A nivel mundial, se estima que entre el 10 y 12% de los facultativos pueden sufrir burnout, depresión, ansiedad o alguna adicción, debido al estrés y la alta carga laboral que enfrentan. Las cifras preocupan, pues la calidad de la atención del paciente depende de que los profesionales estén bien. Distintos países ya han desarrollado iniciativas de cuidado para los colegas y, en Chile, nuestro Regional Concepción está trabajando en un programa piloto que aspiran replicar a nivel nacional.
Por: Daniela Zúñiga R. y Paulo Muñoz A.
En octubre de 2018, el nuevo presidente de la Asociación Médica Mundial (AMM), Leonid Eidelman, planteó su preocupación por la salud mental de los colegas, en su discurso de apertura de la Asamblea General que se realizó en Reikiavik, Islandia, cuando advirtió que de los más de 10 millones de facultativos en el mundo “casi la mitad de ellos tienen síntomas de agotamiento definidos como agotamiento emocional, desconexión interpersonal y un bajo sentido de realización personal. Esto influye negativamente en la calidad de la atención y acorta el tiempo de vida que un médico puede practicar la medicina”.
De acuerdo al dirigente, esto “es síntoma de un problema mayor, un sistema de salud que sobrecarga de trabajo cada vez más a los médicos y subestima sus necesidades. Tienen una increíble cantidad de estrés laboral al enfrentar una creciente carga administrativa, mayores costos operacionales, nueva tecnología y un incremento de la demanda de pacientes por una atención de primera línea”.
Aunque los estudios de la realidad nacional son escasos o acotados, existe variada evidencia internacional en la materia. El reciente reporte nacional publicado por Medscape en enero de 2019, sobre burnout, depresión y suicidio en médicos, reveló que el 44% indicó sentir un agotamiento extremo; el 11% estaba angustiado o triste y el 4% tenía depresión severa. Además, que el burnout afecta más a las mujeres (50%) que a los hombres (39%), pues enfrentan también el cuidado de los hijos y responsabilidades del hogar. En general, responde a largas jornadas de trabajo, falta de descanso, sistemas de registro complejos, sobrellevar la enfermedad o muerte de un paciente y una compensación escasa a todo este esfuerzo.
En la misma línea, un estudio presentado en el último Congreso Anual de la American Psychiatric Association (APA) de 2018, realizado por la Dra. Deepika Tanwar, del Programa de Psiquiatría del Harlem Hospital Center, en Nueva York, concluyó que los médicos tienen una tasa más alta de suicidio que cualquier profesión: el riesgo entre los hombres es el doble que en la población general y en mujeres es el triple o el cuádruple.
La investigación señala que el estrés comienza en la universidad y continúa en la residencia, con grandes exigencias y competitividad, condiciones que se repiten en cualquier parte del mundo, incluido nuestro país. Estudios de distintas universidades chilenas avalan esta hipótesis y señalan que los alumnos de carreras del área de la salud muestran una prevalencia del 36% de síntomas de estrés y en el caso específico de Medicina, la depresión y ansiedad es cercana al 40% y 13% sufre de burnout severo*.
Estas cifras son preocupantes, considerando que la calidad y la seguridad de la atención del paciente dependen de que los médicos estén bien. Por ello, algunos colegios profesionales de España, Estados Unidos, Canadá, Australia, Uruguay y Argentina, entre otros, han desarrollado programas de ayuda para sus colegas. Actualmente, nuestro Colegio Médico está trabajando también para ser parte de este grupo.
Al rescate de los médicos
El Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), nació en España hace 20 años y se ha convertido en referente en Europa y el mundo. Surgió por iniciativa del Colegio de Médicos de Barcelona y, actualmente, funciona en todo el país, bajo el la coordinación y financiamiento de la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSPOMC). A la fecha, han apoyado a más de 4.200 galenos, con excelentes resultados: más del 65% ha solicitado ayuda de manera voluntaria y cerca del 90% se han reincorporado a su trabajo habitual.
El Dr. Serafín Romero, presidente de la Organización Médica Colegial de España, destaca su importancia, ya que “los estudios coinciden en que el médico que enferma suele utilizar circuitos inadecuados de solicitud de atención, donde se incluyen autodiagnóstico y autotratamiento, consultas de pasillo o indirectas y un mal seguimiento terapéutico e higiénico/dietético. Cuando a esto se le suma el estigma asociado a un proceso mental y/o adictivo la cosa empeora aún más”.
