Por Paulo Muñoz Alarcón, periodista Falmed.
El Covid-19 no solo abrió un escenario sanitario de incertidumbre, sino además generó incertezas informativas, donde las “fake news”, o noticias falsas, han ganado terreno. En este reportaje destacados especialistas abordaron el fenómeno y entregaron claves para acceder a información veraz, de calidad y evitar la ‘infodemia’.
Que las vacunas contra el Covid-19 contienen células de fetos abortados, que el Sars-CoV-2 fue creado en un laboratorio en Wuhan, o que a los inoculados se les instalará un chip para el rastreo de la población mundial, son solo una pequeña muestra de las fake news o mitos que, desde que se confirmó la pandemia, han circulado por redes sociales e, incluso, han llegado a los medios de comunicación tradicionales.
La proliferación de noticias falsas asociadas al Covid-19 creció a tal punto que la red social Twitter informó recientemente que cancelará las cuentas de los usuarios que difundan contenidos engañosos relacionados con las vacunas contra el coronavirus, prohibición que se hará efectiva luego del quinto mensaje que se considere infundado.
De esta forma, el incierto escenario sanitario que plantea la pandemia, se acentúa con lo que se conoce como ‘infodemia’, es decir, una sobrecarga informativa que termina por confundir a las personas. Daniel Halpern, académico de la Facultad de Comunicación de la Universidad Católica, contextualiza el problema. “Si sacas una vacuna, y sabes que es efectiva, por ejemplo, en el 99% de los casos, entonces tiene un 1% que no es efectiva. En las redes sociales, ese 1% adquiere cara, voz, es conocido porque es el ‘tío del primo del vecino’. Entonces, ese 1%, con una buena estrategia comunicacional, puede pesar más que el 99%”, explica a Falmed Educa.
A juicio del académico, el riesgo está en que un caso aislado puede provocar mayor interés, y, por ende, compartirse mucho más que un dato duro. Es por eso que un buen mensaje comunicacional requiere de un relato que le otorgue sentido.
“Un caso no puede ganarle a la estadística. El problema es que a la estadística no se le está acompañando de una muy buena construcción narrativa, es decir, no está haciendo sentido. Un número (por sí mismo) no persuade”.
Cabe preguntarse si efectivamente los pacientes, en especial los grupos de riesgo, son permeables a las noticias falsas, si cambiaron los canales de información tradicionales por las redes sociales, o revisar si hay una asociación directa entre la exposición a las fake news y la toma de decisiones.
Estudios
Una aproximación a estas preguntas la encontramos en el Estudio sobre Acceso y Uso de Información sobre Covid-19 en Chile, realizado por un equipo de investigadores encabezado por la directora del proyecto y académica de la facultad de Comunicaciones y Letras de la Universidad Diego Portales (UDP), Macarena Peña y Lillo; y por Verónica Rocamora, académica de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago.
La investigación, de cobertura nacional, usó métodos mixtos, es decir, cuantitativos y cualitativos. Se aplicó un encuesta online y telefónica a 3.500 personas; además de entrevistas en profundidad a 90 sujetos pertenecientes al grupo de adultos mayores y al segmento de 18 a 64 años con condición crónica, como por ejemplo diabetes e hipertensión. El informe final se conocerá en junio próximo.
La investigadora Peña y Lillo adelanta que el estudio arrojó que el 80% de las personas conoció, de forma incidental o pasiva, alguna información asociada a la pandemia en los últimos 30 días. Para este grupo, la televisión fue el principal canal informativo. En tanto, un tercio de los consultados dijo haber realizado una búsqueda activa de noticias sobre el Covid-19, siendo internet y google las principales fuentes de información.
Consultada por la capacidad de la población para discriminar la información veraz de aquella que no lo es, la investigadora explica que, según los resultados, ningún segmento se informa solo por las redes sociales. Ello permitiría a las personas contrastar el contenido que están recibiendo, y aplicar sus propios filtros.
