Redes Sociales

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Dr. Óscar Román A. Académico U. de Chile.

Cuando en la década de los 90 se extendieron las comunicaciones institucionales y personales mediante “internet”, no me imaginé lo que sucedería rápidamente con su uso, porque “net” significa redes en inglés y por lo menos yo, tengo la manía de traducir todos los anglicismos a nuestra prodigiosa lengua castiza.

En el Hospital y en los Servicios de Salud, mis amigos y colegas se comunicaban con provincias a través de “un correíto”, un mensaje por medio de internet. Era una conversación escrita rápida y segura; esto último porque lo hablado se olvida o se transfigura y lo escrito es prueba irrefutable.

En los años siguientes, se desarrollaron una serie de sistemas o plataformas digitales gracias a la tecnología. Llegaron Facebook, WhatsApp, Instagram, Twitter y otros. De esta forma, actualmente millones de personas están en red, merced a un pequeño dispositivo denominado “teléfono celular”, que pueden llevar en su bolsillo a todas partes. De esta forma, mediante la tecnología de la información, se dio a conocer la inteligencia humana simplemente deslizando el dedo sobre una pantallita. Así se construyó un nuevo agente de transformaciones y cambios en el mundo, “el ser humano conectado e informado”.

Los entendidos en la info-tecnología advierten que en una sociedad de la información no se malgasta ni se pierde ninguna idea, debate, sueño o imaginación, sea que se conciban en una oficina, campo traviesa, prisión u otro lugar.

Al revisar la participación, segura o probable, de la información en red en el mundo, es preciso reconocer su acción, oculta o subterránea, en levantamientos y revueltas con diversos objetivos, como las que ocurrieron en España con los indignados, en Oriente Medio con la primavera árabe, en Turquía por segregación religiosa, en la India, por violación de mujeres, en Grecia por el desastre económico. En atención a estas diversas causales, los investigadores han concluido que en el mundo se han malgastado miles de vidas de generaciones rebeldes, muchos pensamientos de cambio, poesías y proclamas realizadas a hurtadillas. Sin embargo, con la tecnología de la información se ha logrado una firme relación entre el pensamiento y la acción transformadora.

Se ha formado así un conjunto de insatisfechos digitales que se manifiestan por medio de una rebelión en red. Además, los movimientos de protesta y rechazo, interconectados por medio de redes, dan a conocer la existencia de un nuevo sujeto histórico, que es la “humanidad en red”. Por todo esto, algunos autores piensan que este nuevo sujeto, denominado redes sociales, oculto en sus orígenes, desconocido respecto a sus miembros participantes y de la extensión que abarca territorialmente, puede ser el antídoto contra el pesimismo y frustración de las nuevas generaciones que buscan cambios de progreso.

Pero al lado de estas acciones positivas, las redes sociales han recibido diversas críticas y acusaciones de importancia. Se ha planteado, por ejemplo, que es impresionante el poder de las redes en cuanto a expresar lo que puede estar bien o mal, como un ser invisible que condena o aplaude hechos, fenómenos o acciones de personajes públicos y, lo que es más discutible aún, que tiene poder para presumir sobre la verdad. Lo más peligroso es su poder de comunicar hechos falsos, que pueden poner en peligro la honra de las personas. Estas noticias “fakes” (me castigo por usar el inglés, pero así las denomina la prensa nacional), ponen en peligro no solo la expresión de lo verdadero, sino también crean una falsa sensación de instituciones o gobiernos corruptos, convirtiendo un ser invisible, la red, en un juez capaz de establecer condenas.

Por tanto, es preciso someter las redes a la mirada inquisitiva de la Ética, pues es de justicia velar por la idoneidad de las personas y por el respeto a sus ideas y conocimientos. Falta una legislación al respecto, pero me dirán uds. ¿cómo eso es posible si las redes son desconocidas e invisibles? Ya se están haciendo esfuerzos para realizar investigación sobre las manipulaciones de los “hackers” o expertos en introducirse en un mundo que debiera ser infranqueable.

Mirando el lado positivo, podemos concluir que las redes permiten obtener conocimientos antes que sean obsoletos, sobre diversas temáticas, porque las cosa pasan y se olvidan. Además, colaboran en difundir experiencias e información valiosa sobre los acontecimientos y cambios del mundo actual, que se suceden con acelerada rapidez.

Referencias. –

1.- Mason P. Post-capitalismo: hacia un nuevo futuro. Paidós. Barcelona. 2016.

2.- Hopenhayn M. Entrevista, El Mercurio. 9 agosto 2020.