En poco años, el uso de la mensajería telefónica instantánea se ha masificado de forma explosiva. Su utilización asoma como un problema para los profesionales médicos. ¿Deben los médicos utilizar WhatsApp para hablar con sus pacientes? ¿Se exponen a riesgos al hacerlo? ¿Cuáles son los límites para esta práctica?
Más de 1.280 millones de personas en el mundo utilizan diariamente el servicio de mensajería telefónica instantánea conocido como WhatsApp, según los resultados entregados en mayo de 2017 por Facebook, la gigantesca controladora de la aplicación. Y el número de usuarios crece diariamente. En Chile, el 92% de los chilenos tiene un teléfono inteligente y de ellos el 72% usa WhatsApp para comunicarse. Así lo arrojó la Encuesta Bicentenario de la Pontificia Universidad Católica de Chile y GfK Adimark en 2016.
Estas cifras se constatan en la calle. Con sólo mirar a nuestro alrededor mientras viajamos en el transporte público, estamos en una sala de espera o en alguna reunión, nos percatamos que gran parte de las personas están mirando sus teléfonos inteligentes, sin distinción generacional ni social. El fenómeno de la hiperconectividad es universal.
El académico de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, Daniel Halpern, explica que “en términos de interacciones, las personas tienen más comunicaciones vía mensajes, a través de tecnologías mediadas por algún tipo de pantalla, e-mail, mensajes de texto, que cara a cara. Eso es un hecho. Todos los estudios nuestros demuestran que las personas mandan más mensajes entre email y texto que comunicación cara a cara”.
El desarrollo explosivo del fenómeno WhatsApp hace muy difícil siquiera pensar en restringir el uso de esta aplicación en el ámbito relacional médico-paciente. Todas las fuentes consultadas para esta investigación coinciden en este punto. La cuestión, entonces, es cómo darle un uso adecuado y seguro, tanto para el médico como para su paciente.
La presidenta del Departamento de Ética del Colegio Médico, Dra. Gladys Bórquez reconoce la utilidad de esta nueva herramienta de comunicación, agregando que se debe utilizar en un ambiente consciente y reflexionado luego de haber generado un vínculo inicial en una consulta: “Uno puede dar el teléfono, el correo o el WhatsApp. Éste tiene la ventaja de las fotos en casos de lesiones, pero el riesgo es el mismo de hacer orientaciones telefónicas sin ver al paciente. El médico debe tener la prudencia de ver qué es lo que permite controlar por estas vías que no son personales, y tener mucho cuidado de lo que dice y escribe”, recomienda.
LA INQUIETUD DE LOS PEDIATRAS
Los médicos pediatras están especialmente requeridos para comunicarse con sus pacientes a través del WhatsApp. En agosto, los pediatras del Hospital de Valdivia analizaron junto con el abogado de Falmed en la Región de Los Ríos, Carlos Carnevali, las implicancias de esta herramienta.
La Dra. Claudia Bertrán, pediatra y presidenta de la filial Los Ríos de la Sociedad Chilena de Pediatría (SOCHIPE), indica que “la reunión surgió porque, tanto en la universidad, el hospital, como en la SOCHIPE, hemos recibido inquietudes de pediatras que se han visto abrumados por el volumen de consultas que reciben por WhatsApp y por saber cómo contestarlas correctamente para no verse enfrentados a una posible negligencia, ya que mediante esta vía no se puede hacer acto médico completo. Muchas veces sólo se reciben imágenes sin tener el contexto completo”.
El presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría, Dr. Humberto Soriano, también percibe que en el último año se han expandido. El Dr. Soriano valora el uso de esta herramienta en la medida que sirve para fortalecer la relación con los familiares de sus pacientes: “Hay varios pediatras que dan su WhatsApp a los padres y puede ser una excelente herramienta para resolver dudas a los padres en el control sano”, comenta el Dr. Soriano.
¿Qué sucede con las eventuales consecuencias legales del uso del WhatsApp? El presidente de la SOCHIPE tiene una opinión clara: “Los médicos debemos estar preocupados más por el bienestar del paciente que si nos van a extender una demanda. Los pediatras debemos estar disponibles para las madres y padres. El medio puede ser una secretaria que toma mensajes y nos cuenta, si es un correo, si es un WhatsApp, depende de cada pediatra. Pero lo importante es estar disponible, tiene gran valor en el mejor cuidado de los niños. Cuando uno se preocupa de la comunicación con los padres, del bienestar del niño como motivo principal y cuando uno transmite esa preocupación a los padres, la evidencia demuestra que es mucho menos frecuente que exista un juicio si hay un desenlace indeseado”, advierte el Dr. Soriano.