Información y evidencia
El Dr. Gabriel Rada, director ejecutivo de la Fundación Epistemonikos, y profesor de la Facultad de Medicina de la PUC, explica que para producir información confiable hay que considerar, por una parte, la jerarquía de la evidencia, es decir, discriminar aquellos artículos científicos que son más confiables que otros; y, por otra parte, conocer el conjunto de las evidencias mediante una revisión sistemática que incluya un metaanálisis de las evidencias. El Dr. Rada agrega que, si pensamos en la relación médico-paciente, resulta fundamental que el paciente esté informado y separe lo verdadero de lo falso.
“Es muy difícil que los pacientes no vayan a tener acceso a información por alguna vía. Entonces, sumado a que también para los profesionales de la salud es difícil acceder al total de la información, finalmente, el médico y el paciente se encuentran en una situación similar. Eso le agrega una capa más de complejidad a esta relación que a nosotros nos gusta llamar un entorno de decisiones compartidas”, dice el Dr. Rada.
Sobre el rol que toma la Medicina Basada en la Evidencia (MBE) en el contexto actual de la pandemia, el Dr. Rada plantea que hay que fortalecer el pilar de la evidencia, ya que “si efectivamente el pilar de la evidencia de ese proceso estaba equivocado, el resto de las cosas también van a estar equivocadas”.
Para explicar el rol de los médicos para entregar los mensajes adecuados, el académico Halpern usa el concepto de embajadores. “La medicina tendría que desarrollar embajadores, gente potente, líderes de opinión, que sean capaces de esclarecer frente al virus que nos está carcomiendo, que es la ‘infodemia’”.
Desde Epistemonikos, desarrollaron herramientas para procesar artículos científicos sobre la pandemia de forma más eficiente y ponerlos a disposición de la comunidad, con métodos que, incluso, incluyen Inteligencia Artificial.
“El ejemplo más concreto es nuestra Plataforma L·OVE, que organiza la evidencia, y que nos permitió crear la mayor base de datos de evidencia en Covid-19”. Esta novedosa colección fue lanzada el año pasado y cuenta con acceso libre a todos los artículos disponibles.
Comunicación de riesgo
Estar correctamente informados resulta vital para la gestión de una condición de riesgo. El éxito de la misma se complejiza si le sumamos mensajes disonantes entre las autoridades y otros actores, o en un contexto marcado por los bajos niveles de confianza ante las instituciones.
El Dr. Rada explica que uno de los mayores desafíos es que la población reciba un mensaje uniforme de todas las organizaciones que tienen el rol de comunicar el riesgo.
“Creo que el rol del Colegio Médico ha sido bastante importante en poder hacer de bisagra entre distintos actores. Modestamente, creo que también Epistemonikos ha podido contribuir a eso, con este aporte de información en tiempos rápidos y de calidad”, señala.
Para la académica Rocamora, es importante considerar que no solo las campañas deben entregar un mensaje claro, sino que todos los contenidos, incluso de distintos actores, deben ser coherentes.
“Las personas saben cuáles son las medidas que hay que mantener, pero para que las adopten, el tema de la percepción de riesgo es fundamental, y en eso todos los mensajes, desde las distintas entidades que intervienen, deben seguir manteniendo esa idea”, concluye.
Credibilidad de las fuentes
Otro de los resultados del estudio antes mencionado, es la importancia que las personas asignan a los especialistas y médicos como fuentes creíbles de información.
“El Colegio Médico es la organización que tiene más confianza de la que nosotros medimos. Probablemente, los médicos sean los más visibles y las figuras más sobresalientes. Por eso, es mucha su responsabilidad al momento de enfrentar la comunicación con su audiencia, tanto a nivel clínico como a nivel masivo”, advierte Peña y Lillo.
Las investigadoras indican que si bien el estudio no encontró relación directa entre la exposición a noticias sobre Covid-19 y el comportamiento preventivo, sí se pudo establecer que, cuando las personas se exponen a mensajes preventivos llegan a un grado de cumplimiento equivalente entre las personas con mayor nivel educacional y aquellas con un nivel educacional más bajo. Es decir, la comunicación de riesgo puede disminuir las brechas de información.
Dr. Gabriel Rada
Presidente y Director Ejecutivo de la Fundación Epistemonikos, profesor de la Facultad de Medicina de la PUC.