En el marco de la discusión sobre el proyecto de ley que se tramita en el Congreso, el gremio, a través de su Departamento de Ética, realizó una consulta online entre marzo y abril para conocer la postura de sus afiliados respecto a la eutanasia y el suicidio asistido.
En el año 2002, Holanda se convirtió en el primer país europeo en legalizar la eutanasia. Después fue el turno de Bélgica, Colombia y, posteriormente, Luxemburgo. Por otra parte, Suiza y Finlandia lo hicieron también, aunque solo respecto al suicidio asistido. La aceptación por parte de la población de estas prácticas y casos mediáticos como el de Paula Díaz, la joven de 20 años que que pidió el derecho de acceder a la eutanasia a los presidentes Michelle Bachelet y Sebastián Piñera por una rara enfermedad degenerativa que la tenía postrada en cama y con dolores extremos, han impulsado el debate respecto al tema y motivado a las autoridades a promover iniciativas en esta dirección.
Es así como en agosto de 2018, con ocho votos a favor y cuatro en contra, los diputados de la Comisión de Salud aprobaron la idea de legislar sobre permitir que las personas tengan derecho a que se ponga fin a sus vidas, ya sea recibiendo un medicamento letal para terminar con ellas, o bien recibir la receta de un fármaco para que ellos se lo administren a sí mismos con ese propósito. En ambos casos se requiere que el paciente lo solicite de manera expresa, sea competente, tenga acceso a cuidados paliativos eficaces y esté viviendo un sufrimiento intolerable, ocasionado por una enfermedad incurable. Tras ello, se presentaron tres proyectos de ley en la cámara baja los cuales también recibieron el visto bueno para su discusión.
Actualmente, el proyecto que se discute considera que para solicitarlo, el paciente debe haber sido diagnosticado por al menos dos médicos competentes en estado de salud terminal o en estado de sufrimiento físico o mental constante e insoportable y encontrarse en pleno uso de sus facultades mentales y manifestar su voluntad de manera expresa e inequívoca y libre de cualquier presión externa. Respecto a la edad, aunque en un principio indicaba que debían ser mayores de 18 años, en el mes de mayo, la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados aprobó que el paciente mayor de 14 años y menor de 16, deberá contar con la autorización de su(s) representante(s) legal(es) para proceder a la asistencia médica para morir, y en caso de que no hubiese, podrá solicitar la intervención de un juez con competencia en materia de familia para que constante los requisitos legales necesarios a fin de llevar a cabo la eutanasia. Asimismo, para los mayores de 16 y menores de 18 años, el médico tendrá la obligación de informar la decisión del paciente a sus representantes legales, pero no será necesario el consentimiento ajeno para llevar a cabo la voluntad estipulada.
Entre otras indicaciones que se han votado y aprobado en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, están la incorporación del suicidio asistido, es decir, que el médico pueda prescribir una sustancia letal que puede autoadministrarse el paciente -supervisado por un especialista- para provocarse la muerte; y la objeción de conciencia individual por parte de los médicos frente a una solicitud de eutanasia.
La voz del Gremio
Como una forma de contribuir al debate legislativo y ético, el Colegio Médico quiso recoger la opinión de sus miembros en general y sobre la disposición a participar en el procedimiento de eutanasia, entendida como la administración de una droga letal a un paciente adulto competente que lo solicite, que sea víctima de un sufrimiento intolerable, ocasionado por una enfermedad incurable, y que tenga acceso a los mejores cuidados paliativos; y de suicidio asistido, comprendido como la entrega de dicha sustancia en las condiciones ya descritas.
La tarea de la elaboración de la consulta fue asignada al Departamento de Ética de la Orden. Su presidenta, la Dra. Gladys Bórquez, detalla que en el mes de marzo, paralelamente a la preparación del seminario sobre Eutanasia, diseñaron esta encuesta con bibliografía internacional y nacional, tanto de quienes argumentaban a favor como en contra de la muerte médicamente asistida y que eligieron algunas definiciones al respecto, entendiendo que no había claridad sobre lo que se entendía por eutanasia y suicidio médico asistido.
