Dr. Fuster, médico y pintor

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Dr. Álvaro Yáñez del Villar


Como es habitual en toda oficina, iniciamos en la de la Agrupación de Médicos Mayores del Colegio Médico un ordenamiento de la documentación, archivos y objetos acumulados en los últimos años.

Ubicado en un rincón de un estante, había una bolsa que contenía, cuidadosamente empaquetados, decenas de copias, en número variable, de diferentes cuadros, varios de paisajes del sur de Chile, un retrato de mujer, un tablero de ajedrez y una magnífica pintura cuyo tema era el frontis de la Escuela de Medicina, que se había quemado en 1948. ¿Cuál era el origen de los cuadros que representaban las numerosas copias de algunas de esas pinturas?

La secretaria de la Agrupación, Sra. Rosita Campos, recordó que el año 2002, el Dr. Roberto Fuster, miembro destacado de la Asociación de Médicos Jubilados, solicitó presentar en el local de la Asociación, actual Casa de la Cultura del COLMED, una exposición de su obra pictórica, la cual se llevó a cabo con éxito. Terminada ésta, regaló algunos de los cuadros y un paquete de copias para ser enviadas como tarjetas de saludos. Además, regaló tres cuadros que aún se mantienen en exhibición.

Unas fotos tomadas en esa ocasión, muestran al Dr. Fuster, como una persona de avanzada edad, acompañado por familiares, un año antes de fallecer, a los 87 años.

¿Quién fue el Dr. Fuster?

Para disponer de algo más que un nombre, con la ayuda de familiares del Dr. Fuster y de otros médicos mayores y ubicando alguna información administrativa, es posible presentar una breve historia de este colega.

Sus antecesores eran españoles, provenientes de la Isla Palma de Mallorca. Uno de ellos, Don Francisco Antonio Fuster Segura, nacido en 1862, viajó a América, radicándose en Tacna, Perú.

Se casó dos veces, la primera con una señora de apellido Valverde y la segunda con doña Petronila Lorenza Barreda Acevedo, madre de Roberto Fuster.

Entre 1903 y 1920, don Francisco Antonio, tuvo 6 hijos, los tres primeros, dos hombres y una mujer de apellido Fuster Valverde y otros tres, una mujer y dos hombres de apellido Fuster Barreda. De estos, Roberto Orlando, fue el segundo hijo, nacido en 1916, bajo la jurisdicción territorial de Perú.

Posteriormente, la familia quedó como residente en Chile y, posiblemente, la mayoría de estos hijos vivieron y formaron diversas ramas de la familia en este país.

Roberto Fuster hizo sus estudios en Chile. Ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y se graduó como médico cirujano el año 1946.

Fue de los primeros médicos en incorporarse al Colegio Médico de Chile: su registro tiene el Número 1010.

Se formó como médico cirujano y se especializó en ginecología y obstetricia.

El Dr. Marco Antonio Fuster Alarcón, médico linarense, hijo del médico del mismo nombre, que ejerció en Yerbas Buenas, y que era primo del Dr. Roberto Fuster, a quien conoció siendo niño, entregó la información sobre la actividad profesional de su tío y de su reconocida categoría artística. Una vez titulado, el Dr. Roberto Fuster Barreda, encontró trabajo en Frutillar, donde efectuó la primera cesárea en el Hospital local. Es seguro que desde entonces quedara impresionado por la belleza escénica de los paisajes sureños, con los bosques nativos, lagos, montes y volcanes con nieves, al parecer, entonces, eternas. Es posible que desde entonces comenzara a desarrollar su capacidad de paisajista.

Creado el Servicio Nacional de Salud, en 1952, pudo ganar un cargo en el Hospital de Arica, donde trabajó como ginecólogo entre 1955 y 1963, volviendo a los lugares donde había pasado su infancia y adolescencia.

El Dr. Hernán Sudy, que se incorporó a ese Hospital en 1964, recogió el recuerdo de la imagen que dejó el Dr. Fuster, un hombre gentil, educado, excelente cirujano, que tenía la particularidad de ilustrar sus informes quirúrgicos con excelentes dibujos, que le servían para presentar sus casos y apoyar las explicaciones que daba a los médicos que se incorporaban al Servicio. Además, era reconocido como experto cocinero de comidas chinas y peruanas.

Posteriormente el Dr. Fuster terminó su carrera médica en el actual Hospital El Pino, que reemplazó los antiguos y deteriorados pabellones de madera, que habían acogido por años a innumerables enfermos de tuberculosis.

A pesar de su edad avanzada, recorrió la Carretera Austral en construcción, admiró y pintó alguno de sus paisajes.

Había formado una familia y ya con los hijos crecidos, en sus últimos años de vida, estableció su domicilio en las vecindades del Colegio Médico y con frecuencia se reunía con otros colegas de su época, en el local donde funcionaba la Asociación de Médicos Jubilados, y fue en uno de sus salones que organizó una exposición de su obra pictórica, que seguramente enriqueció y le dio sentido a su vida.

Tuvo un fuerte sentido de pertenencia institucional y finalmente expresó su deseo de que, al morir, su velorio fuese en el Colegio Médico, lo cual, en forma excepcional, fue aceptado por la Directiva de la Orden de ese entonces.

La historia del Dr. Fuster es prueba del potencial social, cultural y artístico que existe en nuestra comunidad médica y que, recordado y preservado, debe contribuir a enriquecer la imagen institucional del Colegio Médico.