Sin duda que el escenario y las proyecciones de la pandemia son distintas luego de dos años de registrarse el primer caso del país. Junto con un mayor conocimiento del virus, la exitosa campaña de vacunación implementada en Chile permitió amortiguar las consecuencias de la cuarta ola, que registró un récord de casos diarios.
Por: Patricio Azolas A.
Han pasado más de dos años desde que el mundo escuchara hablar por primera vez sobre el Sars-COV2 y el COVID-19, y todavía seguimos en la lucha para controlar este virus de rápida propagación y que ha provocado millones de muertes en el mundo y más de 55 mil en Chile. Pero, a pesar que la pandemia continúa, el escenario actual es muy distinto al que vivimos durante sus inicios. Al mayor conocimiento del comportamiento del virus, se suma un aliado importantísimo: las vacunas.
En la actualidad, el 62,8% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de una vacuna contra el COVID-19, según el programa Our World in Data de la Universidad de Oxford, pero la situación es bastante disímil según cada país. En nuestro caso, Chile es uno de los que más vacunas ha aplicado en el mundo, alcanzando en el mes de febrero de 2022 más de 48 millones de dosis contra el COVID-19, según cifras del Ministerio de Salud, convirtiéndola en la política pública más exitosa que ha implementado la autoridad para el manejo de la pandemia.
Este logro se debe a una combinación de múltiples factores. Para la consejera del Colmed Puerto Montt y pediatra infectóloga del Hospital de la ciudad y docente de la Universidad San Sebastián, Dra. Loreto Twele, Chile hizo una muy buena gestión al hacerse parte de la investigación en vacunas. “El país participó de 5 ensayos clínicos, lo que permitió asegurar dosis de vacunas y que tuviera una gran cantidad y diversidad de las mismas, partiendo muy tempranamente la vacunación en su población y no solamente con las primeras dosis, sino con las de refuerzo. Chile es una de las tres naciones con más cantidad de población vacunada y mayor disponibilidad y variedad de vacunas. Somos uno de los países que ha logrado inocular más precozmente a sus niños”, explica.
Asimismo, para la integrante del Departamento de Ética del Colegio Médico y académica del Centro de Bioética de la Facultad de Medicina, Clínica Alemana Universidad del Desarrollo, Dra. Sofía Salas, a la cantidad de vacunas disponibles, se suma la alta cobertura alcanzada. “Destacaría la larga tradición del país en inmunización infantil, con una cobertura muy amplia, a diferencia de lo que ocurre en otros países de la región. Existe una población que confía mayoritariamente en las vacunas. Además que el proceso haya sido gratuito e igualitario, todos con acceso a las mismas vacunas, independiente de si el seguro de salud es público o privado, sin duda que contribuyó a generar más confianza. La evidencia demostró que al poner incentivos como menos restricciones para aquellos con pase movilidad, cambios en el aforo, etc., las personas se motivaban por ir a vacunarse”, detalla.
Por su parte, el Infectólogo del Hospital Barros Luco y Vicepresidente de la Asociación de Capítulos Médicos del Colmed Santiago, Dr. Ignacio Silva, opina que el país históricamente ha tenido campañas de vacunación que han sido muy exitosas. “Su programa de vacunación es uno de los más completos de Latinoamérica y se encuentra a nivel de cualquier país desarrollado. Este es un trabajo que han llevado a cabo autoridades de gobierno junto con expertos y un protagonista indudable que ha sido la atención primaria de salud (APS) quienes llevan a cabo las campañas de vacunación”. Para el académico de la Universidad de Santiago (USACH), “existe la voluntad de las autoridades de contar con disponibilidad de vacunas y buenas. Tenemos expertos que presionan y asesoran por contar con los mejores insumos en los momentos oportunos, y la APS que ejecuta las campañas, dando una amplia cobertura a la ciudadanía. En Chile ha existido una buena adherencia a los programas de vacunación, probablemente porque ha habido una buena educación y comunicación por parte de quienes trabajan en salud”.
Las vacunas son seguras
La ciencia ha demostrado las vacunas han podido combatir con éxito diversas enfermedades y las que se han desarrollado para el COVID-19 no han sido la excepción.
“Los beneficios de las vacunas exceden con largueza los eventos adversos observados, los que son principalmente molestias a nivel local y malestar general, como suele ocurrir con otras vacunas. El impacto que han tenido en disminuir el riesgo de ingresar a UCI o de morir es enorme. Así, como lo muestra el reporte presentado por la autoridad sanitaria, con datos obtenidos entre el 3 al 9 de febrero del presente año, la incidencia de ingreso a UCI fue de 13,44 sin esquema de vacunación completo, cifra que baja a 2,57 y a 1,61 si el esquema es completo o se tiene la dosis de refuerzo, respectivamente”, destaca la Dra. Salas.
El Dr. Silva añade que la evidencia demuestra que las vacunas que se están utilizando contra el COVID-19, son seguras y eficaces. “Los efectos adversos de estas vacunas no son distintos a los que se ven con otros medicamentos y todas han pasado por rigurosos procesos de evaluación, tanto por los mismos laboratorios que las producen, como por las autoridades reconocidas internacionalmente y que han validado su seguridad y eficacia. No hay que olvidar que son miles la vacunas que se han sometido a estudios clínicos y sólo unas pocas han llegado a estas fases finales lo que demuestran que los filtros son estrictos”.
