El equipo, encabezado por la doctora Bárbara Puga, superó los 150 trasplantes durante toda la pandemia con un cuidado y compromiso del equipo de salud que permitió que pudieran seguir trabajando en un área tan decisiva y sensible pese a todas las restricciones por el Covid 19.
Por Natalio Rabinovich Vargas
Un grupo de 40 personas está haciendo historia en la salud pública. Sí, porque en lo que va desde que comenzó la pandemia de COVID19, la Unidad de Hematología Intensiva de El Hospital Salvador lleva más de 150 trasplantes de médula, respetando al máximo todos los cuidados sanitarios y logrando excelentes resultados en cada uno de ellos.
La doctora Bárbara Puga es la cabeza del equipo que conforman 7 médicos y 6 residentes médico-internistas. “Acá el mérito es de todos, se trata de un trabajo multidisciplinario, desde los doctores, residentes, enfermeras, técnicos paramédicos, el personal administrativo, auxiliares y personal de aseo, las posibilidades de apoyo, el Hospital todo. El éxito es de todos, porque el objetivo ha sido el paciente”, expresa.
“Queremos agradecer todo el apoyo que hemos recibido desde el propio hospital y el ministerio, quienes nos dieron la responsabilidad de mantenernos funcionando en estos momentos tan difíciles, ya que mantener la unidad en tiempos COVID significó generar y discutir muchos principios”, comentó la doctora Puga, quien agregó “un paciente que necesita trasplante de médula ya tiene enfermedad, generalmente un cáncer, que no ha respondido a terapias iniciales por lo que el riesgo de fallecimiento si no accede de forma oportuna al trasplante es muy alta”.
Un éxito rotundo
En momentos en que la pandemia de COVID 19 arrasaba y a través del ministerio se suspendían todas las intervenciones para sumar camas, la Unidad de Hematología Intensiva siguió trabajando y cumpliendo: “No se utilizó ninguna cama de UPC y nos comprometimos en un manejo clínico de los pacientes muy acucioso para que no se complicaran y evitar tener que pedir camas críticas, ventiladores”, explica la doctora Puga.
Gladys Alvarez, enfermera coordinadora del área, también se refiere a las prácticas que posibilitaron que todo fuera un éxito: “revisamos todas las normas a nivel internacional y establecimos protocolos. Hicimos de nuestro espacio un área cerrada no COVID, siempre considerando que cualquiera de nosotros podía ser COVID asintomático y no debíamos contagiar ni a nuestro equipo ni a los pacientes”.
“Dentro de lo establecido, tenemos un pisa pie con agua clorada, posteriormente la higienización de manos, desde que uno llega de la calle se entregó tenidas limpias para asegurar que la ropa no haya estado por ningún otro lado. Además, al ingresar a la unidad el lavado clínico de manos, supervisado por un tercero”, establece Gladys, quien cierra explicando “Cada una de las responsabilidades tomadas nos dejó trabajar durante todo este año y medio de pandemia sin necesidad de bajar los procedimientos y técnicas utilizadas”.
Finalmente, la doctora Puga agradeció el apoyo del Colegio Médico y su Mesa Directiva Nacional en algunos procesos que han llevado adelante con su apoyo. “En la última negociación que emprendimos para conseguir el financiamiento del programa de Trasplante de Medula en el sector público, fuimos apoyados por la MDN y acompañadas por el doctor Patricio Meza”, comentó la médica quien dijo que este logro “marcará un hito transformando un programa de alto costo, que ha sido hasta ahora una problemática para los hospitales públicos en una oportunidad para el desarrollo hospitalario, con una trazabilidad y garantía de financiamiento en todas sus etapas. Es un tremendo logro. Estamos contentos y demostrando nuestra alegría con nuestro trabajo”.