Según la información de la Subsecretaría de Redes Asistenciales, obtenida a través de Ley de Transparencia, el número de agresiones a funcionarios y funcionarias de los centros de salud va en aumento. La cifra de 2022 al 13 junio da cuenta de 1.177 hechos de este tipo, cuando todavía no se presentaban las mayores presiones asistenciales a causa de las enfermedades respiratorias. Si comparamos estos datos con los 1.557, acumulados entre 2018 y 2020, sin duda estamos frente a un aumento preocupante de hechos de violencia. Vale la pena hacer notar que un 43% de estos casos no fueron denunciados, lo que revela cierta naturalización de las agresiones.
Como Colegio y FALMED asumimos la importancia de este fenómeno, alentando la reactivación de la mesa de prevención y tratamiento de agresiones a funcionarias y funcionarios de la salud pública, en conjunto con diversos actores del sector, como la Fiscalía, el Ministerio del Interior, las policías, la Asociación Chilena de Municipalidades y los gremios de la salud. Nuestra postura ha sido, de acuerdo con lo señalado por el presidente del Colegio Médico, Dr. Patricio Meza, la de “potenciar las estrategias que ya estaban definidas, fortalecer las rondas permanentes de la seguridad municipal, seguir con la implementación de los botones de pánicos para mejorar la respuesta de las policías, una campaña para mejorar el prestigio de los funcionarios de la salud, y que la población comprenda que ellos también son sus vecinos”.
También entregamos nuestro apoyo y fuimos promotores de la denominada ley “Consultorio Seguro” dictada en diciembre de 2019, que aumentó las penas por este tipo de hechos y estableció la obligación de denuncia para las jefaturas.
Como FALMED representamos judicialmente a los médicos y médicas agredidas, amenazados y además educamos en este sentido. Una muestra de esto último es el desarrollo y difusión de un protocolo sobre cómo evitar la exposición al riesgo y qué hacer frente a una agresión misma. Su versión actualizada podrán encontrarla en esta revista.
Sin embargo, frente a un fenómeno de tantas dimensiones, se requiere un esfuerzo mucho mayor. Involucra el concurso de distintos actores, gobierno, comunidad, gremios y los y las propias trabajadoras de la salud. Requiere también de evidencia, estudios y seguimiento, donde la colaboración debe comprometernos a todos. Por último, es indispensable una fuerte campaña comunicacional transversal, capaz de instalar que quienes tenemos el papel de dar seguridad a la población en un ámbito tan sensible como la salud no podemos actuar bajo la amenaza de la violencia. La violencia traspasa los recintos hospitalarios, y contagia a toda una población que incrementa aún más su desconfianza en el sistema.
Continuaremos buscando caminos para combatir esta amenaza. Hoy dedicamos este número especial a este delicado tema, con la expectativa que les permita conversarlo, alertando sobre el riesgo de naturalizarlo, afectando así el bienestar de todos nuestros usuarios.