Por su parte, la Dra. Twele indica que “si bien al inicio estábamos utilizando vacunas que estaban terminando sus estudios de fase 3 o algunos de ellos llevándose a cabo incluso en nuestro país, hoy en día estas vacunas cuentan con aprobación, no sólo de uso de emergencia, sino completa, tal como cualquier medicamento que necesita ser probado y aprobado. La gran mayoría de las vacunas que hoy se utilizan en Chile no sólo tiene la aprobación de emergencia, sino que son completamente aprobadas, dado que los estudios clínicos demuestran su seguridad y eficacia para combatir el COVID-19, evitando la enfermedad grave y la mortalidad”.
Respecto de la discusión de una posible quinta dosis y que la vacuna sea obligatoria, los especialistas expresaron que “en la medida que siga existiendo pandemia vamos a tener que seguir proyectando nuevas dosis de vacunas, sobre todo considerando que hay muchos países de bajos recursos que tienen una muy baja cobertura. En el futuro vienen nuevas dosis y probablemente con nuevas vacunas”, expresó el Dr. Ignacio Silva.
Asimismo, la Dra. Sofía Salas, afirmó que es difícil saber si se va a requerir una nueva dosis, porque dependerá de si el virus sigue circulando o no. “Lo que me parece relevante es lograr mayor cobertura mundial de la vacunación, de tal modo de disminuir el riesgo que se generen nuevas variantes. Un tema a debatir es si se debe exigir la vacuna al personal sanitario que hace atención directa a los pacientes. Creo que es prudente considerar la posibilidad de exigir al personal sanitario que esté con sus vacunas al día. Esta exigencia, que puede ser resistida, no es muy distinto a lo que se exige respecto de otras vacunas como por ejemplo, la hepatitis B”.
Para la Dra. Twele, va a depender como siga el estado de pandemia, “ya que dada la alta cantidad de personas que hoy en día se está contagiando con Ómicron, va a generar una inmunidad colectiva muy alta y sumado a la inmunidad dada por las vacunas, podríamos eventualmente caer en un estado de endemia, es decir, salir de la pandemia y que el virus tenga una circulación más predominante en invierno y eso nos podría llevar a poner una quinta dosis previo al invierno y después, eventualmente, si logramos salir de esto, colocar la vacuna contra el COVID-19, una vez al año antes del período invernal tal como lo hacemos con la vacuna de la influenza”.
Comunicación de riesgo en pandemia
Uno de los pilares fundamentales para enfrentar emergencias en salud pública, es la comunicación de riesgo, la cual se convierte en una herramienta esencial para salvar vidas. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que “el objetivo final de la comunicación de riesgo es que toda persona expuesta a un riesgo sea capaz de tomar decisiones informadas para mitigar los efectos de la amenaza como el brote de una enfermedad, y tomar las medidas y acciones de protección y prevención”.
Para el Dr. Ignacio Silva, “éste es uno de los defectos de la gestión del gobierno saliente. Si bien se han hecho esfuerzos, creo que todavía hay mucho por hacer. La ciudadanía tiene que estar informada y tener interlocutores válidos, y creo que la pérdida de confianza en las autoridades, han hecho que el mensaje no llegue de la manera correcta. Además, en esta ola con altos contagios, se ha concentrado en informar que es un infección leve, que no hay que preocuparse o preocuparse menos, que está todo controlado”.
La Dra. Sofía Salas, puntualizó que considerar la variante Ómicron como de muy bajo riesgo, casi como un resfrío, ha contribuido a que las personas se relajen y dejen las medidas de autocuidado. “Las tasas de hospitalización en UCI y de mortalidad subieron en las últimas semanas de febrero y principios de marzo, tanto para los grupos no vacunados como para los vacunados, incluso con dosis de refuerzo. Por lo tanto, si bien debemos aprender a convivir con este virus, tenemos que ir, de forma paralela recuperando las libertades que por tanto tiempo fueron restringidas. Es prudente seguir usando las mascarillas, lavado frecuente de manos y evitar lugares con alta concentración de personas”, acota.
Por su parte, la Dra. Loreto Twele opina que la comunicación de riesgo “es efectiva, ya que todos los días se publica la cantidad de casos que hay, la cantidad de personas que fallecen, y la cantidad de personas que hoy están en las UCI. No nos olvidemos que el 80% de las personas que están gravemente enfermas y en las UCI, son personas que no están vacunadas o no han completado su esquema, ya que sabemos que después de la segunda dosis, baja la cantidad de anticuerpos y por eso es importante y fundamental, mantener las vacunas al día. La tercera dosis nos permite volver a subir los niveles de anticuerpo y estar protegidos, evitando así la enfermedad. Las personas de mayor edad o inmunosuprimidos también cuentan con la cuarta dosis. Por lo tanto, me parece que el manejo de la información ha sido la adecuada, ya que la población debe entender que es necesaria la vacunación, junto con el distanciamiento social y uso de la mascarilla. Estas son las únicas estrategias reales para evitar la infección”.
Dra. Sofía Salas: “Estamos lejos de volver a una situación “normal”, pre-pandemia, porque aún las tasas de contagio son muy altas y la tasa de positividad está muy por sobre lo considerado óptimo. Además, los tests de antígeno, que se auto-administran, pueden significar un subreporte de los casos positivos”.
Dra. Loreto Twele: “El llamado es a seguir cuidándonos y vacunándonos, hasta que logremos salir de la pandemia y entrar a la endemia, y tener claro que Chile es un país muy adecuado en sus sistema de salud y distribución de vacunas. Éstas han demostrado que son una manera efectiva y segura de prevenir la enfermedad”.
Dr. Ignacio Silva:
“Se deben reforzar las medidas de autocuidado, que el Covid es un virus agresivo, que mata. La mejor manera de prevenir la muerte, es evitando el contagio. Tenemos que mantener esa noción de prevención y que las vacunas ayudan a evitar los cuadros graves, pero no los contagios”.