Unidades de Gestión de Riesgo en todos los centros de salud, que apliquen el Protocolo de Londres, Análisis Modal de Fallos y Efectos, además del Análisis Causa-Raíz, figuran como caminos eficientes hacia la desjudicialización.
Por: Patricio Alegre
Alrededor la década de los 90, se comenzó a hablar a nivel mundial de errores en medicina en los países desarrollados, producto de las investigaciones de la Agency for Health Care Policy and Research, cuyas revelaciones pusieron en el tapete el concepto de presunta negligencia médica. La temática tuvo su mayor auge histórico, luego que en 1999, en Estados Unidos, fuera publicado el informe del Institute of Medicine titulado “To err is human: Building a Safer Health System”, lo que generó inquietud a todo nivel en la sociedad norteamericana y en las autoridades del mundo, producto de los graves indicadores de eventos adversos en ese país.
El citado informe definió por primera vez, como error en medicina, “el fracaso en completar una acción planificada tal como se intentó”, o también como “el uso de un plan erróneo para alcanzar un objetivo”. En esa misma publicación, se especificó un evento adverso, como “un daño causado por el manejo, más bien que por la enfermedad subyacente o condición del paciente”.
El documento también destaca que la mayoría de los errores se relacionan con el sistema sanitario y no se deben a una negligencia o conducta individual inadecuada. En definitiva, dicho análisis concluye que “no se trata de gente mala que trabaja en el cuidado de la salud, sino que es gente buena que trabaja en sistemas malos, que necesitan ser más seguros”.
INFORME
Como reacción al contexto mundial de judicialización de la medicina, en el año 2000, una comisión especial del Gobierno de Estados Unidos evacuó el informe “Doing what Counts for Patient Safety. Federal Actions to Reduce Medical Errors and Their Impact”, que dispuso una serie de recomendaciones, destinadas a mejorar la seguridad de los pacientes de Estados Unidos, en áreas de liderazgo, mejoría en la recolección y análisis de datos y el desarrollo de sistemas eficaces a nivel del cuidado directo de los pacientes.
Todo hace suponer que esa dura realidad de la salud en Estados Unidos, que comenzó a hacerse inmanejable durante la década de los años 90 y 2000, tenía claros indicadores de su arribo a nuestro país, lo que propició la creación de la Fundación de Asistencia Legal, Falmed, en el corazón del Colegio Médico de Chile.
Fue por esa razón, que desde su creación, en 1994, Falmed se abocó a intensificar y difundir la cultura de la seguridad médica, presente entre los facultativos.
Ahora más recientemente la Fundación se encuentra impulsando la excelencia en medicina, tomando el concepto que la seguridad del paciente termina siendo siempre, en definitiva, la seguridad del propio médico y que por ello se debe avanzar a paso firme en ese sentido, en un círculo virtuoso, que podría permitir alcanzar la desjudicialización.
De esta manera, cabe consignar que todo lo anterior podría dar frutos, siempre y cuando las autoridades a cargo de dirigir los destinos de la salud en Chile y los propios médicos, sigan avanzando hacia la más alta seguridad en salud.
EXPECTATIVA
Pese a lo anterior, cabe resaltar los buenos indicadores sanitarios que presenta el país, en informes, tanto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), como de la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), que dan cuenta de la buena calidad de salud que se entrega en Chile. Esto último evidenciado en el sostenido aumento en la expectativa de vida (80,5 años para nuestro país, sólo antecedido por Canadá con 82,2 años) y la erradicación de diversas enfermedades, principalmente en los niños y la mujer, pese a que la actual inversión estatal en salud, que equivale a poco más del 3% del Producto Interno Bruto (PIB), sigue siendo la mitad de lo que requiere mínimamente Chile, para codearse con los resultados de sistemas de salud de marca mundial.
Por esta razón, para avanzar en este camino, el presidente de Falmed, Dr. Sergio Rojas, reafirma que ya no cabe duda que la seguridad del paciente es directamente proporcional a la del médico.
