El Dr. Kléber Monlezun Soto, creador de la Fundación de Asistencia Legal del Colegio Médico, es recordado por sus colegas, familiares y amigos como un hombre sencillo, alegre y, sobre todo, visionario. Fue el responsable de sentar las bases del modelo educativo y de prevención de la institución para reforzar la relación médico-paciente y así evitar que el acto médico se judicialice.
Por Pedro Soto
Es 8 de agosto de 1998. Todo está cuidadosamente preparado para la inauguración de la nueva oficina de la Fundación. Pero la actividad se aplaza. Producto de una complicación pulmonar, el Dr. Kléber Monlezun Soto es trasladado a Clínica Alemana. Nunca vería funcionar la oficina, pues fallece el 18 de agosto de ese año.
“La inauguración de la sede de Falmed coincidió con su hospitalización de la cual nunca se recuperó. Pero antes de perder consciencia producto de un coma inducido en la UTI, dijo que debía inaugurarse en la fecha prevista, aunque él no estuviera presente. Esa sencillez vale más que mil palabras”, dice su hijo, el abogado Kléber Monlezun Cunliffe.
Un gran humanista siempre pensando en el prójimo. Hincha acérrimo del Colegio Médico. Así califican al Dr. Kléber Monlezun Soto colegas, abogados y amigos que se cruzaron en su trayectoria política, social, gremial y médica. A ellos les trasmitió la necesidad de crear una organización para promover la buena praxis médica a través de la educación, empatía y buen trato hacia el paciente; además de entregar una asesoría legal honesta frente a posibles eventos adversos, recuerda el Dr. Juan Eurolo, presidente del Consejo Regional Valparaíso y estrecho colaborador de Monlezun.
A inicios de los noventa, la reticencia y el desconocimiento fueron sus mayores adversarios, pues en el Chile posdictadura, la judicialización de la medicina era un concepto ausente en tribunales y aulas. Tampoco había periodistas persiguiendo facultativos por una presunta mala praxis ni existía una industria de negligencias médicas con abogados entregando tarjetas a pacientes a la salida del box por si decidían demandar.
Era algo lejano, propio de otros países.
–Esto no sucede acá—, le respondían varios colegiados al Dr. Monlezun.
–Nunca me va pasar—, sostenían otros.
“Yo era uno de los escépticos”, reconoce el diputado y expresidente de Colmed y Falmed, Dr. Juan Luis Castro. El también expresidente de la Orden y exdiputado Dr. Enrique Accorsi, señala sonriendo: “Cuando se le metía una idea en la cabeza, no paraba. Kléber era muy insistente”.
El fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson acuñó el concepto «instante decisivo» que “permite sorprender la vida” al hacer una toma. Congelar un momento que jamás se perpetuaría de no presionar el obturador en la circunstancia y segundo adecuados. El Dr. Monlezun oprimió el botón.
Transcurre 1993. El Dr. Alfredo Elgueta, entonces jefe de Trauma-tología del Hospital Militar, fue acusado de implantar una prótesis en la cadera equivocada del exministro de la Corte Suprema, Lionel Beraud. Luego de ser demandado por 80 millones de pesos de la época, el Dr. Elgueta terminó pagando más de $40.000.000.
Ese hecho fue un argumento central del Dr. Monlezun para convencer a sus colegas que la judicialización se instalaría en Chile y que el fenómeno que podía afectar a cualquier facultativo. También puso de manifiesto su sentido social y gremial, siempre centrado en el médico. El Dr. Elgueta tenía un grado militar. En paralelo, el Dr. Monlezun era un reconocido “hombre de izquierda”. A pesar de sus diferencias, considerando el contexto político y social del momento, “Kléber” fue el primero en ofrecer su ayuda.
—Muy milico será, pero es médico. Lo están acusando de negligencia y está botado. Hay que ayudarlo de alguna manera—, afirmó el Dr. Monlezun en una reunión directiva en el Colmed.
Luego de sus argumentos, se invitó al Dr. Elgueta al Colegio Médico, presidido entonces por el Dr. Ricardo Vacarezza, para conocer detalles de la fallida operación y analizar la posibilidad de entregar una ayuda. Al traumatólogo ya lo habían despedido.
“Yo siento que le dimos limosna a un ciego, porque perdió no solo plata, sino su prestigio. Han barrido el suelo con él, yo creo que esto nos puede pasar a cualquiera”, fueron palabras del Dr. Monlezun que recuerda hoy el Dr. Juan Eurolo.
Este instante decisivo que lo llevó a crear Falmed, también hizo ver al Dr. Monlezun que era imprescindible apostar también por la educación y la buena relación médico-paciente, aspectos centrales en la buena praxis médica.
El caso Beraud
Se afirman las bases de la fundación
En 1994 se conciliaron aspectos legales, gremiales y éticos de la futura relación del Colegio Médico y Falmed. El 13 de enero de 1995 se firmaron los estatutos de la Fundación y se eligió a la primera directiva: Dr. Kléber Monlezun, presidente; Dr. Fernando Espina, vicepresidente; Dr. Juan Maass, secretario; Dr. Juan Eurolo, tesorero; y el abogado Jaime Varela como director.
El 4 de julio de 1995 el Consejo General del Colmed ratificó la constitución de Falmed. El 11 de julio de ese año, el Ministerio de Justicia aprobó sus estatutos, obteniendo así su personalidad jurídica. Falmed se impulsó desde el gremio como una entidad independiente al Colegio Médico, con otro RUT y otra forma de organización. Se erigió como fundación y no asociación gremial. Se consideró que no era procedente que a un médico acusado de negligencia el Tribunal de Ética lo juzgara y, por otro lado, una instancia del mismo Colegio lo defendiera judicialmente. Sin embargo, sí se estimó que la Fundación debía responder a los valores y códigos éticos de la institución madre.
