El Consejo es un órgano dependiente del Ministerio de Educación encargado de calificar las producciones cinematográficas. El grupo de consejeros está conformado por distintos actores, tanto del ámbito público como de la sociedad civil, entre los que se encuentran críticos de cine, académicos de universidades, directores de cine y representantes de las asociaciones gremiales de profesores, médicos, periodistas y psicólogos.
Nuestro mandato por Ley es “orientar a la población adulta respecto de los contenidos de la producción cinematográfica y proteger a la infancia y adolescencia”. El mecanismo que tenemos para ejercer nuestra función como consejeros es el sistema de calificación que se utiliza para clasificar a las películas como aptas para todo espectador, para mayores de 14 años, o para mayores de edad.
La influencia que tienen los medios de comunicación en nuestra manera de ver el mundo es algo que ha sido ampliamente estudiado. Existe evidencia que muestra cómo los contenidos, ya sea a través de la televisión, cine y medios digitales, pueden afectar las creencias y actitudes que tenemos frente a temas tan variados como identidad de género, salud mental, y sexualidad entre otros. Los mensajes que vemos en películas y series pueden influir en decisiones y conductas que tienen un impacto para la salud. Durante la infancia y adolescencia es un tema mucho más sensible dado que en edades más tempranas de la vida las personas son más susceptible a la influencia de mensajes y personajes ficticios que actúan como modelos a seguir.
Uno de los mayores desafíos que veo como representante del Colmed tiene que ver con el actual sistema de calificación, que no reconoce la tremenda diferencia que hay entre niños de 7, 12 y 14 años, en términos de desarrollo psicosocial. En otros países han ampliado el número de categorías para hacer una calificación que reconozca las diferencias que en dichas etapas. El sistema del que disponemos en la actualidad dificulta ejercer de manera efectiva la función de orientación y protección de la infancia y adolescencia que tiene el organismo. Creo que existe una necesidad imperiosa de modificar la Ley y actualizar el sistema de calificación para dar orientación mucho más específica de acuerdo con los rangos de edad y contenidos cinematográficos.
También es importante reconocer que los medios audiovisuales tienen un valor que va más allá del entretenimiento y pueden utilizados como una herramienta increíble para educar a nuestros niños, ampliar su visión de mundo, exponerlos a otras culturas, creencias y a la diversidad que tiene nuestro planeta.
Por lo tanto, creo que es nuestra responsabilidad como médicos avanzar en el desarrollo de una institucionalidad de calificación cinematográfica que permita orientar de mejor manera a las familias sobre el contenido más adecuado para disfrutar con sus niños, empoderándolos con recursos que les permita tomar una decisión informada. También es importante que estas recomendaciones puedan hacerse cargo de la diversidad que existe en la sociedad chilena; y que sean específicas para las distintas comunidades y culturas de nuestra población.