La Doctora Bórquez explica que el objetivo de este sondeo fue conocer si los médicos colegiados estaban de acuerdo con la idea de legislar. “En general, uno podría estar de acuerdo como cualquier ciudadano en que debería haber una legislación en ese sentido y otra es, como las regulaciones en algunas partes del mundo le han dado esta tarea a los médicos, si nosotros estaríamos dispuesto a practicarla o lo deberían hacer otros, asumiendo que sobre esto hay valores particulares y pudiese ser que algunos apoyen y otros no. Por eso que se da el espacio a la objeción de conciencia”.
La presidenta del Gremio, Dra. Izkia Siches, agrega que desde la Mesa Directiva Nacional les pareció relevante realizar este sondeo, “entendiendo que éste no es un debate médico, es un debate de la sociedad, pero muchas veces, tanto en aborto como en eutanasia, o suicidio asistido, participamos los profesionales médicos y es por eso que nos hemos emplazado a tomar algunas posiciones”.
En cuanto a los resultados obtenidos, puntualiza que la finalidad es “que estos datos sean un insumo más para la discusión, pero no es la postura oficial porque somos muy respetuosos y nuestro Colegio acoge a todas las miradas valóricas y tenemos que proteger a los profesionales que tengan objeción de conciencia”.
La consulta se envió a la base de datos de 24.013 mails y se permitió sólo una respuesta por correo electrónico, obteniendo 5.085 respuestas completas en un plazo de dos meses (entre marzo y abril de 2019), lo que equivale a un 22.2%. Los resultados fueron analizados por el Departamento de Políticas Públicas y Estudios del Colegio Médico y presentados en una actividad pública encabezada por la Presidenta de la Orden, Dra. Izkia Siches.
Uno de los resultados más relevantes señala que el 77,29% de los encuestados está de acuerdo con que se permita la eutanasia a los pacientes víctima de un sufrimiento intolerable, ocasionado por una enfermedad incurable, y que tengan acceso a los mejores cuidados paliativos. (Gráfico N°1). Asimismo y bajo las mismas condiciones, el 56,09% manifestó estar de acuerdo con el suicidio asistido (Gráfico N°2).
Pero al preguntar a los profesionales si estarían dispuestos a participar en el proceso, el apoyo disminuye y de los colegiados que respondieron, el 59% lo haría en casos de eutanasia y el 45,52% en el suicidio asistido.
Finalmente, se consultó sobre las personas más idóneas para llevarlas a cabo y en ambas situaciones los profesionales manifestaron ampliamente que deberían ser médicos cirujanos, 68% en eutanasia y 60% en suicidio asistido. En esa respuesta, de múltiples alternativas, los encuestados preferirían que sea una persona entrenada o facultada, en el 23,55% y 30,29% de los casos respectivamente. Y, finalmente, por otros profesionales de la salud en un 11%.
Otro de los datos relevantes entregados por la encuesta es que las especialidades que suelen lidiar con este tipo de pacientes, como son anestesia, cuidados paliativos, son las que presentan el porcentaje más alto para acompañar en una muerte medicamente asistida.
La encuesta siguió la misma metodología de la consulta aplicada sobre la interrupción del aborto en tres causales, efectuada en marzo del 2015. Sobre el porcentaje de respuestas alcanzado, La Dra. Bórquez se mostró satisfecha y expresó que “nos parece que obtener un 20% de las respuestas es un porcentaje positivo. Claro que uno debe aceptar que existe un “sesgo”, ya que como se envió de forma on line, los más motivados respondieron. Sin embrago, nosotros explicamos que primero estaba restringido a los médicos colegiados y no a todos los profesionales del país”, aclara.
RESULTADOS ENCUESTA
Entendiendo eutanasia como la administración de una droga letal a un paciente adulto competente que lo solicite, que sea víctima de un sufrimiento intolerable, ocasionado por una enfermedad incurable, y que tenga acceso a los mejores cuidados paliativos; y suicidio asistido como la entrega de dicha sustancia en las condiciones ya descritas.