En mayo de 2018, la Cámara de Diputados aprobó la iniciativa que busca modificar el Código Sanitario permitiendo que la receta médica autorice la plantación, cultivo y cosecha de plantas de marihuana. El Colegio Médico y algunas sociedades científicas han manifestado su rechazo y han enfatizado que “no estamos disponibles para recetar marihuana hasta no contar con evidencia que respalde su uso”.
Por: Patricio Azolas A.
El debate sobre cannabis medicinal tocó las puertas del Congreso. En mayo de 2018, el proyecto fue aprobado por 121 votos a favor y 6 en contra y avanzó a su segundo trámite. Esto instaló la discusión entre los expertos sobre los reales beneficios de su uso y los efectos que podría tener en una masificación del autocultivo sin fines terapéuticos.
El Proyecto de “Ley de Cultivo Seguro”, consta de un artículo único que incorpora al Código Sanitario una norma que indica que “tratándose de la fabricación de productos derivados de especies, subespecies y variedades del género cannabis, destinados a la atención de un tratamiento médico, deberán ser prescritas por un médico cirujano tratante, mediante la correspondiente receta”.
Además, agrega que la prescripción “constituirá autorización suficiente para lo dispuesto en el artículo 9 de la Ley 20.000, cuando especifique las dosis necesarias, el tiempo de duración del tratamiento y corresponda a alguna de las enfermedades susceptibles de ser tratadas mediante estos productos”. Finalmente, establece que la cannabis no se puede combustionar.
Debate terapéutico
Desde el Colegio Médico y las sociedades científicas se ha hecho hincapié en la precariedad de la iniciativa que se discute en el Parlamento, ante la escasa evidencia científica que sustente sus beneficios reales.
El Dr. Cristóbal Cuadrado, Secretario Técnico del Dpto. de Políticas de Salud de la Orden, explica esta postura: “La planta completa de la cannabis no tiene fines terapéuticos y su uso en forma de combustión o de aceites preparados artesanalmente, no se ajusta al estándar científico ni ético de la práctica de la medicina en el Siglo XXI, por lo que no estamos dispuestos a validar su uso en base a supuestos que no han sido probados”.
No estamos dispuestos a validar su
uso en base a supuestos que no han sido probadosDr. Cristóbal Cuadrado
Dpto. Políticas Públicas Colegio Médico
Por su parte, el integrante de la Comisión de Salud Mental del Gremio, Dr. Nicolás Zamorano, añade que: “No podemos asumir la responsabilidad de prescribir una sustancia de la cual no sabemos su composición exacta. La planta de Cannabis tiene más de 546 compuestos de los cuales hay más de 120 cannabinoides y 140 terpenos. Ningún fármaco conocido tiene esa cantidad de principios activos, por lo que el control de sus componentes es casi imposible. Ésta debería ser una decisión técnica, que siga los conductos regulares, al igual que toda sustancia psicotrópica conocida, no desde el Poder Legislativo”.
En la misma línea, la Dra. Viviana Venegas, past president de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia (SOPNIA), recalca que el consumo problemático de marihuana “es la primera causa de tratamiento de adicciones en adolescentes infractores de ley. Más allá de ser un problema médico y de salud pública, que consume grandes recursos y sin posibilidad de garantizar una cobertura adecuada en los grupos sociales más vulnerables, es un problema social y comunitario”.
La Dra. María Antonieta Rico, past president de la Asociación Chilena para el Estudio del Dolor y Cuidados Paliativos (ACHED-CP), pone énfasis en que “la evidencia no apoya de forma contundente el beneficio de la cannabis para el alivio del dolor, tanto crónico como agudo. El efecto analgésico es muy marginal y los estudios que se hacen en grandes poblaciones de los derivados del cannabinoide, muestran que no hay un beneficio superior. No son mejores que los analgésicos disponibles y avalados por el evidencia científica”.
