Cambio climático, medicina, salud pública: una jovialidad pendiente

245

Dr. Yuri Carvajal

Presidente Depto. Medio Ambiente


El cambio climático ha llegado a nuestras vidas intempestivamente. Acaba de desgarrar el alma de Chile con un incendio que en pocos minutos asoló a miles de personas. Las noticias de Dengue en Las Américas se abalanzan a zarpazos. La violencia de los hechos nos sacude y apenas alcanzamos a reflexionar. Pensar la crisis y actuar como profesionales ante ella, parece un lujo imposible.

Y, sin embargo, necesitamos reflexionar la crisis con delicadeza intelectual y no correr frenéticos. Se requiere mucha jovialidad para un desafío de largo alcance, ligereza para no enredarnos en minucias, sutil encanto para convocar a los escépticos y desencantados; a todos aquellos paralizados o decepcionados con la vacuidad hipnotizante de la nada.

Los médicos podemos ser actores cruciales en la transformación de una opinión pública alarmada a otra con agencia y lucidez estratégica. Así fue con la cuestión social a fines del siglo XIX, con el desarrollo del SNS (Servicio Nacional de Salud) en los 50/60 y la Asamblea de la Civilidad en los 80.

Hoy tenemos dos dificultades mayores:

  1. La crisis climática es un objeto intelectual borroso. Carece incluso de nombre único. Lo climático, el incremento sostenido de las temperaturas de aire, agua, la variabilidad extrema de sus valores, son expresiones de una crisis que resulta identificable como la transformación de los ecosistemas del planeta provocados por la humanidad contemporánea, cuya mejor denominación técnica es Antropoceno.

Las implicancias médicas de esta condición que para la vida humana y planetaria se torna tan central, van desde el desplazamiento de las fronteras, presentaciones y dinámicas de las enfermedades transmisibles, los desastres ambientales y sus efectos sobre la salud y alimentación, provocadas por inundaciones, olas de frío, calor o fuego, el deterioro en múltiples dimensiones de la vida urbana -especialmente de sus aires-,  el aumento del pesar y el dolor en la coexistencia humana y una reducción dramática de la biodiversidad, que pandemias y  resistencias antimicrobianas subrayan.

  1. La política, el gran articulador de los tres procesos exitosos mencionados ya no existe. Al menos, esa política, la de los doctores: Augusto Orrego Luco, Abraham Horwitz, Salvador Allende, Ricardo Cruz-Coke, Juan Luis González, Ricardo Vacarezza. Ni existen las condiciones para realizarla de modo exitoso.

El desafío es bifronte: tratar lo mal delimitado usando herramientas oxidadas.

Como Departamento consideramos que nos corresponde contribuir a esta tarea profesional, mejorando nuestra capacidad diagnóstica del problema. Nos parece estratégico organizar en este primer semestre un seminario en varias jornadas y territorios, buscando precisar, ordenar y comprender la multiplicidad del problema. Un diagnóstico implica estudiar, revisar, pero también examinar, conversar e interconsultar. La articulación de medicina, salud pública y política es otra vez, un mundo por inventar. Tenemos una jovialidad pendiente.