“Por eso, como Falmed, somos partidarios que se intensifiquen las acreditaciones de los centros de salud y que además aumenten las reuniones clínicas, el análisis de casos, las charlas y cursos”. Según el dirigente, se debe tener siempre presente, en el actuar médico, la búsqueda de soluciones técnicas sin riesgos ni errores mediante comités de seguridad. Por eso, el Dr. Sergio Rojas, afirma que los médicos, deben siempre tener un “Plan B” en su accionar clínico, tomando en consideración una conciencia situacional permanente, aprovechando al máximo las herramientas tecnológicas disponibles en el sector salud”, manifesta.
El Dr. Rojas enfatiza que una respuesta efectiva institucional de Falmed, para seguir avanzando hacia la más alta seguridad médica en Chile, es el nuevo curso denominado “Por una Medicina de Excelencia”, que actualmente dicta la Fundación a médicos de diversos puntos del país, que así lo requieran. “Como Falmed, desde que se diseñó el Curso de Medicina de Excelencia, sabemos que por su parte la autoridad ha concentrado esta materia en la acreditación de los hospitales, siendo un tema fundamental que se viene a sumar al trabajo histórico efectuado por nuestra Fundación. Todo ello, permite generar un círculo virtuoso, que incentiva el constante análisis de los protocolos y la correcta aplicación de los procesos, para caminar todos juntos en un mismo sentido, hacia la excelencia en salud”, asevera.
EXPERTO
En tanto, el destacado médico cirujano y experto en gestión de calidad y riesgos, Dr. Reynaldo Gheza Pontarelli, quien además es coautor, junto a las investigadoras Nancy Alvarez y Andrea Martones, del Estudio Nacional de Incidencia de Eventos Adversos en Hospitales en Chile, aseguró que la seguridad médica es hoy un importante desafío para nuestro país en el Siglo XXI.
Cabe resaltar que su estudio sobre eventos adversos en hospitales de Chile, fue financiado y avalado por la OMS, lo que permitió en 2009, establecer que nuestro país posee menos eventos adversos que otros países, entre ellos, España, además de permitir considerar estrategias de intervención específicas para eventos o sucesos adversos en hospitales.
“Si usted me pregunta si la salud en Chile es segura, conociendo los resultados de nuestro estudio y de la propia OMS, debemos inferir que sí y que podría ser aun mejor, si contáramos en el país con un mayor gasto en salud, en infraestructura y capacitación del personal, lo que nos permitiría estar a la altura de los parámetros de seguridad de países como Francia e Inglaterra, avances que hoy, sólo en el concierto latinoamericano, nos mantiene en los primeros lugares”, agrega.
Sin embargo, el Dr. Reynaldo Gheza manifiesta que todo mayor avance en materia de seguridad médica en el país “pasa también por establecer Unidades de Gestión de Riesgo en todos los centros médicos públicos y privados del país”.
De acuerdo con lo anterior, dichas unidades, según el Dr. Gheza, deben utilizar como herramientas el Protocolo de Londres, el Análisis Modal de Fallos y Efectos (Amfe) con origen en el desarrollo aeroespacial y el Análisis Causa-Raíz.
PROTOCOLOS
En su versión actualizada, “El Protocolo para Investigación y Análisis de Incidentes Clínicos”, más conocido como System Analysis of Clinical Incidents: The London Protocol, cuyos autores son los doctores (PhD) Sally Taylor-Adams y Charles Vincent, miembros de The Clinical Safety Research Unit, Imperial College of London, UK, constituye una guía práctica fundamental para nuestros administradores de riesgo en recintos de salud.
La nueva versión de este protocolo se desarrolló teniendo en cuenta la experiencia en investigación de accidentes, tanto en materia de salud, como de otras industrias, como la aviación, producción de energía nuclear y petróleo, áreas productivas que han avanzado enormemente en su prevención de riesgos.