Igualmente el Dr. Carlos Ibáñez, de la Comisión de Psiquiatría de la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía de Chile (SONEPSYN), subraya que “no es lo mismo el dato anecdótico de una persona que reporta sentirse mejor o estudios con muy pocos pacientes, sin un grupo control y a corto plazo, respecto de aquellos que cumplen con los estándares necesarios de un estudio de buena calidad. Si existiera evidencia suficiente, ésta se debería presentar en el Instituto de Salud Pública (ISP) para que siga el conducto regular de cualquier fármaco y no pasar por el Congreso o modificar una ley”.
Asimismo, Marcelo Pérez, director de alianzas estratégicas e incidencia de la Fundación Epistemonikos, detalla que “nuestro análisis, que es uno de los más grandes que se han realizado en el mundo y que cubre 82 patologías tratadas con cannabis en diferentes formatos, señala que por ningún motivo puede ser medicinal, porque la evidencia es muy baja respecto a los aspectos positivos, y sí están bien documentados los eventos adversos. Y si bien podría haber cierto beneficio, no supera los efectos negativos”.
Consumo en Chile y efectos en la salud
En 2018, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), entregó el XII segundo estudio de Drogas en Población Escolar, realizado durante 2017. La muestra destaca que el consumo de marihuana supera el de cocaína y pasta base, y de los 55.803 alumnos consultados, 30,9% dijo haberla consumido durante el último año.
El efecto analgésico es muy marginal. No es mejor que los analgésicos avalados por la evidencia
Dra. María Antonieta Rico
ACHED-CP
El Dr. Zamorano recalca que los perjuicios a la salud son serios y en algunos casos irreversibles. “La evidencia científica disponible a la fecha, describe una serie de daños directos e indirectos del consumo de marihuana y sus componentes aislados. Y estos son mayores en niños, adolescentes y personas con vulnerabilidad genética para trastornos psiquiátricos graves, como la esquizofrenia”.
Además, enfatiza que los estudios demuestran que quienes inician el consumo antes de los 18 años tienen un mayores riesgos de desarrollar un episodio psicótico, de dependencia y probabilidades de sufrir alteraciones cognitivas en la capacidad de atención, aprendizaje, memoria y funciones ejecutivas, incluso una disminución en el coeficiente intelectual en casos de consumo prolongado.
Postura de la OMS
En enero de 2019, Tedros Adhanom, director general de la OMS, envió una carta al secretario general de la ONU, António Guterres, con las recomendaciones de la 41º reunión del ECDD respecto a la revisión del nivel de control de la cannabis y sus sustancias derivadas, lo cual se votará durante el 62º período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes (CND) que se reunirá en Viena, Austria, en el mes de marzo.
Sin embargo, la prensa y los grupos pro cannábicos interpretaron que la OMS recomendaba cambiar el estatus de la cannabis y retirarla del listado de drogas peligrosas. No obstante, los expertos aclaran que esa lectura es incorrecta.
La evidencia es muy baja respecto a los aspectos positivos y sí están bien documentados los eventos adversos
Marcelo Pérez
Fundación Epistemónikos
El Dr. Cuadrado señala que “es importante desmitificar lo que ha dicho la OMS respecto a la cannabis, la cual ha recomendado mantenerla en la lista I de sustancias narcóticas e incluir algunos de los cannabinoides derivados de la planta en la misma lista. Este documento incluiye sustancias que son muy adictivas, como la cocaína y la heroína, por lo que hay un mito que se está tratando de instalar con esta recomendación de la OMS. Por otra parte, lo que sí dice y que hay una modificación es que hay una molécula que es el cannabidiol, que se deriva de la cannabis, que sería excluida de los controles internacionales de estupefacientes, debido a que podría tener un rol terapéutico en dos tipos de epilepsias refractarias que son el síndrome de Dravet y de Lennox-Gastaut, como tratamientos de última línea”.
Sobre este punto, el Dr. Ibáñez explica que “éste es uno de los componentes de la planta, es el compuesto no psicoactivo, por lo tanto, no produce adicción. Sin embargo, el comité de expertos de la OMS no sugiere sacar de la lista de las drogas más adictivas al resto de los componentes, incluida la planta”.
Finalmente, el Dr. Zamorano añade que se debe tener cuidado, “porque si bien es un error que parece conceptual, estas malas informaciones quedan en el conocimiento colectivo de las personas y lleva a las personas a la confusión”.