Salud Digital y Formación Médica: (Re)Formando a los médicos del futuro y del presente

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Por Alexander Recabarren

Pdte. Comisión Salud Digital

José Peralta

Pdte. Depto. Formación y Acreditación

Se dice que las crisis son notables catalizadores de avances, transformaciones e innovaciones, y naturalmente cuando estas tienen un origen sanitario, es el mundo de la salud el presionado y motivado a cambiar. Es así como la pandemia de SARS CoV-2 ha tenido impresionantes efectos en diversas áreas de la medicina, acelerando de manera vertiginosa los desarrollos de Salud Digital a nivel global, y, por consecuencia, incidiendo en la manera en que se realiza formación médica en todo el mundo.

En el caso chileno, se han mostrado facetas de las cuales enorgullecerse, como una red asistencial con altos grados de flexibilidad, la tolerancia ante la gran presión que ha significado esta emergencia sanitaria, o un nivel primario de atención que brilla por su indiscutido despliegue territorial y comunitario. Pero también ha revelado algunas caras que pueden resultar vergonzosas. En esa vereda se encuentra la frágil institucionalidad sanitaria y sometida a los arbitrios de un sistema de financiamiento inequitativo e ineficiente, o una casi inexistente estrategia de Salud Digital. Esto último ha impactado en la capacidad del sistema sanitario de seguir brindando cuidado continuo a millones de chilenos que, a raíz de padecer enfermedades crónicas, requieren de atenciones más frecuentes para mantener control de sus patologías.

Esta falta de estrategia se manifiesta en un desarrollo aún incipiente de la telemedicina y, que habiendo pasado un año desde el inicio de la pandemia, aún no cuenta con un marco normativo que brinde certezas jurídicas en lo que a teleatención se refiere. Esto urge en sistemas informáticos sanitarios y de administración mínimamente integrados, y,  por tanto, con una gran cantidad de datos de salud que son difíciles de utilizar para tomar decisiones de gestión clínica y sanitaria.

Esto también se representa en una formación de profesionales de la salud que aún está fuertemente arraigada en formas de ejercer más propias del siglo pasado, y que a pesar que se vista con ropas de “medicina basada en la evidencia”, continúa en prácticas tradicionales y poco flexibles ante situaciones de emergencia como la que estamos experimentando, y que, peor aún, podríamos volver a sufrir.

Resulta clave, entonces, que la academia, con o sin estrategia de transformación digital en salud, pase a la vanguardia para formar los nuevos médicos que requiere un sistema que vivirá años de estrés post pandemia, con herramientas útiles para desenvolverse en distintos contextos de desempeño profesional, pero que, además, cuente con conocimientos elementales que le permitan visualizar la salud digital como un ámbito de la salud con altas expectativas de desarrollo.

Es necesario, que pasen a jugar el crucial rol de trabajar o liderar procesos de cambio e innovación, y en esa misma línea, el papel que el Colegio Médico le cabe cumplir, es impulsar estos cambios, pero, además, incorporar en esta evolución a los colegas que requieran reforzar estas aptitudes y sumarlos a un mundo sanitario que cambiará inexorablemente.