Dr. Luis Vargas Atton
Presidente MGZ Chile. Médico EDF CESFAM Santa Cruz
Corrían los últimos días de julio de 1955, cuando en Chile se establecía el Generalato de Zona como una política pública orientada a llevar la salud a los rincones más alejados y postergados de nuestro país. Desde aquel momento a la fecha han pasado 68 años y, si bien hablamos de un país distinto en términos sanitarios, la vigencia inspiracional del Médico en Etapa de Destinación y Formación (EDF) – como hoy se le conoce al antiguo “General de Zona” – sigue intacta.
Seguramente entre los que leen estas líneas habrán innumerables recuerdos de experiencias heroicas, desde la experiencia personal o de algún cercano General de Zona, del pasado. Y si bien esos traslados en lancha, contra viento y marea, siguen presentándose, hoy la heterogeneidad de perfiles de desempeño es bastante más amplia. Hablamos de aproximadamente 2500 médicos y médicas ubicados geográficamente desde Visviri por el norte, hasta Puerto Williams, por el sur, abarcando las principales urbes y también las zonas más alejadas del territorio en sus dispositivos de Atención Primaria u hospitales de baja y mediana complejidad.
La apertura de más plazas de destinación contempló este cambio de paradigma y estableció de forma clara las diferencias en el desempeño, siendo todas igual de válidas para el paso final que significa el inicio de la especialización. ¿Es esta diferencia en el desempeño un menor desafío frente a lo previo? Simplemente no. Y es que hoy el contexto social y sanitario demanda establecer abordajes integrales a problemas complejos, comprendiendo aquella característica, integrando esfuerzos multidisciplinarios y ampliando el conocimiento técnico. La lejanía y aislamiento, con la consecuente responsabilidad de resolución, implican evidentes complejidades, pero también las representan el desempeño profesional en medio de la amenaza de la delincuencia en las ciudades, la falta del tejido social articulado, aun cuando exista buena conectividad, o la violencia social que afecta a los funcionarios de salud. Todos, sin duda, elementos que desafían el desempeño diario de los colegas a lo largo del país, sin importar la naturaleza de su plaza individual.
Es en estos mismos desafíos donde creo que radica la esencia del espíritu del Médico EDF: aquella vinculación comunitaria y compromiso por avanzar en los desafíos epidemiológicos de la población, aquella flexibilidad en el desempeño y aquella resiliencia que, pese a los recursos limitados y las condiciones adversas, permite poner en práctica la mejor medicina posible. Es ese mismo vínculo y compromiso el que determina que hoy la gran mayoría de Médicos EDF, una vez terminada su formación como especialistas, decidan trabajar en el sistema público de salud, atendiendo a la misma población que antes los conoció como médicos generales.
Han pasado 68 años, pero aquí seguimos, más vigentes que nunca, comprometidos e inspirados por seguir construyendo salud desde los distintos rincones de Chile en que se requiera nuestro apoyo.