No ha dudado en expresar su opinión a través de columnas en medios de comunicación y ha buscado relevar el rol de la Atención Primaria de Salud en base a su experiencia en el Centro de Salud San Vicente de Talcahuano.
Dr. Jorge Pacheco, Médico Familiar
El Dr. Jorge Pacheco es un férreo defensor de una especialidad que ha estado en el centro del debate durante los últimos meses. El Gobierno anunció la creación de una nueva especialidad para la atención primaria y el propio Presidente Sebastián Piñera afirmó en una entrevista radial que los profesionales de esa área “lo único que hacen es dar un par de aspirinas y derivar”.
El Médico Familiar de la Universidad de Concepción y Magíster en Investigación Social de la misma casa de estudios es tajante: “mucha gente cree que en la atención primaria se ven cosas simples o banales y eso no es así. Estamos tratando a pacientes con muchas complejidades o con un nivel importante de vulnerabilidad. Todo esto requiere de un tratamiento cuidadoso y mucho más global, porque vemos la situación psicosocial y otros factores relevantes de la realidad de cada persona”.
¿Cuál es su visión de esta área?
En la atención primaria somos los primeros que estamos en contacto con familias que están en situación de mucha vulnerabilidad, por lo que se abarca una variedad de problemáticas de diversa índole. Vemos a las personas de forma más integral, más holística. Eso hace que sea un área rica, diversa y desafiante para trabajar. Hay atenciones por enfermedades agudas, pero también eso va de la mano con tratamientos de salud mental, con programas odontológicos, con la atención preventiva para niños o adultos mayores y una serie de programas sociales de los municipios. Esto, en coordinación con diferentes profesionales como matronas, enfermeras, educadoras de párvulos, entre otros.
¿Cuáles son los principales problemas que afectan al sector?
Cada establecimiento tiene una población muy grande, lo que provoca muchos problemas para pedir hora. Muchas veces. la organización de las políticas públicas en salud son verticales, entonces piden ver a un paciente por un programa, pero rápidamente te das cuenta de que sus necesidades son otras, entonces esa metodología está siendo insuficiente. También, la principal puerta de entrada al sistema de salud son los SAPU o servicios de urgencia. Mucha gente está conforme con que se dé un mayor número de atenciones, pero yo cuestiono eso porque muchas veces, estas atenciones son esporádicas y eso no va en el sentido correcto. La urgencialización es un riesgo.
¿Por qué razón?
Es dar una mala señal al sistema. Estamos perdiendo la continuidad de la atención y la generación de vínculo con las personas. En la medida que uno va a atendiendo a un paciente va contando con información relevante, se van formando afectos, que son super útiles para mejorar la precisión diagnostica e incluso la efectividad de los tratamientos. Con el giro hacia la urgencia eso se va perdiendo. Muchas de esas atenciones son acotadas al síntoma y no hay un seguimiento. A nivel municipal, se está dando esa realidad y es preocupante.
¿Qué le han parecido las propuestas del gobierno sobre APS?
Es muy difícil tratar de reinventar algo que opera hace mucho tiempo como es la Medicina Familiar y que se ha ido consolidando en todo el mundo como la mejor forma de dar respuesta a los problemas. El discurso que se ha dado le hace mal a la atención primaria, desvalora el trabajo. Hay áreas para mejorar, pero la resolutividad no va a tener mucho efecto en los indicadores que miden los Servicios de Salud porque muchos de los problemas son psicosociales y esas entidades raramente se fijan en eso.
¿Cuáles son las medidas que deberían aplicarse con más premura?
Se debe fortalecer el rol de los municipios y creo que si una reforma apunta para allá tendrá muchos beneficios en las políticas locales de educación, en los programas sociales. Más en concreto, creo que se debe desarrollar un registro único que articule, a nivel interministerial, los diversos programas sociales y mezclarlos y coordinarlos, poniendo en conversación a muchas entidades que hoy no lo hacen. Otra cosa fundamental es identificar sujetos en riesgo y priorizar a esas familias para brindar ayuda, saliéndose de la lógica de los programas verticales. Hay que formular un método para que estas intervenciones integrales ocurran en beneficio de las comunidades.