El oftalmólogo se ha dedicado a mejorar la salud ocular de las personas de escasos recursos. Esto, a través de asistencias médico-quirúrgica, que -en muchas oportunidades- han logrado devolver la vista a pacientes que no tenían acceso a atenciones de especialidades médicas.
Por Gonzalo Ríos A.
Un niño que soñaba con ser médico recorre en bicicleta las calles de una de las ciudades más australes del mundo, con el fin de asistir a los ancianos de esta remota y gélida zona. La que perfectamente podría ser la trama de una película, es una escena del mundo real, que tuvo lugar en Punta Arenas a comienzos de los 80.
“Para mí era un juego, pero uno que me tomaba muy en serio. Yo llegaba en mi bicicleta a tomar la presión arterial en domicilios y clubes de adultos mayores. Me acuerdo que les hablaba del autocuidado, porque pese a ser chico tenía muy claro que eso incidiría en su calidad de vida”, cuenta el Dr. Dennis Cortés, hoy a sus 54 años.
Pero la historia arranca más temprano aún, en su natal Viña del Mar, con una figura determinante en su vida: su abuela, Elba Salinas. “Mis padres tenían trabajos bien duros. Mi madre era peluquera y mi padre marino de la Armada, entonces pasaba mucho tiempo con mi abuela Elba que era voluntaria de la Cruz Roja. Me llevaba a los policlínicos donde hacía curaciones. Debo haber tenido unos seis o siete años. En ese tiempo sólo miraba, pero ella me empezó a enseñar. Su cariño y dedicación activaron en mí la conexión con el área de la salud”, asegura el profesional, cuya familia la completan dos hermanas, una mayor y otra menor.
Este mismo impulso, llevó a ese niño que soñaba con ser médico a ingresar a la carrera de medicina en la Universidad Austral de Valdivia. Otra ciudad más para su vida marcada por el constante movimiento. “Si bien mis padres me apoyaron, de todas formas costear una carrera así es muy difícil. Más aún si vienes de afuera, teniendo que arrendar una pieza y costear alimentación. Yo intentaba trabajar en mis tiempos libres. Entre las pegas que hice, trabajé como guardia de seguridad en una discoteca los fines de semana. Entre esto y los turnos de mi internado, sacrifiqué muchas horas de sueño para sacar mi carrera adelante”, recuerda.
De Tocopilla con amor
Tras terminar sus estudios, el Dr. Cortés contrajo matrimonio con Claudia, su compañera de toda la vida, a quien conoció cuando ambos tenían apenas 12 años. Optó por ser Médico General de Zona en el Hospital de Tocopilla. Durante su estadía, advirtiendo la importante cuota de población flotante en las caletas de la zona, organizó el primero de muchos operativos médicos, que luego se transformaría en un proyecto de rondas médicas regulares, y se extendería hacia el norte y sur de Tocopilla. Esto, junto a otros colegas que después partirían a hacer sus respectivas especialidades a Santiago. Por su parte, él volvería a la capital a hacer su beca de Oftalmología en la Universidad Católica.
¿De todas las especialidades, por qué se inclinó por Oftalmología?
Me marcó mi paso por el norte. Regularmente llegaban pacientes que requerían interconsultas para distintas especialidades. Cuando eres MGZ, uno de los temas más notorios y que se replica a nivel nacional, es la alta lista de espera en especialidades, sobre todo en localidades alejadas de los polos de desarrollo económico. En cuanto a la oftalmología, creo que influyó la gran cantidad de pacientes con problemas oftalmológicos que llegaban y también, el impacto inmediato que podían tener las intervenciones oftalmológicas en la calidad de vida de las personas.
Es medio loco, pero haciendo memoria, mi padre una vez tuvo un trauma ocular bastante complicado. Fue muy difícil el tema de la resolución, muy molesto… Entonces me dijo ‘cabro, tienes que ser oftalmólogo’. Esto fue mucho antes de estudiar medicina. Quizá eso quedó en mi inconsciente y lo asocié de más grande.
Vocación al servicio de los pacientes
¿Cómo siguió después con el tema de los operativos?
Junto al grupo de colegas y amigos con los que había trabajado en Tocopilla, después de que todos termináramos nuestras especialidades, planificamos realizar un operativo médico-quirúrgico multidisciplinario en esa misma ciudad, lo que se concretó el 2014. A partir de entonces, hemos realizado y coordinado numerosos operativos oftalmológicos, llegando a cubrir distintas localidades a lo largo del país. La idea siempre fue hacer la mayor cantidad posible de atenciones en un período de tiempo acotado, mayormente durante los fines de semana. En esta línea es importante ser muy resolutivos. No sólo hacer miles de diagnósticos y derivar a pacientes para resolución de patologías, pues esto lleva al colapso del sistema local.