En cuanto a las claves del éxito de esta iniciativa, afirma que lo prinicipal es que “garantiza la confidencialidad del médico afecto en todo el proceso, lo que facilita el acceso. Su abordaje profesional es especializado, tiene buenos resultados y emana de la misma profesión y el Colegio de Médicos”.
Agrega que “es una excelente herramienta de responsabilidad social corporativa de las asociaciones gremiales, que enlaza con la función de garantizar la mejor asistencia a los ciudadanos, al reconocer que podemos enfermar y como consecuencia podemos caer en la mal praxis. Esto es único en comparación con el resto de las profesiones”.
En Concepción, nuestro Consejo Regional ha decidido comenzar un trabajo de prevención y apoyo para los profesionales. “Con el correr de los años, hemos constatado que hay muchos problemas de salud mental en médicos en la zona -aunque estos datos son universales-. Tenemos muchos suicidios, casos de adicción y de depresión”, relata el Dr. Germán Acuña, presidente de nuestro regional y miembro de la Mesa Directiva Nacional.
Para ello, iniciaron un trabajo con los jefes de carrera y centros de alumnos de las universidades que imparten medicina en Concepción. “Uno de los factores que más afectan la salud mental de los médicos es el bullying, que comienza el primer año de universidad. La mayor parte de los estudiantes de medicina en Chile han sido los mejores alumnos de sus cursos y llegan a un lugar donde hay mucha competencia y se genera una condición nueva, a la que no estaban acostumbrados. Luego, en el periodo de internado, los jóvenes caen en burnout, porque tienen jornadas absolutamente agotadoras y al día siguiente tienen que rendir exámenes. Otro momento fuerte es la residencia o beca, donde se supone que el becado es un esclavo, no come, no descansa, tiene que hacer todo y llueven las frases como ‘si no es ahora no será nunca’, ‘te tienes que esforzar ahora para cosechar’”, subraya el Dr. Acuña.
Asimismo, para la conmemoración de la semana del médico, en diciembre pasado, invitaron al Dr. Juan José Dapueto, a cargo del programa de Bienestar Profesional del Colegio Médico de Uruguay (BienPro), quien dictó dos charlas, una dedicada a alumnos y docentes y otra sobre el cuidado del médico enfermo.
El Dr. Dapueto recalca la necesidad de ir formando a las nuevas generaciones y las sociedades respecto al estigma y discriminación hacia las enfermedades mentales y de incluir el autocuidado en las mallas curriculares. Además, es enfático al señalar que “es el momento de que las asociaciones profesionales se empiecen a preocupar de ello, porque es algo que lleva tiempo. Hay que darle mucha difusión, pero ser cauto en cómo se presenta, que sólo busca que se solucione su problema de salud y que de ninguna manera tiene un componente de supervisión o disciplinario. Genera mucha resistencia inicial, pero se logra superar una vez que la persona entiende que estamos para apoyarlo”.
Para complementar lo iniciado en diciembre con el Dr. Dapueto, el Regional Concepción realizará un seminario que abordará el cuidado del médico enfermo este 22 y 23 de abril y que contará con la participación del Dr. Serafín Romero. Este hito será esencial para la definición de cómo llevarán a cabo este proyecto. De momento, el Dr. Germán Acuña adelanta que “lo que nos interesa es generar acciones que permitan disminuir esto, que tengan como base la confidencialidad, para lo que, probablemente, vamos a tener una oficina de atención en nuestro Regional, ayuda de otros colegas en sus consultas o visitas domiciliarias, según sea necesario. A esto vamos a sumar la prevención desde el primer año de medicina, a través de este trabajo conjunto con las universidades, los jefes de carrera y centros de alumnos de Medicina”.
*Luis Irribarra, Pamela Mery, María Jesús Lira, Dr. Mauricio Campos, Sebastián Irarrázaval y Francisca González. ¿Cómo es la calidad de vida reportada por los estudiantes de Medicina? Revista Médica de Chile, 2018, 146:1294-1303.