféricas de grandes ciudades empezaron a recibir MGZ para reforzar su atención primaria, especialmente en lugares con un alto índice de pobreza, analfabetismo y delincuencia.
“Todavía hay colegas que deben lidiar con dificultades propias de la ruralidad. Como tener luz eléctrica solamente cuatro horas al día en Codpa o el colega de Visviri, que también tiene un periodo corto de electricidad por día. Y a su vez, debemos enfrentar las necesidades que están viviendo los EDF urbanos, quienes enfrentan una realidad que quizá está inmersa dentro de la ciudad, viviendo en edificios, viviendo en departamentos, teniendo un supermercado a dos cuadras, pero en un contexto de violencia, droga y deprivación sociocultural que hoy es bastante complejo”, reflexiona el Dr. Ricardo Peña, presidente de la Agrupación.
Importantes hitos gremiales
Los doctores Andrés Casassas, Jorge Villegas, Guillermo Neumann y Mauricio Osorio fueron los encargados de organizar el 1º Congreso de MGZ realizado en Concepción el año 1992, que sentó las bases para la conformación de la futura Agrupación de MGZ. “En el congreso quedó por escrito el trabajo realizado y nuestras propuestas para mejorar las condiciones que existían en esa época. Me pidieron que asumiera interinamente la presidencia de los generales de zona nacional, porque debíamos conducir el proceso para articular nuestras demandas, mientras llamábamos a elecciones formales para elegir a la primera directiva electa de la Agrupación”, recuerda el Dr. Mauricio Osorio.
Otro desafío actual es la seguridad y las condiciones laborales en ciertos destinos. Si bien el romanticismo de la precariedad forma parte de la historia MGZ, en pleno siglo XXI es esperable contar con estándares básicos en todos los lugares.
“Cuando me tocó asumir como presidente nacional de los generales de zona, una de nuestras banderas de lucha eran los turnos de llamada. Es decir, hospitales de baja complejidad que tenían pacientes hospitalizados e incluso niños hospitalizados, y el médico no estaba de manera permanente. En esos años, el médico o médica -cada vez que había una urgencia o complicación- tenía que acercarse desde su casa para ir a atender a los pacientes. La Agrupación se propuso que en los más de 100 hospitales de baja complejidad, donde en menos de un tercio había médicos 24 horas, a través de una serie de negociaciones con el Ministerio, incluso de movilizaciones, se logró que los turnos de llamada fueran una estrategia excepcional”, recuerda el Dr. Carlos Becerra, actual tesorero nacional y presidente de los MGZ en 2007.
En marzo, se realizó la 1ª Asamblea Nacional MGZ 2025. Durante dos días, más de 60 representantes de la Agrupación de todo el país abordaron los principales desafíos y oportunidades que marcarán la gestión del año en curso, bajo el contexto de la celebración de los 70 años del generalato en el país.
“Las asambleas son relevantes para reflexionar acerca de cómo vamos a continuar ejecutando esta labor. Estamos hablando de una de las medidas de salud pública más exitosas del último tiempo y cómo esta se va a enfrentar a los desafíos actuales, con mayor cantidad de escuelas de medicina. Hoy día tenemos muchos médicos egresados, tenemos un concurso que superó más de 2.000 habilitados en el CONISS, lo cual hace que el panorama no sea el mismo. Tenemos un déficit significativo de especialistas en los complejos asistenciales centrales o de derivación en cada una de las regiones. Esto hace que nos planteemos cómo vamos a retener la mayor cantidad de especialistas en el servicio público”, enfatiza el Dr. Ricardo Peña.
La Agrupación de MGZ se ha fortalecido también en lo gremial. Ha debido movilizarse en diversas ocasiones para mejorar las condiciones del programa. Un ejemplo fue en 2015, año del aniversario 60, cuando los médicos de zona se movilizaron, exigiendo mejoras en la infraestructura, equipamiento para diagnóstico, dotación de personal de salud en sus destinos, y un número suficiente de becas de especialidad para que el incentivo del programa no se diluyera.