¿Algún operativo que recuerde con especial entusiasmo?
Son muchas las historias potentes. Recuerdo, por ejemplo, un paciente de Tocopilla que llevaba más de seis años ciego bilateral con cataratas. Era un paciente joven, que estaba con una depresión tremenda y llegó en silla de ruedas. Venía de María Elena, que en ese momento era la última salitrera que había en Chile. Le hicimos una cirugía, con la cual pudo recuperar la vista de ambos ojos. Cuando terminó el procedimiento, saliendo del campo quirúrgico se puso a llorar. Imagínate el impacto para una persona ciega, salir del pabellón y poder ver. También recuerdo a una paciente de un operativo que organizamos el año pasado en Futaleufú, Palena y Chaitén. Ella venía de una isla y había viajado más de 12 horas por lancha y tierra para llegar a Futaleufú, donde teníamos montado el pabellón quirúrgico. Y también, ciega por varios años. Imagínate, cuándo la iban a ir a ver a una isla. Entonces el impacto para ella fue tremendo y las historias que te cuentan son emocionantes.
Recientemente, en Isla de Pascua, pudimos solucionar distintos temas, como atenciones oftalmológicas de adulto, cirugías de cataratas, estrabismo, cirugías de vía lagrimal y párpado, atenciones pediátricas y pacientes con TEA con una serie de comorbilidades oculares. Esto les cambia la vida no sólo a ellos, sino que a toda su familia.
También recuerdo especialmente un operativo en el contexto de los incendios forestales del 2017 en Santa Olga y Los Aromos, mientras viajábamos al sur con mi familia. Con Claudia, mi esposa, y nuestros hijos: Alonso, Carla y Vicente no dudamos en desviarnos de nuestra ruta original, para apoyar las atenciones médicas. El apoyo de mi familia ha sido clave para poder realizar, participar y coordinar este tipo de actividades y me siento muy orgulloso y agradecido por eso.
¿Cuánta gente han llegado a atender en un operativo?
El número es variable, porque se realizan habitualmente los fines de semana, idealmente largos, para evitar suspender las actividades programadas en la semana. En mi caso, oftalmología tiene una lista de espera importante. Generalmente hacemos entre 300 y 750 atenciones oftalmológicas de adultos y niños. Los procedimientos quirúrgicos, entre 30 y 70 más o menos. Pero también se realizan una serie de procedimientos, diagnósticos, exámenes complementarios y screening para la detección de patologías oculares que pueden potencialmente causar ceguera como catarata, glaucoma o la retinopatía diabética.
Ahora en Isla de Pascua, fueron más de 1.500 atenciones y 120 cirugías. Trasladamos equipos desde Santiago para realizar cirugías de cataratas, pterigion, estrabismo, vía lagrimal y cirugía de párpados, entre otras.
Dr. Dennis Cortés Novoa
Médico cirujano de la Universidad Austral y oftalmólogo de la P. Universidad Católica de Chile; con subespecialidad en córnea y segmento anterior en Department of Ophthalmology and Vision Science, UC Davis Health System Eye Center, Sacramento, USA.
Sus áreas de trabajo son las enfermedades de la córnea y de la superficie ocular, cirugía refractiva LASIK, cirugía de catarata, injertos de córnea, y oftalmología general adultos y niños.
Se desempeña como oftalmólogo en el Hospital Dr. Sótero del Río y la Red de Salud UC CHRISTUS.
Profesor Asistente Adjunto de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Docente Curso de Formación y Perfeccionamiento de Oftalmólogos.
Past-Presidente de la Sociedad Chilena de Oftalmología.
¿Qué notoriedad tienen y cuánta gente se moviliza para un operativo?
Hay muchos operativos que se hacen en forma completamente anónima. Operativos como el de Isla de Pascua tienen un poco más de visibilidad, pero -por lo general- no se difunden mucho estas actividades, que son muy potentes para la calidad de vida de muchas personas. Viajamos médicas y médicos de distintas especialidades, enfermeras y enfermeros, TENS, arsenaleras(os), anestesistas y becadas y becados que son un apoyo muy importante, porque se están formando y la idea es que se motiven y continúen con este tipo de actividades. Todo el equipo está muy involucrado y dispuesto a apoyar la actividad. Saben que tienen que moverse rápido, pero con los mismos criterios de calidad y seguridad. Entonces, es importante que sea un grupo que se conozca y sepa trabajar en equipo. Es un trabajo muy intenso y muchas veces no alcanzamos a conocer el lugar donde vamos, pero todos volvemos a casa con el corazón lleno.
