El aprecio popular de los antofagastinos por el Dr. Antonio Rendic Ivanovic, la más insigne figura benéfica del mundo de la salud en el norte de Chile, no se extingue a 22 años de su fallecimiento. Por el contrario, este 2015 se inicia el proceso que busca la beatificación del médico que también fuera conocido como el “Apóstol de los Humildes”.
Durante sus 70 años de ejercicio de la profesión, el Dr. Antonio Rendic siempre brindó atención gratuita a miles de personas de escasos recursos. “Por ello era clásico ver cada mañana una larga fila de personas en calle Latorre, frente a su casa en pleno centro de Antofagasta, esperando su turno”. Así recuerda el sacerdote jesuita Luis Palavicino, capellán del Colegio San Luis de esa ciudad, la entrega y compromiso con el prójimo del facultativo nacido en el 2 de diciembre de 1896, en Sutivan, isla de Brac, ex Yugoslavia.
“La gente consideraba en esa época como un milagro que un médico les entregara gratis los remedios o que les diera dinero para que los compraran” a las personas que lo necesitaban, continúa el sacerdote Palavicino. Así fue como el Dr. Rendic se hizo conocido para siempre como el “Médico de los Pobres” entre los habitantes de la región.
Antonio Rendic Ivanovic, cuya familia emigró a Antofagasta cuando él tenía 3 años de edad, ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y se tituló como médico en 1922. También estudió parcialmente pedagogía en castellano, pues las letras fueron otra de las grandes pasiones de este hombre multifacético, quien llegaría a convertirse además en uno de los poetas más reconocidos del norte del país.
Poseedor de una profunda fe católica, también era llamado el “Apóstol de los Humildes”. Siempre fue un sólido ejemplo cristiano, incluso para con sus propios colegas de profesión: “El Dr. Rendic, en sus cátedras de medicina, siempre pidió a sus alumnos que jamás se enriquecieran con el dinero de los pobres”, destaca el capellán Palavicino.
“El Dr. Rendic también fue también un profeta contestario”, recalca el religioso, recordando cuando alzó la voz luego de comprobar científicamente que en ese entonces el arsénico presente en el agua era el responsable de las primeras muertes por cáncer en niños y adultos en la zona, provocadas por la ingesta excesiva de este elemento tóxico.
Proceso religioso
Tras fallecer el 13 de febrero de 1993, no resultó extraño que surgieran voces pidiendo su elevación a los altares. Su viaje la santidad ya cumplió una primera etapa, al ser reconocido como «Siervo de Dios» por el Arzobispado de Antofagasta en 2011.
Buscando que avancen los procesos de beatificación y canonización, ya son 1.600 testimonios de agradecimiento a su persona, escritos principalmente en libros dispuestos en distintos puntos de la ciudad y en la Catedral de Antofagasta, entre los cuales también figuran, mensajes por favores concedidos, que dan cuenta del cariño y agradecimiento de los antofagastinos hacia el Dr. Rendic.
Se espera que durante este año se abra el interrogatorio a que serán sometidos los testigos de la causa que será enviada a la Santa Sede.
Múltiples reconocimientos
“En su trayectoria, siempre sobresalió ya sea como miembro fundador de la Cruz Roja Chilena, bombero, figura relevante del Secretariado Catequístico Nacional, de la Conferencia de San Vicente de Paul o como integrante destacado del cuadro de honor del Departamento de Arte y Cultura del Colegio Médico”, resalta la presidenta de la Corporación Cultural Andrés Sabella, Mirtha de la Vega. Asimismo, hace notar otras muestras de gratitud de los habitantes de la capital de la de Antofagasta: un consultorio, una avenida y dos establecimientos educacionales de la ciudad llevan el nombre del Dr. Rendic como el más grande benefactor en el ámbito de la salud.
De la Vega recuerda otros altos reconocimientos para el facultativo, como “el haber sido nombrado Caballero Comendador de la Orden de San Silvestre, por el Papa Paulo VI en 1964, junto con la obtención de la Medalla de Oro del Gobierno de Chile por sus 50 años de ejercicio de la medicina, además de su designación como miembro honorario de la Academia Chilena de la Medicina”.
El Dr. Rendic obtuvo la nacionalidad chilena en 1933 y firmó en Antofagasta su ficha de ingreso al Colegio Médico de Chile en 1949. Por su enorme contribución a la sociedad, fue nombrado Miembro Emérito de esta institución el 3 de diciembre de 1971, por decisión unánime del Consejo General de la Orden.
Su aporte literario
Ivo Serge fue el pseudónimo por el que también fue reconocido el Dr. Antonio Rendic en su papel de poeta y escritor. Destacó gracias a sus poemas, llenos de sabiduría y agudeza, plasmados en sus columnas publicadas cada domingo en el diario El Mercurio de Antofagasta. Sus versos también están presentes en el himno de la ciudad y en sus 55 libros publicados, cuya colección atesora la Corporación Cultural Andrés Sabella, en la Casa de la Cultura de la capital regional. En este último lugar, en una modesta sala, permanecen su escritorio, su dormitorio y su instrumental médico.