Con todo, el presidente de la SOCHIPE tiene límites claros: “Los pediatras y los que estamos en la academia enseñamos que el hacer diagnósticos es un proceso complejo que requiere de todos los elementos de la historia y del examen físico”. El abogado de Falmed en Los Ríos coincide en el punto: “Nuestra recomendación es a tener extremo cuidado y saber que muchos de los actos médicos seguramente no los podré hacer por WhatsApp, principalmente la fase de diagnóstico”.
EL RIESGO LEGAL
¿Es el WhatsApp una zona de riesgo desde el punto de vista legal? El abogado jefe de la Fundación de Asistencia Legal, Juan Carlos Bello, responde: “Es algo nuevo, y como tal puede que no estén claros los límites y los bordes donde se desarrolla esa atención en ese contexto. En consecuencia, por supuesto que puede transformarse en una zona lábil en la relación médico-paciente”.
El abogado Carnevali complementa la mirada jurídica: “Una atención, como sea que fuere, igualmente se enmarca dentro de un contrato de prestación de servicios médicos, por lo tanto es capaz de generar responsabilidades. Por esto, si se dispone algún tratamiento o medicamento, y después se produce algún efecto adverso, como médico será responsable. No lo exime de responsabilidad el hecho de haber evacuado la consulta no presencialmente, sino que por WhatsApp, con el agravante de que para el médico va a ser muy difícil argumentar que tuvo todos los antecedentes a la vista y que empleó todos los medios necesarios para llevar un adecuado diagnóstico e indicar un adecuado tratamiento”, dice el abogado.
¿Falmed ha tenido casos en que el WhatsApp haya generado un problema relevante? “Hemos tenido experiencia con casos que involucren esta forma de comunicación, pero no tanta como pudiera esperarse”, informa Bello. “Hemos tenido casos en los que, más que el diagnóstico o el tratamiento, la consulta posterior se hace por WhatsApp y eso ha llevado en un par de casos a juicio. Por ejemplo, pacientes que envían por WhatsApp las fotos de una herida producto de una intervención quirúrgica. En dos casos, eventualmente las heridas se complicaron. Las fotos fueron usadas como medio de prueba y los tribunales determinaron en ambos casos que cuando es necesario que el paciente concurra ante el médico para ser evaluado debe haber un acto presencial. Por ejemplo, en el caso de una infección en el que es relevante que el facultativo huela la herida, se requiere del olfato, un sentido cuyas percepciones no pueden ser transmitidas por WhatsApp”, expresa el jefe jurídico de la Fundación.
—¿Podría un tribunal considerar un mensaje de WhatsApp como prueba en un juicio?
—Sin duda, como cualquier medio de prueba previsto en el derecho chileno. Todo lo que se diga puede quedar establecido como un mecanismo de fijación de un hecho, con fecha y hora.
—Haciendo un paralelo, usted, como abogado, ¿aconsejaría a un defendido comunicándose con él a través de WhatsApp?
—Por WhatsApp podría, eventualmente, hacerle pequeñas observaciones, pero claramente, tal como en el caso de la relación médico-paciente, la relación médico-abogado requiere la presencia, sobre todo en la etapa del planteamiento del problema y de las posibles soluciones para éste. Creo sí que el acto médico es más complejo que el acto jurídico, por el tema de la percepción. Yo no necesito hacerle un examen físico al médico que tengo que representar. Pero en lo que sí se parecen ambas relaciones es en la importancia de la comunicación. Ésta debe ser efectiva, bilateral, y debe abarcar todo lo que va asociado a la literalidad de las palabras: gestos, matices. Esto se pierde un poco a través del WhatsApp.
—¿Qué recomendación le hace a los médicos que deciden usar la herramienta?
—Debo decir que todos estos avances en la comunicación médico-paciente deben utilizarse respetando la lex artis médica. Aquellas actuaciones médicas que requieren necesariamente la presencia de un médico frente a su paciente no pueden ser suplidas por ningún tipo de tecnología que no sea la visión directa y, en muchos casos, la palpación concreta, incluso oler. En suma, percibir al paciente a través de los cinco sentidos del médico. Si, desde el punto de vista médico, se trata de una actuación que requiere la presencia del médico frente a frente con el paciente, nuestra recomendación es que no se realice a través de WhatsApp. Por el contrario, si la ciencia médica indica que para una interacción médico-paciente, y en un caso particular, no se requiere de la presencia física, se podrá suplir la lejanía mediante otros mecanismos. Entonces, quien manda acá no es la tecnología, no manda el WhatsApp: manda la lex artis. La lex artis debe ser respetada tanto en los actos presenciales como en las comunicaciones a distancia con el paciente.