“Ser general de zona es eso, llevar a todas partes el acceso a salud. Yo casi termino mi periodo acá, pero esta tierra me ha entregado tanto que me siento con ganas de volver cuando termine mi especialidad. Lamentablemente, como acá no hay formación, tengo que irme, pero yo encantado volvería a esta región. Mi plan de vida es ese, y creo que ese cambio en mí lo logró ser general de zona”, reflexiona el Dr. Pablo Aguirre, médico EDF en Arica.
Sentimiento que comparte, la Dra. Camila Sepúlveda, médica EDF en Punta Arenas: “Creo que todos los MGZ tenemos la idea de ir mejorando la salud pública. Como que siempre estamos ahí, queriendo hacer más cosas, queriendo cambiarlas, queriendo ayudar, pero principalmente el hecho de poder quedarnos en el servicio público. Cuando nosotros terminamos la especialización somos libres, pero hay muchos que queremos volver a las regiones donde hicimos el generalato de zona y no existe la posibilidad, porque no hay cupo o porque no hay cargos en el servicio público”.
Mirando hacia el futuro
De acuerdo con un estudio realizado por la Superintendencia de Salud en 2024, la Región Metropolitana concentra el 59,7% de los médicos especialistas. Santiago concentra 2,46 médicos por cada mil habitantes, mientras que en otras regiones -especialmente las del norte- la tasa es menor a 1. Según el estudio, estas brechas se deben a las condiciones que enfrentan los médicos en las zonas más aisladas.
“Lo más importante es poder ofrecer oportunamente concursos y cargos para esos lugares. Si van a ofrecer un cargo cuando falta un mes para que termine la beca; entonces llegamos tarde. El Estado debería ser capaz de ver la forma de resolver un eventual retorno cuando aún están en la localidad”, señala el Dr. Mauricio Osorio. Una visión que comparte el actual presidente de la Agrupación: “Es importante que vayamos viendo junto con el Ministerio y los actores relevantes el plan de formación, pensando en que necesitamos retener a los especialistas en el servicio público, pero no obligarlos, no mantenerlos de una forma privativa, sino que de una forma atractiva para ellos, y que estén felices desempeñando su labor, no solamente en un concepto de felicidad propia y personal, sino que felices en el poder ejecutar su trabajo”.
Estamos en un momento significativo del ciclo, celebrando 70 años de existencia, lo que representa no solo un hito histórico, sino también un reflejo del camino recorrido en la construcción de la salud pública en Chile. Este aniversario da cuenta del posicionamiento alcanzado por los Médicos Generales de Zona, quienes hoy desempeñan un rol fundamental, representando cerca del 35% de los médicos que trabajan en la Atención Primaria de Salud, así como una proporción relevante del cuerpo médico en hospitales de baja complejidad.
“Los Médicos Generales de Zona han demostrado ser una fuerza organizada, participativa y profundamente solidaria, una verdadera legión con presencia territorial que no solo forma parte del Colegio Médico, sino que constituye una de sus voces más potentes y legítimas. Su historia de 70 años les ha otorgado un merecido reconocimiento, no solo por su labor asistencial, sino también por su capacidad de liderazgo, siendo un verdadero semillero de dirigentes que han contribuido activamente al fortalecimiento de la salud pública y del gremio médico en Chile”, reflexiona la Dra. Anamaría Arriagada, presidenta de la Orden.
Un saludo que extiende el Dr. Ricardo Peña, destacando la presencia territorial, el compromiso con la salud pública y el fuerte sentido de pertenencia de las y los médicos EDF: “En esta celebración debemos tener presente que los generales de zona estamos abarcando la salud de todo Chile, desde Visviri hasta Puerto Williams. Y si mañana hubiese una plaza de Médicos Generales de Zona en la Antártica, la usaríamos y la pelearíamos igual, porque todos querríamos estar ahí haciendo soberanía y llevando salud a los lugares más recónditos de Chile”.