La pandemia por SARS-CoV-2 ha generado una serie de cambios en nuestro estilo de vida y la manera de enfrentar las cosas. Las niñas, niños y adolescentes (NNA) han sido el segmento que ha presentado manifestaciones más leves de la enfermedad, comparado con otros grupos etarios. Sin embargo, pueden exponerse a complicaciones recientemente descritas, como el Síndrome Inflamatorio Multisistémico y COVID persistente, y, quienes presentan factores de riesgo, a una peor evolución, con riesgo de mortalidad.
Las cuarentenas y el aislamiento social han significado un drástico cambio en las interacciones sociales, lo que ha impactado especialmente a los NNA, afectándolos psicológica y socialmente y en el aprendizaje necesario para una alcanzar una adecuada inteligencia emocional, al no poder asistir a jardines y escuelas y compartir en forma libre con sus pares. Esto también condiciona un mayor esfuerzo para nivelar conocimientos atrasados, de ahí la premisa de que las escuelas son lo último que se cierra y lo primero que se abre.
La reapertura de los colegios implica un enorme esfuerzo logístico de la comunidad educativa para evitar brotes. Supone un trabajo conjunto y responsable para reforzar la pesquisa precoz, trazabilidad y aislamiento por al menos 7 días. El uso de mascarilla y lavado frecuente de manos con agua y jabón o el uso de alcohol gel, deben seguir fomentándose.
La inmunización, un arma tan antigua utilizada en el control de las enfermedades trasmisibles, ha significado un enorme avance en el control de la pandemia, con disminución de las hospitalizaciones y de las manifestaciones graves de la enfermedad, por lo que debe fomentarse el cumplimiento en la población de NNA.
Los niños pandémicos son nativos desde el punto inmunológico, no conocen aún las “campañas de invierno”, asociadas al aumento de la transmisión de virus respiratorio como el VRS e influenza, que conllevan una enorme sobrecarga al sistema de salud. El aislamiento social y las cuarentenas, han significado una disminución de enfermedades transmisibles virales y bacterianas, especialmente en el período de lactante.
Durante la pandemia los Pediatras debieron realizar un enorme esfuerzo para mantener la atención de salud de nuestros NNA, utilizando la tecnología y la telemedicina, que nunca reemplazarán al contacto directo con los pacientes y la interacción que se genera.
Aprender a convivir con este virus demorará unos años más, hasta que se convierta en un virus endémico que genere brotes cada cierto tiempo, sin embargo, el impacto social y emocional ha sido muy profundo, afectando no solo al desarrollo psicosocial y emocional de nuestros NNA, sino de toda la población.
La lección aprendida es que nada está escrito aún y que la interacción entre el hombre, su entorno y los animales, nos expone a la posibilidad de una nueva pandemia, por agentes hasta ahora desconocidos. El aprendizaje debe prepararnos ante una eventual nueva pandemia, con el rigor científico con el que se ha trabajado hasta ahora, utilizando las herramientas epidemiológicas disponibles y proteger por sobre todo la salud mental y el desarrollo psicosocial de nuestros NNA. El verdadero impacto que ha ocasionado este virus en nuestras vidas, aún no está completamente dimensionado.
Dra. Leonor Jofré M.
Pediatra Infectóloga, Magíster en Salud Pública. Rama de Infectología SOCHIPE