¿La solución a las listas de espera?
De acuerdo, a un informe emitido por la Subsecretaría de Redes Asistenciales, con fecha 29 de septiembre de 2023, ORD.C.Nº 3486, en el ítem III, relativo a las listas de espera, señala que en el rango etáreo de entre 15 y 64 años, las especialidades con mayor listas de espera son:
“Si me preguntas, obviamente no es la solución ideal. Es una solución que debiese ser transitoria, mientras se trabaja en paralelo con un proyecto que involucre atención y resolución en forma estable. Pero el impacto de un operativo es tremendo, como los casos que te señalaba. Por lo mismo, tratamos de involucrar a todos los colegas locales en la zona donde vamos a trabajar, porque cuando resuelves un tema quirúrgico, no está exento de tener una complicación. Entonces realizamos controles postoperatorios: al día siguiente, a la semana y a la cuarta y sexta semana. Esto lo llevamos a cabo con apoyo de los colegas locales si es requerido”, indica el Dr. Cortés, quien ha organizado al menos un centenar de operativos a lo largo del país.
¿Cómo se logra dar continuidad a estas atenciones, para que no queden como hechos aislados?
Nosotros realizamos una visita al lugar y planificamos con bastante antelación la actividad. Viajamos al operativo y a los controles requeridos. Esto nos permite conocer distintas realidades locales y con esta base planificar algunos pilotos. Por ejemplo, en Futaleufú estamos trabajando a la par con el Servicio de Salud Reloncaví, para implementar unidades oftalmológicas móviles de alta resolutividad que entreguen atenciones de manera regular y permanente. Esto nos permite mayor resolutividad y hacer un mejor filtro para atenciones médicas y quirúrgicas. Queremos hacer lo mismo en otras localidades, tratando también de mejorar el recurso humano y equipamiento médico de estos lugares, por ejemplo, para hacer un mejor diagnóstico y estudio complementario. Otra de las cosas que queremos implementar en estos puntos es hacer rotativas de residentes que hagan rondas rurales, para facilitar el diagnóstico de patologías oftalmológicas y después que apoyen las actividades que se planifiquen.
¿Cómo se consiguen los equipos y los insumos?
Son actividades que generalmente las coordinamos con el Minsal y su programa de resolutividad de listas de espera, trabajando con los Servicios de Salud locales. También contamos con el apoyo de otras instituciones, como el Hospital Sótero del Río, que para el operativo de Isla de Pascua nos facilitó un equipo láser, gracias a lo que pudimos realizar más de 60 procedimientos. La Red de Salud UC Christus también fue un súper apoyo. Nos facilitaron cajas quirúrgicas, equipos de diagnóstico y otros insumos para casos complejos. También hay varias empresas privadas que nos apoyan facilitando equipos.
Sostenibilidad: El desafío de los operativos médicos
¿Los operativos debieran ser pagados o voluntarios?
Creo que se puede trabajar en ambas instancias. Los que nosotros hemos realizado han sido voluntarios, pero tampoco veo con malos ojos que se hagan actividades que sean pagadas. Y si puedes ayudar a resolver un problema grande, manteniendo criterios de calidad y seguridad, no veo el problema en que esto sea remunerado. Lo que sí, en este punto creo que es muy importante que también se les dé prioridad a los colegas locales -especialmente aquellos que trabajan en el sistema público- en las licitaciones. Porque muchas veces se les otorgan a privados que vienen de Santiago, que van, hacen el diagnóstico y/o cirugía y regresan sin dar continuidad a la atención. Esto a la larga termina colapsando el sistema de salud local.
En este sentido ¿cómo se trabaja para dar las herramientas a los profesionales de estas localidades?
Es un tema al cual hay que ponerle cabeza y que como Sociedad Chilena de Oftalmología también tenemos un rol que cumplir ahí. Es fundamental que exista una planificación para formar especialistas con un compromiso de retorno, que permita resolver el problema a largo plazo. Es decir, que haya coordinación para formar especialistas y subespecialistas y que existan polos de desarrollo que eviten que pacientes de regiones tengan que ser referidos a Santiago para resolver temas más complejos. En esta línea, para que el paciente reciba una atención de calidad es clave que los especialistas cuenten con los RRHH, infraestructura, equipamientos e insumos necesarios para trabajar adecuadamente y desarrollarse en su ámbito.