Según el Dr. Gheza, el propósito del Protocolo de Londres, es facilitar la investigación clara y objetiva de los incidentes clínicos, lo cual implica ir mucho más allá de simplemente identificar la falla, o establecer quién tuvo la culpa.
Por tratarse de un proceso de reflexión sistemático y bien estructurado, tiene mucha más probabilidad de éxito que aquellos métodos basados en tormenta de ideas, o en sospechas basadas en valoraciones rápidas de expertos.
Este protocolo cubre el proceso de investigación, análisis y recomendaciones, insistiendo en que la metodología propuesta tiene que desligarse, hasta donde sea posible, de procedimientos disciplinarios y de aquellos diseñados para enfrentar el mal desempeño individual permanente.
Reducir efectivamente los riesgos implica tener en cuenta todos los factores, cambiar el ambiente y lidiar con las fallas por acción u omisión de las personas. Esto jamás es posible en una organización cuya cultura antepone las consideraciones disciplinarias. Para que la investigación de incidentes sea fructífera es necesario que se realice en un ambiente abierto y justo.
LEX ARTIS
Para el abogado jefe nacional de Falmed, Juan Carlos Bello, los protocolos enunciados cumplen un rol preponderante en el devenir de la medicina.
Según el experto jurídico de Falmed, “tienen la virtud de ser un protector de eventuales eventos adversos respecto de los pacientes y por otra parte, entregan al médico herramientas eficaces y eficientes para ejercer más seguro”, añade.
Bello destaca que Falmed fue la primera institución en Chile en firmar este resguardo con los protocolos de seguridad. “Todo ello nos permite desjudicializar. Hace cuatro años atrás vinieron los representantes mundiales de la llamada Pausa de Seguridad, junto con la Sociedad de Anestesiología y firmamos un convenio de colaboración que fue pionero en su tipo”, recuerda.
De igual modo, el abogado argumenta que los protocolos no constituyen una suerte de “amarre” a la actuación de los médicos.
“Los protocolos de atención establecen normas generales para la atención de pacientes en concreto. Dado que su esencia tiene que ver con Lex Artis, estos protocolos deben ser utilizados por los médicos, ser confeccionados y conocidos. Sin embargo, los protocolos deben estar adscritos a las realidades locales, más que a normas internacionales”, sentencia.
Según Bello, cada hospital debiera tener sus propios protocolos y equipos encargados de la seguridad médica. “Hay que ceñirse a los protocolos en la medida que son beneficiosos para el paciente. Pero insisto a los médicos que siempre hay que seguir la indicación que nos entrega la Lex Artis, para buscar la beneficencia del paciente. Los protocolos son parte de la Lex Artis, no son toda la Lex Artis”, concluye.
Finalmente, tal como se ha demostrado, los antecedentes clínicos y los protocolos de consentimiento, son elementos basales en la discusión si un médico actuó dentro de la Lex Artis, si es culpable o inocente, si fue o no negligente. En ese sentido, la solicitud de anamnesis y las indicaciones consignadas en los antecedentes clínicos, dan las herramientas a los abogados para defender correctamente a los médicos ante los tribunales de justicia.
Modelos
Los especialistas en seguridad han desarrollado una gran variedad de métodos de análisis y modelos, algunos de los cuales han sido adaptados para uso en contextos clínico- asistenciales. El Protocolo de Londres (1) se basa en el modelo organizacional de accidentes de James Reason para evitar sucesos o eventos adversos.
Asimismo, el Análisis Modal de Fallos y Efectos (2), y también el Análisis Causa-Raíz (3), encuentran su origen en modelos de seguridad que están siendo aplicados en las mejores clínicas y hospitales del mundo, en beneficio de pacientes y médicos.
El Protocolo de Londres
Análisis Modal de Fallos y Efectos
Análisis Causa-Raíz