Un puertomontino más
Joven procurador en esa época y futuro abogado jefe de Falmed, Juan Carlos Bello, lo evoca. “Era un persona muy cercana y de gran solidaridad. Uno conversaba y reía con él. Era muy inteligente, porque siempre tenía un punto de vista interesante sobre temas cotidianos. Era un hincha del gremio y defensor de los médicos”.
Según Bello, fueron tres razones que impulsaron al Dr. Monlezun a la creación de Falmed: “El emblemático caso Beraud; que dos de sus hijos son abogados y, en tercer lugar, el resguardo de la labor médica”.
A fines de la década del noventa, la psiquiatra Dra. María Loreto Lorca era presidenta del Consejo Regional Puerto Montt. “El Dr. Monlezun fue nuestro consejero, es decir, nuestro representante ante la mesa nacional”, precisa.
“Su interés por iniciar Falmed estaba en la necesidad de mejorar la relación médico-paciente y su énfasis no era juntarnos para defendernos, sino mejorar nuestra relación con el paciente para de esta manera disminuir las consecuencias negativas y evitar la judicialización”, recalca la Dra. Lorca.
La psiquiatra profundiza: “Hay un principio que aprendí de él y tiene mucho sentido: los pacientes y/o su familiares podían perdonarnos todas las deficiencias de infraestructura y organización del sistema público, pero nunca nos iban a perdonar el mal trato”.
“Cuando se rompe el vínculo con los pacientes de un buen trato, estamos ad portas de un proceso judicial, fuera por la razón que fuera desde la más sencilla a la más grave”, sostenía el Dr. Monlezun en las reuniones del Regional de Puerto Montt.
“Kléber debe mirarnos desde otras llanuras. Nos mira complacido de su trabajo y de lo que llegó a ser Falmed y espero siga sobresaliendo”, acota el ex dirigente gremial del Colegio Médico y Falmed, el Dr. Eduardo Welch.
Líder gremial en tiempos difíciles
“Monlezun estuvo en el lado correcto, nunca se acomodó ni buscó un privilegio. La historia lo reconoció, por ello fue vicepresidente del Colmed”, manifiesta el diputado Dr. Juan Luis Castro, quien agrega que “yo era un médico joven (25 años) y escuché su retórica y planteamiento político. El Colegio Médico se movilizó fuertemente en las protestas del año ‘83 al ‘86 (dirigido por Dr. Juan Luis González) quien creó la Asamblea de la Civilidad, que junto a otros movimientos derivaron en el plebiscito del No”.
“Siempre lo vi como un líder muy activo que permanentemente reunía el apoyo de movimientos gremiales en contra de la dictadura militar desde el ámbito del Colegio Médico. Fue promotor de la lucha social de la época, defendiendo los derechos humanos”, puntualiza el Dr. Castro.
La partida de un humanista
En 1998, el Dr. Enrique Accorsi presidía al gremio cuando se enteró del fallecimiento del Dr. Monlezun. La noticia lo golpeó.
“Todavía se puede oír su voz apasionada exponiendo sobre el quehacer médico o manifestando su espontánea y chispeante alegría, siempre creando, buscando nuevos horizontes y desafíos”, fueron las palabras del Dr. Accorsi en el tributo que rindió la Orden a “Kléber”, consigna “El Recetario”, revista del Consejo Regional Santiago publicada a fines de 1998.
Consultado para esta publicación, el Dr. Accorsi recuerda que “Kléber era partidario que los temas vinculados a la mala praxis se enseñaran en las universidades a los futuros médicos y que también este conocimiento sea compartidos con los médicos de zonas extremas”.
En 1996 la revista Vida Médica entrevistó al Dr. Monlezun para conocer su visión sobre Falmed.
“La creación de Falmed, que en un año y medio cuenta con más de mil quinientos afiliados, estuvo orientada a precisamente a la defensa de mis colegas ante acusaciones de mala praxis. La respuesta de los médicos que se han integrado a la Fundación demuestra que estábamos en lo cierto al alentar su creación. Chile recién está ingresando a la pendiente de denuncias que ha significado una perversa transformación de cómo hacer medicina en Estados Unidos, por ejemplo”, aseguró en aquella oportunidad. La historia confirma que el Dr. Kléber Monlezun Soto no se equivocó.
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“Él intuyó que se avecinaba la judicialización de la medicina”
El abogado Kléber Monlezun Cunliffe examina la obra de su padre. —¿Desde la distancia y la perspectiva del tiempo, cómo observa usted la gestión a favor de los médicos realizada por Falmed? —Creo que Falmed ha crecido bastante incorporando nuevas áreas legales. Sin embargo, lo importante de este crecimiento es que también vaya de la mano con la calidad, y en tal contexto, debe ser siempre dirigida por médicos. Si se mercantiliza el tema, se desnaturaliza su esencia y la razón de ser de Falmed. Por lo tanto, llamo a Falmed a ser cuidadosa en ese aspecto y recordar que nació bajo el alero del Colegio Médico. —¿Cómo cree que el Dr. Monlezun evaluaría el aumento de la judicialización de la medicina en los últimos años y que servicios para Falmed incorporaría? —La judicialización de la medicina y la falta de protección legal de tipo profesional a favor de los médicos, fue precisamente la razón de mi padre para esbozar y crear Falmed. Él intuyó que se avecinaba la judicialización de la medicina y se propuso crear una instancia que se preocupara de defender a los médicos ante situaciones de ser acusados por eventuales o supuestas negligencias médicas. En ese sentido, puede decirse que se anticipó a su tiempo. |
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