Ley de calidad de educación amenaza acreditación de programas médicos

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Existe temor frente al proyecto que se encuentra en el Congreso, ya que insiste que en medicina lo único que debe acreditarse de forma obligatoria es el pre grado, es decir, los programas que llevan al título de médico cirujano y no al de especialista.

La Agencia Acreditadora de Programas y Centros Formadores de Especialistas Médicos, Apice, navega hoy en aguas turbulentas, y es que como muchas iniciativas con años de exitosa trayectoria, hoy ve amenazado no sólo su trabajo sino que su existencia. Según el Dr. Vicente Valdivieso, secretario Ejecutivo de Apice, el proyecto de aseguramiento de calidad de educación que está en el Congreso no considera a las agencias acreditadoras en ninguna parte. “Es sin duda nuestra peor amenaza, ya que insiste que en medicina lo único que debe acreditarse de forma obligatoria es el pre grado, es decir, los programas que llevan al título de médico cirujano y no al de especialista”.

“La ley es estatista, ya que no permite que exista ninguna institución privada que colabore en la acreditación de programas de especialidades médicas. Las especialidades primarias deben ser obligatorias porque son las que tienen más cobertura en la población y esta ley es un riesgo ya que establece el fin de la Comisión Nacional de Acreditación y de las agencias que dependen de ella el 31 de diciembre del 2018 dejando al Ministerio de Educación como el único encargado de este aspecto y creemos que no tendrá la capacidad que tenemos nosotros. Es un proyecto inviable”, explica.

Cuando en 1952 se creó la escuela de graduados de la Universidad de Chile y se comenzó a hablar de la formación en programas de especialistas existían sólo 4 especialidades, hoy son 69 y se dividen en dos grupos: las primarias que corresponden a todas aquellas a las que pueden optar todos los médicos que obtienen su título de médico cirujano con Eunacom aprobado y el otro grupo son las especialidades derivadas o subespecialidades y que tienen como requisito el estar certificados en la especialidad primaria correspondiente.

Estas especialidades médicas son ofrecidas por las 15 escuelas de medicina a lo largo del país y Apice entre los años 2010 y 2016 ha acreditado 140 programas de un total de 269 ofrecidos por las distintas casas de estudio representando 1307 cupos.

El Dr. Valdivieso habla con la tranquilidad del deber cumplido: “Tanto las universidades como Apice, nos hemos preocupado de acreditar fundamentalmente los programas de especialidades primarias que tienen más cupos, es decir, más demanda y que generan una mayor cantidad de becas que son las que financia el Ministerio de Salud. Entonces de las que faltan por acreditar la mayoría son las derivadas. Desde ese punto de vista estamos haciendo bien la pega” concluye.

El Dr. Valdivieso confiesa que mira con atención esta verdadera consigna en que se ha convertido la falta de especialistas y reconoce que la cantidad es menor que la necesaria. La máxima complejidad de las especialidades está dada por la tensión y competencia permanente entre el sistema público y privado de salud. “La forma como se trata a un especialista en ambos sectores es diametralmente opuesta. Por ello el concepto de brecha de especialistas es en teoría correcto, pero curioso ya que el número total que existe en el país en muchas de las especialidades está pasando de suficiente a excesivo, sin embargo, su distribución entre redes, entre el sistema público y privado, entre regiones y entre pueblos pequeños y ciudades grandes es lo que necesita reestudiarse. La clave está en la gestión. El Estado está tratando mal a los especialistas recién formados y esto no se arreglará por decreto”.